Pilar Bernabé defiende una transformación urbana sostenible y advierte que solo se respaldará una propuesta que beneficie realmente a los barrios del sur
La tensión en torno al futuro Corredor Verde de Valencia sigue creciendo. La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, ha reafirmado que el Ejecutivo central solo apoyará una propuesta que sea justa y equilibrada para los barrios del sur de la ciudad. Su mensaje ha sido tajante: “No se les puede cambiar trenes por coches”.
Esta declaración no solo pone el foco sobre el modelo de ciudad que se quiere construir, sino que deja claro que desde el Gobierno de España se apuesta por un urbanismo sostenible, alejado del predominio del tráfico rodado y centrado en la movilidad verde, el transporte público y los espacios urbanos saludables.
Inversiones millonarias para transformar la ciudad
Desde el Ejecutivo central se ha destinado una inversión histórica de más de 3.000 millones de euros para modernizar la infraestructura ferroviaria de Valencia. Este esfuerzo incluye proyectos como el Canal de Acceso, la nueva Estación Central y la prolongación del eje pasante hasta Albuixech.
Pero ahora, el verdadero debate se centra en qué hacer con el espacio liberado por estas obras. La propuesta del Corredor Verde pretende convertir esa franja en un gran bulevar ajardinado, similar al Jardín del Turia, conectando el centro con los barrios del sur, históricamente aislados.
Fricciones con el Ayuntamiento
El proyecto, sin embargo, no está exento de polémica. Desde el Ayuntamiento de Valencia se insiste en la necesidad de incluir accesos rodados en el diseño del bulevar García Lorca, para garantizar una mínima conectividad en coche. La alcaldesa sostiene que no se trata de sustituir el verde por asfalto, sino de equilibrar necesidades urbanas.
Pero para el Gobierno, ceder terreno al tráfico privado sería dar un paso atrás. La posición oficial es clara: el Corredor Verde debe ser un símbolo de una nueva movilidad para el siglo XXI. No se trata solo de estética o funcionalidad, sino de salud pública, sostenibilidad y cohesión social.
Una visión de ciudad pensada para las personas
El enfoque del Ejecutivo apunta a un diseño que contemple corredores peatonales, zonas arboladas, equipamientos públicos, carriles bici y transporte sostenible. El modelo a seguir, según Pilar Bernabé, es el del urbanismo saludable y participativo, que reduzca la contaminación y priorice el bienestar vecinal.
Además, se está impulsando la incorporación de criterios de género y clima en el rediseño de la ciudad. Esto implica tener en cuenta cómo se mueven, trabajan y conviven distintos perfiles de ciudadanos y ciudadanas en el entorno urbano.
La opinión de los barrios, clave
Uno de los elementos más importantes de este proceso será la participación vecinal. Bernabé ha señalado que el proyecto deberá incorporar las voces de los residentes de los barrios del sur, tradicionalmente menos atendidos en los grandes planes urbanísticos.
La intención es evitar repetir errores del pasado, cuando las infraestructuras sirvieron más para dividir que para unir. El Corredor Verde pretende coser la ciudad, eliminar barreras y devolver a estos barrios una conexión real con el resto de Valencia.