Los agricultores siguen denunciando su ruinosa situación con compras de frutas y verduras de primera calidad que no dan ni para pagar su recogida en el campo, no ya de decir los costes de producción. Una chica de Almería, nieta e hija de agricultores «no voy a ser agricultora».
«Ayer mi padre vendió 452 kg de calabacines a 0,06 céntimos cuando en la tienda está el kilo a 1,75€ este producto».
Una realidad que en origen se paga a un precio que no cubre ni de asomo los costes de producción mientras que al consumidor se multiplica por 18.000 su precio.
Una realidad que ninguna autoridad quiere ver
Leyes de desperdicio alimentario, para supuestamente evitarlo, leyes de protección de la huerta, leyes de precios justos, todo para absolutamente nada. La realidad incómoda de crear leyes para justificarse los políticos, pero luego no tener intención de aplicarlas.
La realidad en Valencia: más de un 40% de tierras de cultivo abandonadas, especialmente en el área metropolitana de Valencia Ciudad, en donde este porcentaje sube a más del 60% de terrenos cultivables abandonados.
Otra de las denuncias de la nieta e hija de agricultores
Igualmente en el vídeo remitido y difundido por el agricultor youtuber JuanVi Palleter denuncia que los calabacines españoles recolectados se envían a otros países de la Unión Europea, donde los precios son aún más elevados, mientras que los que encontramos en las tiendas de barrio y en los lineales españoles suelen ser de peor calidad y calibre, seguramente pagados a un precio donde el agricultor productos casi ha tenido que poner dinero para que le compren la producción.
Finalmente estos agricultores han recibido una última oferta por toda la cosecha, a 0,04 céntimos de euro por kilogramo y han decidido entrar a la instalación agraria cabras y demás animales para que se coman estas plantas y las verduras, ya que sólo el coste de recogida es superior al que obtendrán tras la venta.
El agricultor por más de 430 kg de calabacines recogería poco más de 17€, lo que no le da ni siquiera para una cena en cualquier restaurante de comida rápida.
Un café de media cuesta 1€ por lo que hacen falta vender 25 kg de calabacines para conseguir pagar un café… juzguen ustedes la tremenda barbaridad, pero luego se nos llena la boca de decir que apoyamos al sector primario.