Un paraje olvidado por todos, con un dragado pendiente desde hace décadas y con unas necesidades urgentes de conservación del lago es el nuevo caballo de batalla entre las administraciones del Estado, la Generalitat Valenciana y el Ajuntament.
Más parece que el tema no importa, lo que importa es la confrontación, el ruido, la polémica. hace un par de días era el colectivo LGTBI, hoy La Albufera y mañana a saber cuál será el tema, lo importante es estar en campaña política permanente.
La Albufera y el maremágnum de administraciones públicas
Un parque natural en la tercera capital de España, cuya propiedad del lago y la Devesa es municipal pero que depende de muchas otras administraciones, ya que desaguan en el Lago múltiples barrancos que le aportan agua, o los ullals, vinculando a entidades locales como Sueca, Sollana, Silla, Alcásser, Albal, Catarroja, Alfafar o Sedaví, entre otras.
La realidad es que los barrancos que desaguan en el lago su área de influencia llega desde Chiva o Torrent, Paiporta u otros municipios. El Estado también a través de la Confederación Hidrográfica del Júcar regula el caudal a aportar al lago para su conservación, pero la Generalitat Valenciana también es un actor fundamental, ya que la EPSAR de Pinedo lanza agua depurada al lago y es un paraje natural dependiente de la Consellería de Medio Ambiente.
Lo natural vs intervención artificial
Años de abandono y de promesas incumplidas han hecho que este humedal esté es situación de peligro, pero hay que pensar en si se deja su actuación natural o se interviene artificialmente para conservar el humedal.
Lo natural en una Albufera es que se colmate a través de los sedimentos acumulados, y que por tanto tienda a desaparecer, pero lo lógico es actuar artificialmente para que eso no suceda.
La Albufera contiene más de medio metro de sedimentos que se acumularon entre los años 70 a los 2000, constituyendo un fondo fangoso que fruto de los distintos derrames de fábricas que lanzaban sus aguas sin depurar en los años 60-70 hasta más allá de los años 90. Muchos de ellos contienen metales pesados.
Un dragado del lago que elimine esa capa acumulada que contiene metales pesados sería lo deseable, a su vez que aumentaría la capacidad del lago de agua dulce. Que actualmente tiene entre 1,50m y 2 metros de profundidad en gran parte de su superficie.
Si bien el Ayuntamiento de Valéncia realiza dragados selectivos en los canales de acceso para que puedan pasar las barcas, nunca se ha actuado en su conjunto, dada la magnitud de la obra.
La aportación de agua al lago
El lago se regula a través de las aportaciones de agua desde los distintos barrancos o ullals naturales, cerca de media docena que aportan agua dulce y que son nacimientos de agua naturales.
En un año de sequía extrema, el problema es que el agua no se renueva y necesita de ello para garantizar el oxígeno en el agua. este año se vivió un período en el que la aportación fue menor y el nivel del lago bajó estrepitosamente, esto unido a las elevadas temperaturas hicieron brotar un alga que dieron un color amarronado al agua de La Albufera, desatando todas las alarmas.
El Ayuntamiento de Valéncia, desarrolló un plan por el que se aportaba el agua excedente de la depuradora de Pinedo, pero el problema era que esta depuradora no acaba de depurar los metales pesados, con lo que se está lanzando el agua de Pinedo a la Acequia de Favara y los campos de arroz están actuando de filtro natural de esa agua que llega al lago ya totalmente depurada, actuando tanto la acequia como los campos de arroz de filtro verde.
Aúna sí, la Consellería y el Ayuntamiento consiguieron que el estados e comprometiera a aumentar el volumen de agua aportado a través de la Confederación Hidrográfica del Júcar a la Albufera para garantizar un caudal ecológico.
La nueva polémica
La nueva polémica nace de que según la Generalitat valenciana esos más de 20 hectómetros de agua comprometidos por el Gobierno no se han aportado al lago, hecho que niega la Delegación del Gobierno y el propio estado. De hecho suman los caudales de pérdidas y los aportados a los propios campos del entorno del paraje para sumar los hectómetros comprometidos.
Todo ello ha causado acusaciones cruzadas de los políticos en el gobierno y en la oposición y ha servido de nueva arma arrojadiza preelectoral entre las distintas administraciones de diferente color político.
La realidad es que La Albufera es la gran olvidada por todos, y que cada año se llena la boca a nuestros políticos, sean del color que sean de palabras en su defensa que a las pocas semanas caen en el olvido. Hay demasiadas infraestructuras pendientes para abordar su mejora y que nadie quiere asumir, y ya nos años de promesas electorales incumplidas o incluso de presupuestos que nunca se ejecutaron.
La depuradora de Pinedo necesita una ampliación porque desagua aguas sin depurar y no depura bien los metales pesados, pero cabe recordar que una Sentencia del TSJCV ya declaró las obras de ampliación pasadas como ilegales en una sentencia que el propio tribunal declaró inejecutable dado el daño ambiental que produciría. Ahora se habla de una nueva ampliación a pesar de ello. Lo que se necesita es nuevas depuradoras, así como depurar las aguas que llegan al lago.
No hablemos de los problemas de cada verano donde miles de vecinos se bañan en aguas verdes en las playas del sur de Valencia próximas a las Golas que unen el lago con el mar, unas aguas cargadas de microalgas verdes que dan una coloración verde fosforescente al agua del mar.
“Lo que se necesita es menos confrontación y más aportar soluciones, con diálogo y sobre todo, voluntad política”
La Albufera, patrimonio de todos, se merece nuestra reflexión y que no la utilicemos dentro del juego político como arma arrojadiza, la Albufera no se utiliza, se defiende y eso se hace con hechos y no con palabras.