Cada fin de semana los vecinos de la Roqueta siguen sufriendo las consecuencias de jóvenes alcoholizados incontrolados que van a una conocida discoteca.
Antes de entrar a la sala muchos fines de semana organizan botellones y fiestas, incluso ocupan la calzada de la calle San Vicente en algunas jornadas, con su “particular juerga”, lo que hace difícil conjugar el derecho al descanso con la juerga de algunos. Durante la noche muchos incívicos cantan, ponen música, o incluso gritan, despertando a los vecinos hartos de cada fin de semana.
Otra de las consecuencias es la post-fiesta donde tras una noche de fiesta y alcohol, muchos clientes salen y la toman con el mobiliario urbano como sucedió la noche de reyes o dejan sus “regalos en las calles del barrio”.
Esta vez los vecinos de la Roqueta denuncian los orines dejados en plena calle por personas alcoholizadas y que necesitan un baño, orinando en plena calle a pesar del frío, una cosa es decirlo y otra verlos y pillarlos “in fragantti” como en esta ocasión. Lo que es evidente es el olor de las calles cada mañana de casi cada fin de semana, con restos de botellón, donde te pegas las suelas de los zapatos a la acera, el fuerte olor a orín de muchas calles o incluso vomiteras y otras deposiciones más escatológicas.
Los vecinos de la Roqueta han visto y ven de todo, y piden soluciones, tras años de lucha. El anterior consistorio no sólo negaba el problema, sino que se enfrentó a los propios vecinos que denunciaban presiones desde el gobierno de Ribó y Sandra Gómez. Entró l nuevo gobierno municipal encabezado por la popular María José Catalá y desde hace unos meses con Vox, incluso los vecinos han mostrado su buena predisposición eliminando la gran pancarta en la fachada del edificio donde se ubica el conocido local de fiesta. pero los vecinos necesitan soluciones.
No es posible que cada fin de semana estén pendientes de este problema, cuando no les dejan dormir, a la mañana siguiente al salir de casa tienen que taparse la nariz por el olor o esquivar vomiteras. Los vecinos necesitan soluciones y la paciencia se les acaba. Ya son años soportando este problema y creen que la única solución pasa por el traslado a una zona alejada de viviendas de este local.
un problema más sin resolver de los que tiene Valencia, heredado es verdad desde el gobierno anterior de Ribó y Sandra Gómez, pero que tras siete meses necesitan ver la luz al final del túnel, necesitan esperanza, mimo municipal, porque muchos han visto un gran cambio político, pero poco ha cambiado su vida cada noche de los fines de semana. Mucho por resolver, mucho por hacer.