Jueces, víctimas y datos oficiales coinciden: los dispositivos de control telemático para maltratadores no funcionan como deberían. Falsas alarmas, dilaciones en la instalación y fallos técnicos que alimentan el miedo y comprometen vidas.
Valencia, abril de 2025 – Deberían ser una barrera infranqueable, una red de seguridad para quienes viven bajo la amenaza del terror machista. Pero las pulseras GPS que protegen a las mujeres víctimas de violencia de género en la Comunitat Valenciana están lejos de ser un sistema infalible. Más de 200 mujeres podrían estar actualmente desprotegidas por culpa de retrasos en su colocación y errores de funcionamiento, según datos del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana y fuentes judiciales recogidas por Valencia Noticias.
«Pita todo el día, pita toda la noche»: la angustia diaria de las víctimas
María y Elisa lo viven en carne propia. Ambas llevan (o llevaban) pulseras telemáticas de control del agresor, pero los fallos constantes las han obligado a tomar decisiones drásticas. María decidió devolver el dispositivo al juzgado tras semanas de falsas alertas. “No funcionaba ni para adelante ni para atrás. Pita todo el día, pita toda la noche”, dice, mientras se activa una nueva alerta: “Agresor cerca”, “Entrada en zona prohibida”. Todo, sin que él estuviera realmente allí.
Elisa, en cambio, sigue con el dispositivo, pero con miedo y ansiedad constante. “No sabes dónde está el agresor, no te informan. Te avisan si está cerca, pero no cuándo se va. Yo me quedo quieta durante horas sin moverme”, relata, con voz entrecortada. Como muchas otras, vive en alerta continua, no por lo que el agresor pueda hacer, sino por no saber si el sistema responderá a tiempo.
El sistema Cometa: un engranaje que falla
El sistema, gestionado por el Centro Cometa, depende de una empresa privada bajo la supervisión del Ministerio de Igualdad. Su misión: instalar y monitorear estas pulseras conectadas a juzgados, fiscalías y fuerzas de seguridad, 24 horas al día, los 365 días del año.
Sin embargo, la falta de personal técnico está provocando graves dilaciones. Los jueces alertan de que, entre la orden judicial y la colocación efectiva de la pulsera, pueden pasar días, un tiempo precioso en el que la víctima queda expuesta. “Hay que evitar la desprotección de las víctimas”, afirman en las conclusiones de una reciente reunión de presidentes de Audiencias Provinciales.
Fallos técnicos y manipulación: otra amenaza
Más allá del retraso, las pulseras presentan fallos técnicos recurrentes: localizaciones incorrectas, desconexiones inesperadas o alertas erróneas que provocan pánico en la víctima. En algunos casos, los agresores han aprendido a manipular los dispositivos, burlando así la geolocalización. ¿El resultado? Falsa sensación de seguridad para la víctima y desinformación para los cuerpos policiales que deben intervenir.
Una medida desigual: ¿por qué otros dispositivos funcionan mejor?
Resulta llamativo que otras pulseras, utilizadas por presos en tercer grado o en libertad condicional, no presenten estos fallos. Están gestionadas por otra empresa de seguridad y se centran en garantizar el cumplimiento progresivo de penas. Según fuentes judiciales, son más fiables y menos manipuladas. Para muchas víctimas y operadores jurídicos, es incomprensible que los dispositivos destinados a proteger vidas sean más frágiles que los usados para verificar beneficios penitenciarios.
Las cifras que asustan: más de 16.700 casos activos en la Comunitat
A 30 de noviembre de 2024, la Comunitat Valenciana registra 16.736 casos activos por violencia de género, siendo la segunda comunidad con mayor incidencia tras Andalucía. Del total, 936 mujeres están en riesgo alto, y 13.947 en riesgo medio, según el Ministerio del Interior.
Además, hay 2.144 menores en riesgo de ser agredidos por el maltratador de su madre, cinco de ellos en riesgo extremo. Los datos del sistema VioGén, que coordina todas las actuaciones policiales y judiciales en estos casos, muestran una realidad preocupante que va más allá de los números: cada fallo tecnológico, cada pulsera que no se coloca a tiempo, puede traducirse en una nueva víctima mortal.
El Ministerio de Igualdad admite “ajustes”, no fallos
Desde el Ministerio de Igualdad se defiende el sistema. La ministra Ana Redondo ha declarado recientemente que “se están haciendo ajustes, pero en ningún momento se desprotege a las mujeres”. Sin embargo, la realidad que relatan las propias afectadas, junto con las alertas del poder judicial, dibujan una situación de riesgo real.
La justicia se queda sin herramientas fiables
Ya en 2019, jueces de la Comunitat Valenciana comenzaron a cuestionar la imposición de estas pulseras por su poca fiabilidad. Hoy, el problema no solo persiste, sino que se ha agravado con el aumento de casos y la falta de respuesta eficaz por parte de los responsables del sistema.
Desde el entorno judicial valenciano, se reclama:
- Un aumento inmediato de personal técnico en el Centro Cometa.
- Una auditoría urgente del software y hardware de los dispositivos.
- La recuperación de confianza en una herramienta que debería salvar vidas y ahora genera angustia.