El deterioro del patrimonio cultural valenciano bajo la gestión de María José Catalá
El patrimonio cultural de Valencia, un tesoro que incluye joyas como la Lonja de la Seda, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y las históricas Rocas del Corpus, enfrenta graves problemas bajo la administración de la alcaldesa María José Catalá.
A pesar de la riqueza patrimonial, histórica y cultural de la ciudad, la falta de medidas contundentes para proteger estos bienes ha generado críticas de asociaciones como Círculo por la Defensa del Patrimonio y preocupación entre los ciudadanos.
Entre los desafíos más urgentes se encuentran las pintadas y grafitis vandálicos en los monumentos y edificios protegidos de la ciudad, el abandono de las Rocas del Corpus incluidas en la Lista Roja de Hispania Nostra, la ocupación indebida de la vía pública en entornos monumentales, con la instalación de contenedores de obra y todo tipo de cachivaches, y el uso incívico de los escalones de la Lonja para comer, beber y terminar ensuciando la joya del gótico valenciano.
Pintadas y grafitis: los delincuentes campan a sus anchas
Las pintadas y grafitis delictivos son una amenaza constante para el patrimonio valenciano. Monumentos como las Torres de Serranos, las Torres de Quart, la Lonja, los pretiles y puentes históricos, palacios y palacetes, etc. llevan sufriendo desde hace años todo tipo agresiones que degradan su valor histórico, cultural y estético.
Según fuentes municipales, el Ayuntamiento de Valencia limpia anualmente 100.000 metros cuadrados de pintadas, equivalente a 14 campos de fútbol, con un coste significativo para los contribuyentes. Sin embargo, la ausencia de un plan integral contra el vandalismo y los delitos contra el patrimonio, como el modelo de Granada o Salamanca, perpetúan y agravan el problema. Estas agresiones no solo afectan la imagen de la ciudad, sino que reflejan una falta de coordinación entre los diferentes servicios municipales con competencias en la materia, la Policía Local y los servicios de limpieza profesionales que deben actuar en los bienes patrimoniales (abstenerse Pepe Gotera y Otilio).
El parche de las Rocas del Corpus
Otro problema crítico es el deterioro de las Rocas del Corpus, carros triunfales del siglo XVI hasta el siglo XX que forman parte del Bien de Interés Cultural Inmaterial de la Solemnidad del Corpus Christi.
https://listaroja.hispanianostra.org/ficha/las-rocas-del-corpus-christi-de-valencia/
En 2024, estas estructuras fueron incluidas en la Lista Roja de Hispania Nostra debido a su estado de conservación “crítico”, según un informe de la experta María Gómez Rodrigo citado por este medio de comunicación.
https://noticiasciudadanas.com/las-rocas-del-corpus-en-estado-critico/
Factores como la exposición a la intemperie, la falta de mantenimiento y daños por eventos climáticos, como la tormenta de 2017 que afectó a las rocas almacenadas sin protección adecuada, han agravado su situación.
A pesar de compromisos anteriores de restaurar una roca por año, el Ayuntamiento no ha cumplido, y la inclusión de más de 30 bienes valencianos en la Lista Roja, según el portal de Hispania Nostra, subraya la urgencia de actuar para evitar pérdidas irreparables.
La Roca del Patriarca sale a la calle después de una limpieza superficial y arreglar sus ruedas
Ocupación y licencias sin control patrimonial
La ocupación indebida de la vía pública en los entornos monumentales y en las áreas de protección libres de ocupación es otra preocupación recurrente. Durante eventos como las Fallas, el protocolo municipal, siguiendo las normas del PEP de Ciutat Vella, establece “Espacios Libres de Ocupación” de 8 metros en las fachadas principales y 3 metros en las laterales de los Bienes de Interés Cultural, pero su cumplimiento es irregular, según denuncias de Círculo por la Defensa del Patrimonio.
Puestos de comida, escenarios, urinarios portátiles y mercadillos se instalan frecuentemente cerca de la Lonja, el Mercado Central, els palaus dels Eixarchs, etc. afectando su percepción visual y poniéndolos en riesgo de manera imprudente e innecesaria.
Y aunque el Ayuntamiento de Valencia ha implementado medidas como vallados y vigilancia privada en la Lonja, la falta de una planificación efectiva y sanciones disuasorias permite que estas ocupaciones persistan, especialmente en Ciutat Vella, donde el turismo masivo agrava el problema. Seis recomendaciones del Síndic dejan patente que sigue siendo insuficiente y que hay problemas enquistados desde el año 2018.
Finalmente, el uso incívico de los escalones de la Lonja de la Seda como espacio para comer, beber y dejar basura es un reflejo de la tolerancia al incivismo. Y aunque las cámaras de videovigilancia instaladas en el monumento graban estas prácticas, pero no se han implementado medidas disuasorias ni campañas de concienciación dirigidas a turistas y locales.
Esta situación contrasta con ciudades como Roma, donde normativas estrictas protegen monumentos como la escalinata de la plaza de España o la Fontana di Trevi, y daña la imagen de un edificio emblemático.
En conclusión, el patrimonio cultural valenciano enfrenta desafíos urgentes que exigen una acción decidida por parte del Ayuntamiento de una María José Catalá que tras dos años de gestión, no progresa adecuadamente.
La lucha contra los delitos contra el patrimonio y el vandalismo, la restauración de todas y cada una de las Rocas del Corpus, el control estricto de la vía pública y la protección de la dignidad de monumentos como la Lonja son prioridades ineludibles. Sin un compromiso firme, respaldado por recursos y políticas efectivas, Valencia corre el riesgo de perder parte de su identidad histórica y cultural.
La ciudadanía y las asociaciones patrimoniales esperan medidas concretas para garantizar que el legado cultural de la ciudad perdure para las generaciones futuras, y no proclamas y brindis al sol, pensando más en los votos y en perpetuarse en el cargo de cuatro en cuatro años.
