1. Desde Vox, ¿cómo están observando las negociaciones para la formación de un hipotético nuevo gobierno del candidato a la investidura Pedro Sánchez?
Con suma preocupación ya que Sánchez –poco fiable ya de por sí– ha decidido hacerse acompañar en esta nueva aventura suya por todos y cada uno de los partidos que en su programa llevan la demolición de nuestro régimen constitucional y la disolución de la nación sobre la que se sustenta, y parece abocado por la aritmética parlamentaria a hacer en su favor todo tipo de concesiones.
Con suma preocupación, y con no poca impaciencia: la interinidad en el Gobierno de España se prolonga demasiado tiempo ya, sin que Sánchez y sus aliados –cómodamente resguardados de control parlamentario por una Mesa del Congreso absolutamente servil, que se ha desentendido del papel clave que la cámara baja está llamada a jugar– parezcan tener prisa por salir de ella. Mientras los problemas
del país –inflación, inmigración ilegal, violencia callejera, crisis económica, desindustrialización– no hacen sino agravarse.
2. Según su opinión como catedrático de Derecho Constitucional, ¿cree que una ley de amnistía tendría cabida en la Carta Magna como afirman desde Sumar?
La amnistía no tiene cabida en nuestra Constitución. Primero porque no se halla recogida en su articulado, cuando sí que lo estuvo en textos constitucionales anteriores –como los de 1869 o 1931– y no lo está porque fue expresamente descartada durante el debate constituyente, cuando se rechazó una enmienda encaminada a su inclusión. Y segundo, porque su aprobación entraría en contradicción con pilares fundamentales de nuestro texto constitucional –esta vez sí, perfectamente explicitados– como la separación de poderes, el derecho a la
tutela judicial efectiva, la seguridad jurídica, la interdicción de la arbitrariedad o la igualdad ante la ley.
Y estoy seguro de que así lo verían también los juristas de cabecera de Sumar a nada que analizasen el asunto con más rigor metodológico y menos sumisión ideológica. Porque ¿qué credibilidad tiene quien sentencia que la amnistía es compatible con la Constitución al tiempo que afirma que la Constitución está muerta y debe darse paso a un nuevo proceso constituyente?.
3. Ante la convocatoria de DENAES en Madrid, ¿cuáles son las razones para asistir a la misma?
A esta pregunta se me ocurre responder con las mismas palabras con las que la candidata conservadora Patricia Bullrich anunció cual sería su postura de cara a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales argentinas: “cuando la Patria está en peligro, todo está permitido menos no defenderla”.
Y es que esa es exactamente la situación por la que nuestro país atraviesa en el momento presente: un momento político en el que está sobre la mesa no solo la amnistía, sino el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado español –esto es: la muerte efectiva de la nación española– el desmontaje de nuestro Estado de Derecho y de nuestro sistema de separación de poderes, el cerco a la libre iniciativa privada y a tantos otros derechos individuales, y el cuestionamiento de la misma legitimidad política sobre la que todo ello se sostiene. Una amenaza de tal calado, que resulta inaceptable nada que no sea una permanente movilización ciudadana.
4. Ante la hipotética presentación de este texto sobre la amnistía en el Congreso, ¿qué hará Vox?, y en caso de aprobarse, ¿presentarán un recurso de anticonstitucionalidad?.
Aunque los promotores de la amnistía parecen estar encantados de jugar al gato y al ratón con los ciudadanos –buscando eufemismos para no pronunciar la palabra maldita y ocultando sus intenciones incluso cuando suscriben un pacto de gobernabilidad– Vox está ya tomando posiciones para oponerse de la manera más férrea posible a todo intento de dejar impune los crímenes del Procés. Hace un par de semanas nos manifestamos en las calles de Barcelona, a comienzos de esta semana presentamos ante el Parlamento Europeo un completo y solidísimo informe elaborado por la Fundación Disenso, ayer celebramos un debate sobre el tema en el propio Congreso, y en la manifestación del domingo volveremos a posicionarnos en contra.
Y si la amnistía es aprobada, plantearemos ante el Tribunal Constitucional todas las objeciones que tenemos ya identificadas, exigiéndole un severo y rápido juicio sobre su –entendemos que indiscutible– incompatibilidad con el orden constitucional.
5. ¿Cree que finalmente Pedro Sánchez será presidente nuevamente? ¿Qué precio pagará él y los españoles por volver a la Moncloa?.
Aun a riesgo –obviamente– de equivocarme, y aun deseando –vivamente– hacerlo, creo que a día de hoy hay un 90% de posibilidades de que Sánchez se haga con la investidura, y un 10% de posibilidades de que vayamos a nuevas elecciones.
La razón es fácil de entender. Quienes tienen la llave de la investidura son los partidos nacionalistas catalanes –Junts y Esquerra– y vascos –el PNV y Bildu–, que por una parte son los menos interesados en una repetición electoral (no olvidemos que el nacionalismo catalán sufrió en julio un severísimo correctivo por parte de la ciudadanía, harta ya de que el Procés consuma energías y fondos que deberían ser empleados en fines más productivos), y por otra son los más interesados en tener en Madrid un gobierno débil, atado de pies y manos, y dispuesto a todo tipo de cesiones. Y no soy capaz de imaginar ningún escenario que sirva mejor a esos objetivos que el presente; y ningún presidente más sumiso ante ellos que Pedro Sánchez.
6. ¿Cuál es el futuro de Vox ante unas posibles nuevas elecciones?
El que los españoles quieran. Las razones que justificaron la aparición de Vox hace ya una década no solo siguen vigentes a día de hoy sino que se han multiplicado en los últimos años, al tiempo que las soluciones propuestas por Vox a los problemas del país no han hecho más que quedar corroboradas, y los equipos humanos llamados a implementarlas han crecido en número y en capacidad de gestión.
Pese a que algunos se empecinen en sostener lo contrario, Vox es ahora más fuerte, tiene mayor implantación territorial, y está presente en más municipios, en más parlamentos y en más gobiernos que nunca antes; y cuenta también con más afiliados y más simpatizantes que en ningún otro momento de su historia, de modo que está en condiciones de afrontar cualquier nuevo desafío en las urnas con más optimismo que nunca antes.
7. ¿Repetirá como candidato al Congreso por Valencia en caso de repetición electoral?.
Yo soy un hombre de leyes y un profesional de la enseñanza, que en diciembre del pasado año –hace apenas once meses– decidió dar el salto a la política, y que desde el pasado mes de julio tiene el privilegio de representar a los valencianos en el Congreso de los Diputados. En otras palabras, no soy un político profesional, sino un profesor universitario que circunstancialmente se dedica a la política, y que ha ejercido una y otra responsabilidad guiado exactamente por los mismos principios: el amor a España, la defensa de la Constitución, y el compromiso público.
Con ello quiero decir que de la misma manera que sigo a disposición de mi partido para desempeñar las responsabilidades que en cada momento me quiera asignar, tampoco tendría el mas mínimo inconveniente en retomar mi oficio y mi vocación en el momento en que considere que mi tarea ha concluido, o que hay compañeros más capacitados para desempeñarla. Esa es –creo– la actitud que todos los
políticos deberían tener en nuestro país.