Los vecinos de la urbanización de Cap Blanc en el Faro de Cullera viven otro verano más con problemas para acceder a la urbanización. Cuando llega el verano, mucha gente accede a la playa de Cap Blanc y al chiringuito que está justo enfrente de la única entrada de la urbanización y junto a la playa. Acceden con sus vehículos dentro de la urbanización, ya que no está cerrada, y aparcan donde les parece, sin respetar las señales de prohibición de aparcar. Aparcan indiscriminadamente junto a placas de prohibido aparcar o en acceso a viviendas, lo que en muchos casos imposibilita el acceso de los propios vecinos.
Por esta única entrada tienen acceso más de 4000 viviendas. pero también tiene el acceso una residencia de mayores. Los vecinos en las calles de doble sentido al aparcar a ambos lados en caso de cruzarse dos vehículos no pueden pasar. Además el aparcamiento indiscriminado hace que en caso de necesidad, los vehículos de emergencia o no puedan acceder o tengan muy difícil el acceso.
Los vecinos aseguran que llaman a la policía local, escasa para la gran población flotantes de los meses de julio y agosto y en la mayoría de ocasiones no acuden, con lo que los vehículos mal aparcados están horas, incluso días.
Unas viviendas situadas en desde la costa hasta la montaña y que tienen éste como único acceso
Los problemas de la Urbanización de Cap Blanc
Esta urbanización de Cap Blanc construída hace más de 30 años y en constante ampliación con nuevas edificaciones nunca fue recepcionada por el Ayuntamiento de Cullera. Así, ni es pública ni es privada. La parte más alta no dispone ni de contenedores de basura y menos de reciclaje y el camión de recogida sube en pendientes y en curvas marcha atrás, una maniobra muy peligrosa, y que en cualquier momento se puede despeñar a una vivienda.
Todo el mantenimiento de la urbanización de Cap Blanc corre a cargo de una empresa creada por los vecinos para ello, y llevan años de negociaciones con un Ayuntamiento que una y otra vez les pone trabas y retrasa esta entrega. Han conseguido que al menos el consumo de las farolas las pague el consistorio municipal, pero la jardinería, limpieza incluso arreglos de mantenimiento van a cargo de la urbanización.
Las lámparas fundidas de las farolas o las marcas viales han de ser sufragadas y cambiadas por la propia urbanización. Llama la atención que esta urbanización posee uno de los IBIS más altos del municipio, recaudándose una fortuna por las viviendas en concepto de impuesto de bienes inmuebles municipal.
La playa sin socorristas y la parada de bus con un cartel pegado a la valla de la urbanización.
La playa no ha tenido junio ni gran parte de julio socorrista, y el puesto de vigilancia ha estado cerrado excepto los fines de semana. la parada de autobús no tiene asiento alguno ni marquesina que proteja del sol o la lluvia a los usuarios, un simple cartel plastificado pegado en la valla con precinto advierte de los horarios y una marca en el suelo con la palabra “BUS” son los únicos testigos de la parada del autobús que une el faro, Cullera y la estación del tren de Renfe.
Desde que se construyó el chiringuito los vecinos cercanos se quejan de la música y el ruído hasta la madrugada durante todo el año, así como del estado del asfalto de los accesos y la carretera del faro, con múltiples parches y ninguna limpieza.
El Ayuntamiento de Cullera y el abandono de las pedanías
El Ayuntamiento de Cullera tiene deberes pendientes desde hace años con esta urbanización, pero no es la única, tiene problemas con La Isla de los Pensamientos, donde por fin tras 40 años han cambiado los palos de madera con una farola de hace 40 años por farolas de fundición, eso sí, la mitad de las noches no funcionan. Aquí también la jardinería la para las urbanizaciones de la zona.
El abandono de la zona por parte municipal se suma a la de la propia alcaldesa pedánea cuya oficina sólo tiene de un par de horas a la semana y que no conoce ni a los colectivos sociales ni culturales de la zona. Pues parece que ni vive en la zona, está censada sí, pero tiene una casa de veraneo que ocupa un mes al año.
El Ayuntamiento de Cullera, parece que quiere vender la imagen turística, pero abandona a la parte costera de la población, así El Dossel, El Faro, El Racó y también El Brosquil y Marenyet, sufren el abandono municipal, y carecen de casi cualquier servicio municipal más allá de la recogida de basuras que ni siquiera llega a todas las calles. Algo no funciona desde hace años en Cullera y nadie lo solventa.