Subtítulo: El PSOE pide acceso al registro de llamadas entre Carlos Mazón y Alberto Núñez Feijóo durante la DANA, insinuando una posible cadena de irresponsabilidades políticas que podrían tener consecuencias electorales en la Comunitat Valenciana.
En la Comunitat Valenciana, donde parece que la política se mezcla con las lluvias torrenciales más que con las ideas claras, el PSOE ha decidido lanzar una ofensiva con la intensidad de una alerta roja. Y no hablamos de meteorología, aunque la cosa empezó precisamente así: con una DANA, de esas que paralizan ciudades, inundan casas y, por lo visto, también las agendas políticas.
La protagonista de este nuevo capítulo, Enma López, secretaria de política económica del PSOE (cargo que suena más a cartera de presupuestos que a azote político, pero todo vale), ha puesto sobre la mesa una exigencia muy clara: quieren el listado completo de llamadas entre el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, el pasado 29 de octubre. ¿Por qué? Pues porque, según ellos, hay algo que huele a descoordinación, a estrategia encubierta o, simplemente, a una gestión tan improvisada que ni en los simulacros escolares.
Cuando el silencio suena más que la lluvia
El argumento del PSOE es más que directo: si Feijóo estaba “perfectamente informado” de lo que pasaba en Valencia —como él mismo dijo sin que nadie se lo preguntara demasiado—, entonces es justo saber cómo y cuándo se comunicó con Mazón durante el desastre. Porque, recordemos, aquel 29 de octubre no fue un lunes cualquiera. Fue el día en que la DANA dejó barrios inundados, emergencias desbordadas y una gestión de crisis que, según los socialistas, fue “una irresponsabilidad sin precedentes”.
¿Y si esas llamadas —o la falta de ellas— revelan una cadena de decisiones (o indecisiones) que podrían haber agravado la situación? ¿Y si los líderes del PP estaban más preocupados por su imagen que por mojarse —literalmente— por la ciudadanía?
Un futuro político con goteras
Enma López no se quedó ahí. Aprovechó para dibujar un paralelismo —muy conveniente, eso sí— entre el futuro político de Feijóo y Mazón. “Están ligados”, sentenció. Como si de una serie política se tratara, cada capítulo que pasa acerca más el momento en que alguien (o ambos) tendrá que rendir cuentas, no solo ante sus partidos, sino también ante los votantes.
Y como buena escena preelectoral, aquí no falta el condimento más clásico: la sospecha de elecciones anticipadas. Porque aunque las autonómicas están previstas para 2027, el PSOE ya ha pedido que se adelanten. ¿Casualidad? ¿Estrategia? ¿Alguien tiene palomitas?
¿Se gobierna para la gente o para las encuestas?
Para rematar, López lanzó la pulla perfecta: “Esto no va de capitalizar votos”. Algo que, por supuesto, siempre se dice cuando lo que realmente se busca es precisamente eso. Pero bueno, el mensaje quedó claro: mientras Mazón y Feijóo —según ella— juegan a la política sin paraguas, el PSOE está centrado en las ayudas y en la reconstrucción.
Una frase que habría quedado estupenda en una nota de prensa si no fuera porque la ciudadanía ya ha escuchado muchas veces eso de “estamos aquí por los valencianos y valencianas” mientras espera, por ejemplo, que le aprueben una ayuda, le arreglen una carretera o le retiren el barro del salón.
Las llamadas que nadie quiere mostrar
Lo interesante de todo esto es que nadie del PP ha salido aún a confirmar ni a desmentir cuántas veces hablaron Mazón y Feijóo ese día. Y como bien sabemos, en política, el silencio suele ser más revelador que una rueda de prensa de 45 minutos con gráficos en PowerPoint.
El PSOE, por su parte, seguirá pidiendo ese listado. Y si no lo consiguen, probablemente lo usen como combustible para seguir alimentando la narrativa de que la Generalitat y la dirección nacional del PP estaban más pendientes del impacto electoral que del meteorológico.
¿Y ahora qué?
Como suele ocurrir en estos casos, la polémica puede durar lo que dure la memoria política del país. Es decir, lo que tarde en salir otra bronca más grande. Pero esta en particular tiene ingredientes suficientes para calar, al menos durante un par de semanas: un desastre natural, dos líderes en la cuerda floja, y una ciudadanía que, sinceramente, empieza a cansarse de que los partidos solo hablen de ellos cuando hay urnas cerca.
¿Será este el principio de un cambio político en la Comunitat Valenciana? ¿O solo otra tormenta pasajera que se olvidará con el siguiente temporal?
Y tú, lector o lectora desde Valencia o más allá… crees que deberían publicarse esas llamadas o es solo otra estrategia política disfrazada de transparencia?
















