Hola alcaldesa, Doña María José Catalá me dirijo a usted después de que estemos sietes meses intentando reunirnos con usted, pero aún no lo hemos conseguido, no hemos tenido esa suerte, por ello quizás con esta carta abierta usted que conoce perfectamente nuestra problemática empatice con nosotros.
Un 8 de marzo de 2017 el Ayuntamiento de Valencia atropelló nuestras vidas, las diez mujeres que trabajábamos en el bar que su Consistorio Municipal cerró en el Mercado Central. Ocho familias rotas por un empecinamiento que sigo sin entender, y usted tampoco cuando estaba en la oposición. Una persecución del anterior consistorio municipal acumulando expedientes llenos de irregularidades, pero en el fondo a lo que quiero que usted entienda, fueron 10 familias rotas, una persona con discapacidad, otra con un hijo a su cargo discapacitado, y en suma 8 dramas que comenzaron por supuestamente una inquina personal del anterior concejal de Mercados.
Doña Catalá llevábamos años soportando partes llenos de irregularidades y falsedades, en el fin, se nos quería cerrar a toda costa por en teoría ser afines a la oposición, entonces a ustedes. Todo porque habían Senyeras y banderas españolas en el bar.
Desde el cierre de la actividad, nos encadenamos y recogimos 17.000 firmas entre los viandantes, pero de nada sirvieron, a pie de calle, una a una, ¿sabe lo que costó sumarlas?. Las presentamos por registro de entrada, y de nada sirvieron las firmas de 17.000 personas.
Diez familias se fueron a la calle, sin entender qué pasaba. Pero en las épocas de más trabajo llegábamos a ser 14.Usted y su partido, como Vox empatizó entonces con nosotras, pero hoy usted es alcaldesa y seguimos una larga lucha de 7 años sin soluciones, de desgaste anímico personal.
Hoy usted es la alcaldesa, y le pedimos que resuelva el expediente, que conozca nuestra lucha, y recuerde sus promesas, de un cierre ideológico como bien me dijo usted. Ahora siete años después seguimos igual.
Su concejal Santiago Ballester no nos ha recibido, nos envió a su asesor a hablar con nosotros, le expresamos nuestra problemática hace meses y desde entonces nada sabemos. Ya se ha demostrado que lo que aducían para el cierre no era verdad, pero ustedes han acabado la faena de Compromís.
Se me partió el alma cuando vi que ustedes y su concejal permitía hace meses se llevaran los enseres que quedaban en el bar. El trabajo de toda una vida, unos enseres ganados con el sudor de nuestra frente y cómo una panda de chavales posiblemente sin contrato los trataba a patadas, destrozando la cocina y las neveras que ahora sólo servirán de chatarra, con nula empatía, eso sí, trabajando irregularmente contra las ordenanzas municipales propias, en horas de mercado y sin cumplir ninguna medida de seguridad e higiene en el trabajo.
La ilusión que usted transmitió y le llevó a la victoria se ha tornado en opacidad y penumbra, y nuestras esperanzas hoy están en el fondo de un pozo de lágrimas y lamentos, tras siete años de tortura psicológica y financiera.
Esta es mi última llamada de socorro ante una injusticia, y apelo a su dignidad y empatía, la que en estos meses no he visto y que me hizo revivir e ilusionarme y veo por desgracia que fue un mero espejismo de la realidad.
Siete meses después para nosotros nada ha cambiado, absolutamente nada, no tenemos ni bar ni enseres, incluso el ordenador y la caja fueron requisados por el Ayuntamiento. Si su concejal carece de empatía, ruego la tenga usted, de mujer a mujer, queremos recuperar nuestra vida, la esperanza y la ilusión por Valencia, que nos arrebató su Ayuntamiento por una cuestión ideológica.
Es un sinsentido que te acusen de ser de unos y cerrarte el bar por ello y cuando estos “supuestos” de los tuyos lleguen muestren la misma indiferencia que los anteriores, por cuanto al final los unos y los otros se comportan igual, 8 familias rotas y desesperadas, con problemas psicológicos y financieros, a usted sólo le basta con alzar la voz y pedir solución.
Primero señora Catalá haga un gesto y recíbanos, para no dar razón a los que nos aseguran que usted es igual que su predecesor Ribó, no sea igual y tenga empatía por los problemas de sus ciudadanos, más si cabe, cuando los problemas los ha causado su propio Ayuntamiento.
Me dirijo a usted como madre, como mujer y como valenciana, se lo ruego con mi grito de desesperación. Ha cambiado el gobierno para que nada cambie señora Catalá.
MJ Agud Amorós