Limones que pagan al agricultor a 0,01€ el kilo, robos, falta de agua para cosechas y escasa rentabilidad en el campo

Limones que pagan al agricultor a 0,01€ el kilo, robos, falta de agua para cosechas y escasa rentabilidad en el campo

El campo lleva años con un grito desesperado, en general todo el sector primario está en un barco a la deriva hacia la desaparición absoluta en nuestro país más allá de quedar de manera testimonial. La huerta de Valencia fértil en el siglo pasada ahora tiene la mitad de sus campos abandonados y los agricultores españoles, y especialmente los valencianos están en una ruina total.

Con esta radiografía es difícil poner una solución, y mientras los precios siguen subiendo para el consumidor, en la mayoría de cultivos se sigue pagando precios muy inferiores a los costes de producción. Una ley de cadena alimentaria por media que lo prohíbe pero una situación que de factos e da cada día en los campos, tener que vender a pérdidas para no perder hasta la ropa interior.

Limones a 1 céntimo el kilo en Murcia

 

La realidad es que los precios  que en la mayoría de campos españoles pagan al agricultor siguen estando por debajo de los costes de producción, y mientras a un agricultor le pagan a 1 céntimo el kilo de limones, en el linel el consumidor lo paga a más de 2 € el kilogramo.

Los costes de producción y la falta de agua

 

Los costes de producción siguen subiendo para los agricultores, y en especial lo que preocupa enormemente es la falta de agua, donde muchos campos en Andalucía no se han cultivado por la falta de agua, caso parecido en el Mediterráneo, donde muchos agricultores deciden sólo plantar parte de sus campos al no tener el agua asegurada.

Otro de los problemas es la fauna salvaje y los daños que se asocian a la misma, en el caso de la Comunitat Valenciana hablamos de 50 millones en pérdidas, que los agricultores piden se aumente la partida de subvenciones de la Consellería de Agricultura para sufragar los daños por especies cinegéticas.

Los robos

Según estimacioens de AVA ASAJA los robos cometidos en el sector agrario de la Comunitat Valenciana se estimaron en 2023 en 30 millones de euros, un 20% más que el ejercicio anterior.

Los robos se intensificaron tanto en sustracción de cosechas como en robos de materiales de riego y maquinaria. El precio récord del aceite ha hecho aumentar espectacularmente el robo de aceitunas, y de nuevo aguacates y algarrobas se sustrajeron incluso antes de estar en condiciones óptimas de consumo con su consiguiente peligro para los consumidores.

Las plagas y enfermedades

Aumentan los daños por estas circunstancias y la eliminación de principios activos por parte de la UE y3 el âcto Verde Europeo que tiene previsto la reducción en el uso de fitosanitarios en un 50% en 2030 ha impedido luchar correctamente contra muchas plagas que han acabado con cosechas enteras, y no se ha llevado una investigación en la lucha contra estas plagas a través de métodos menos agresivos con el medio ambiente.

Las interceptaciones de cultivos con mancha negra, con polilla de la fruta u otras plagas en fruta de terceros países de la UE y la falta de controles en las fronteras exteriores de la UE hacen que los cultivos españoles estén cada vez más en peligro ante plagas importadas desde esos terceros países.

La ley de la Huerta y al Ley de la cadena alimentaria

Esta ley en el área metropolitana de Valencia sólo ha hecho que se abandonen campos, ya que la protección impide desde la instalación de invernaderos al cambio de usos y múltiples restricciones que han comportado el abandono de tierras. En cuanto a la ley de la cadena alimentaria no se aplica ante la falta de inspecciones, por lo que la principal novedad y ventaja para los agricultores que es la prohibición de vender/comprar a pérdidas nos e aplica.

Muchas leyes, cada vez más, que no se aplican en beneficio del agricultor y sí en su perjuicio, como la implantación del cuaderno digital que convertirá en oficinistas a los agricultores.

La huerta y el campo valenciano en peligro

En la Comunidad Valenciana parece que nuestras autoridades ignoran la principal característica del campo valenciano y es el ser minifundista, con múltiples pequeños productores, a diferencia de los grandes terratenientes andaluces. Esto nunca se tiene en cuenta y cuando se regula se regula de igual forma para una gran empresa con decenas de hectáreas que para un agricultor que tenga poco más de 5 fanecades

La situación actual

Más de un 35% de tierras cultivables en la Comunitat Valenciana están abandonadas, con los problemas que ello conlleva de falta de tratamientos sanitarios, plagas descontroladas y demás problemas de exceso de biomasa que en caso de incendio se convierten en teas y agravan los incendios.

Esto ha hecho que muchos cultivos estén en retroceso, como las sandías en la Comunitat Valenciana, y casi todas las hortalizas. Pero la situación es especialmente crítica en los cultivos de secano que con la sequía ha agravado la crisis del campo de secano valenciano.

El sector pesquero está en retroceso, y las producciones ganaderas en su conjunto por el espectacular aumento de costes son cada vez menores.

¿Qué comeremos?

Pues tenemos menor producción en España cada año, y en muchos casos o se abandonan las tierras o en tierras de secanos e están sustituyendo olivares por placas fotovoltáicas, de las que no se come.

Los ecorregímenes cada vez más estrictos, la aplicación excesiva de un falso ecologismo dentro de las fronteras de la UE unido a la destrucción de presas y a la ley de restauración de la naturaleza, por cierto propuesta por un parlamentario español socialista y que pretende devolver tierras a la naturaleza augura un negro futuro para el sector primario español.

Cada vez son mayores las voces que claman por el sentido común y conjugar la producción agrícola con el ecologismo.

“Aunque las tierras de cultivo consuman el 50% del agua disponible, tenemos la necesidad de comer todos los días y hay que producir”

Así, se espera que el sector primario siga el ejemplo de los agricultores alemanes y franceses y empiecen las movilizaciones, porque su modus vivendi está en serio peligro y los políticos les dan la espalda. Pero sigamos vendiendo las bondades de la Valencia Green Capital of Europe

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