El líder de Vox, Santiago Abascal, aprovecha la tragedia de la riada en Valencia para cargar contra el ecologismo europeo, el Pacto Verde, el PSOE, el PP y hasta contra la mismísima Teresa Ribera. Todo en nombre de unos presupuestos y «la reconstrucción».





Cuando hay luto, algunos callan. Otros, como Santiago Abascal, hablan. Y no precisamente en voz baja. El líder de Vox aterrizó en Valencia con un discurso tan cargado como el cielo que desató la riada, y si bien comenzó con palabras de duelo, rápidamente viró hacia el terreno político. Porque claro, ¿cuándo ha desaprovechado Vox una buena catástrofe para reforzar su narrativa?
La tragedia como prólogo: lágrimas y dardos
Santiago Abascal arrancó su intervención reconociendo la magnitud de la tragedia, con palabras que, al menos durante los primeros segundos, sonaron sentidas:
“Hoy no estamos de fiesta. Estamos más bien de luto. Recuerdo a los fallecidos, a sus familiares, a las personas que lo han perdido todo.”
Hasta ahí, todo bien. Un inicio solemne, respetuoso, casi institucional. Pero la pausa dramática apenas duró lo justo. Porque acto seguido, Abascal hizo lo que mejor sabe hacer: señalar con el dedo.
Del luto a la acusación: cuando la ideología es «criminal»
El líder de Vox no tardó en identificar al gran culpable de la tragedia: la «ideología criminal». Pero ojo, no una ideología cualquiera, sino una que suena bastante familiar en ciertos círculos parlamentarios: el ecologismo.
“Se pudo haber evitado y se pudo haber atenuado una vez que ocurrió. Pero lo impidió una ideología criminal… pensada contra el progreso, contra la prosperidad y contra la más elemental humanidad.”
Y ya que estaba, tiró de retrovisor ideológico para hablar del eterno fantasma que ronda la política hídrica española: el Plan Hidrológico Nacional. Un plan que, según Abascal, habría sido la panacea contra la riada… si no fuera porque esa «ideología criminal» lo impidió.
Enemigos múltiples: del Pacto Verde al PP
Pero no contento con lanzar dardos al aire, Abascal apuntó con nombres y apellidos. Y sí, eso también incluye a sus supuestos compañeros de bancada europea:
“Una ideología criminal que es la del Partido Popular y del Partido Socialista en Bruselas, que es la ideología del Pacto Verde.”
Ahí es nada. En su discurso, el Pacto Verde se transforma en el enemigo público número uno, el responsable último de todo lo malo que pueda pasarle a una gota de agua en España. Y por si fuera poco, Teresa Ribera, la ministra de Transición Ecológica, también se lleva su buena dosis de protagonismo, acusada de tener “mucho que callar o mucho que explicar”.
Claro que, en medio del drama y el ajuste de cuentas, había que meter una nota de pragmatismo político. Y eso se llama presupuestos.
Presupuestos, compromiso y “reconstrucción” (marca Vox)
Porque todo tiene una razón de ser. Vox, que en un primer momento parecía reacio a pactar, terminó respaldando las cuentas públicas valencianas. ¿Por qué? Pues porque consiguieron su ansiado “compromiso explícito” para luchar contra el odiado Pacto Verde. O al menos eso dicen.
“Obtuvimos ese compromiso y por eso dimos un paso al frente. Y los valencianos tendrán unos presupuestos basados en la reconstrucción.”
Reconstrucción. Una palabra bonita, redonda, potente. Aunque claro, no se especifica mucho más allá del marco general. ¿Reconstrucción cómo? ¿Con qué partidas? ¿Para quién? ¿Y contra quién?
¿Qué significa esto para Valencia?
La pregunta flota en el ambiente como la humedad tras la tormenta. ¿Está Vox realmente proponiendo soluciones o simplemente está aprovechando la ocasión para reforzar su discurso contra las políticas medioambientales? Porque no olvidemos: la tragedia ha dejado muertos, pérdidas millonarias, infraestructuras dañadas y una población desbordada. Literal y metafóricamente.
Pero aquí estamos, hablando de Bruselas, del Pacto Verde y de Teresa Ribera, mientras los afectados por la riada siguen sacando barro de sus casas. Porque así es la política: la catástrofe es una oportunidad, y Valencia, una vez más, es el escenario.
Contexto: ¿Qué es eso del Pacto Verde?
Para los que no han tenido el gusto de sumergirse en los encantos del vocabulario comunitario, el Pacto Verde Europeo es una iniciativa de la Comisión Europea para hacer que Europa sea climáticamente neutra en 2050. Esto incluye, entre otras cosas, menos emisiones, más energías renovables, y sí, una gestión del agua más sostenible.
Pero para Vox, este plan es prácticamente una declaración de guerra a la civilización tal como la conocemos. Lo consideran una imposición ideológica que impide construir embalses, modificar cauces o hacer trasvases. En definitiva, lo ven como una cadena que ata las manos del “sentido común”.
¿Y el Plan Hidrológico Nacional?
Ese es otro clásico. Cada vez que hay sequía, inundaciones o un problema de agua, el Plan Hidrológico Nacional vuelve a escena como el héroe que nunca fue. Vox, como otros partidos antes, lo presenta como la gran solución bloqueada por «el consenso progre-ecologista».
Lo que no se suele mencionar tanto es que el PHN original, aprobado en 2001, fue derogado en 2004 tras fuerte oposición social, judicial y autonómica. Pero, en fin, los detalles no siempre caben en un mitin.
Un discurso pensado para la base
En realidad, todo esto no es nuevo. Vox sigue fiel a su estilo: crisis + culpable externo + alternativa salvadora. Y funciona, al menos para sus votantes. El discurso de Abascal no busca convencer al adversario, sino reforzar al creyente.
Y con la tragedia reciente aún fresca en la retina de los valencianos, el mensaje cala con más fuerza. Porque cuando todo se inunda y alguien grita “¡yo lo avisé!”, muchos escuchan, aunque no estén seguros de a qué se refiere.
¿Qué nos queda tras el discurso?
Pues eso, una mezcla de condolencias y campaña. Una tragedia transformada en bandera política. Un discurso donde la lluvia no es solo lluvia, sino una excusa para hablar de Bruselas, Ribera y presupuestos.
Pero entre tanto barro, tanta ideología y tanta reconstrucción prometida, una pregunta queda flotando como una tabla en aguas revueltas:
¿Quién va a reconstruir primero: las casas inundadas o la confianza en los políticos?
















