El CIS vuelve a encuestar a los españoles sobre sus preferencias gastronómicas, y el resultado es claro: la mayoría prefiere la tortilla de patatas con cebolla. Este plato sigue siendo uno de los más representativos de la gastronomía nacional.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha lanzado, por segundo año consecutivo, su estudio sobre turismo y gastronomía, indagando en los gustos de los españoles sobre uno de los platos más icónicos de la cocina nacional: la tortilla de patatas. El resultado ha sido contundente: un 71,8% de los encuestados prefiere su tortilla con cebolla, mientras que un 21,3% se inclina por la versión sin este ingrediente.

Este dato es similar al del estudio de 2023, pero con una notable tendencia a favor de la cebolla, que sigue ganando adeptos año tras año. El estudio también revela interesantes diferencias según edad, género y orientación política, confirmando que el debate del «cebollismo» es algo más que una simple preferencia gastronómica.

Cebolla: favorita entre jóvenes y votantes de derechas

Según los datos del CIS, los jóvenes de entre 18 y 25 años son quienes más defienden la tortilla con cebolla, con un 73,5% de apoyo, aunque esta cifra ha bajado ligeramente en comparación con el año anterior. En contraste, el grupo de edad que menos prefiere la cebolla está entre los 55 y 64 años, lo que sugiere que las preferencias gastronómicas evolucionan con el tiempo y las generaciones.

En cuanto a la orientación política, los votantes de Vox son los que más se inclinan por la tortilla con cebolla, con un 76,6%, seguidos de los simpatizantes del Partido Popular (PP) con un 74%, y los de PSOE y Sumar, que también muestran un alto porcentaje de preferencia por la cebolla, con un 72,5%. Por otro lado, es curioso que el 100% de los votantes de Coalición Canaria encuestados prefieren la cebolla, mientras que los seguidores del Bloque Nacionalista Galego (BNG) son quienes menos eligen esta opción.

¿Poco hecha o muy hecha? El eterno dilema

Otro de los grandes debates que se plantean al hablar de tortilla de patatas es si debe estar poco hecha o muy hecha. En esta encuesta, el 52,9% de los españoles opta por una tortilla poco cuajada, lo que confirma la preferencia por una textura más jugosa. Sin embargo, la tortilla bien hecha va ganando terreno, sumando dos puntos más respecto al año anterior, con un 28,3% de los encuestados que la prefieren así.

En términos de género, casi un 60% de los hombres prefieren la tortilla poco hecha, en contraste con las mujeres, que son más proclives a una versión más cuajada. Respecto a la edad, los jóvenes entre 25 y 34 años son quienes más eligen la tortilla poco hecha, con un 64,8%, mientras que los mayores de 75 años optan mayoritariamente por una tortilla bien cocinada.

Desde el punto de vista político, los votantes de Sumar son los que más prefieren la tortilla poco hecha, con un 60,2%, mientras que los del PSOE son los más inclinados a una versión más cuajada, con un 31% a favor.

Un plato representativo de la gastronomía española

Más allá de las diferencias en cómo prefieren los españoles su tortilla, el estudio del CIS confirma que este plato sigue siendo el más representativo de la gastronomía española, con un 66,2% de los encuestados que lo consideran así. Le sigue muy de cerca la paella, con un 63,1%, reafirmando el peso de estos dos iconos culinarios dentro y fuera de las fronteras españolas.

Además, el CIS ha preguntado sobre los platos típicos de las comunidades autónomas, destacando el cocido madrileño en Madrid y la fabada asturiana en Asturias, entre otros. Estos resultados subrayan la rica diversidad gastronómica del país y el fuerte arraigo que los platos regionales tienen en la identidad cultural española.

Reflexión final

El eterno debate sobre la tortilla de patatas, con o sin cebolla, poco o muy hecha, sigue siendo un tema de conversación en toda España. A pesar de las diferencias, este plato sigue uniendo a los españoles en su amor por la buena comida. ¿Cómo prefieres tú la tortilla? ¿Crees que las diferencias generacionales o políticas influyen en los gustos gastronómicos?