El exsecretario de Organización del PSOE declara tener 8.320 euros menos tras su paso por el Congreso, aunque no explica si el agujero fue culpa del caso Koldo, de Hacienda o de haber comprado un Volvo en vez de un Seat Panda.
Introducción: El misterio del dinero volador
En un país donde los políticos suelen declarar patrimonios que harían llorar de envidia al Monopoly, Santos Cerdán ha logrado lo impensable: salir del Congreso más pobre que cuando entró. Sí, sí, como lo oyen. El hombre que llegó con 55.320 euros en el bolsillo se va con apenas 47.000 y un Volvo a medio pagar. Lo que no sabemos es si el Volvo lleva aire acondicionado o la función de desaparecer dinero al arrancar.
Por supuesto, esta declaración de bienes llega justo después de su salida del Congreso, motivada por una imputación en el ya archifamoso caso Koldo, esa saga judicial que mezcla política, comisiones, contratos públicos y, al parecer, más giros de guion que una temporada de “Juego de Tronos”.
Y mientras Cerdán pide una indemnización de casi 20.000 euros “por los servicios prestados”, el PP grita desde la grada: “¡No le paguéis ni el billete de autobús!”. Pero la ley es clara: mientras no haya condena firme, aquí se cobra, se conduce Volvo y se vive en Navarra.
Cerdán, el Robin Hood inverso
Que un político declare tener menos dinero después de seis años en el Congreso es como encontrar una paella decente en Helsinki: raro, muy raro.
¿Nos quiere decir Santos Cerdán que vivir de un sueldo público de casi 80.000 euros anuales (sí, netos, no brutos, netos) le ha costado más caro que si hubiera seguido vendiendo seguros a puerta fría? Pues eso parece. Entre impuestos, coche nuevo, hipoteca y alguna que otra empanada de txistorra, el buen hombre ha visto cómo su cuenta menguaba más rápido que las audiencias de Telecinco.
Y si echamos cuentas:
- Ingresó como diputado: 79.184,07 €
- Pagó a Hacienda: 26.237 €
- Pérdida bancaria declarada: 8.320 €
- Coche nuevo y préstamo pendiente: 10.100 €
- Hipoteca sin pagar: 18.450 €
Saldo vital: Un Volvo, una casa, menos dinero y una imputación judicial fresquita.
El caso Koldo: cuando todos los caminos llevan a la misma panda
Y por si fuera poco, el agujero en su cuenta no es lo más llamativo del caso. No. La estrella sigue siendo el caso Koldo, una especie de “thriller administrativo” en el que Koldo García (exasesor de Ábalos) y varios empresarios habrían montado su propio “Amazon” de las adjudicaciones públicas… pero sin factura y con mucha mordida.
En este culebrón aparece también Servinabar, una constructora que, para sorpresa de nadie, aparece vinculada a contratos sospechosos. ¿Y qué descubrió la Guardia Civil? Que el bueno de Cerdán compró el 45% de esa empresa allá por 2016, firmando un contrato privado con un tal Joseba Antxón Alonso Egurrola, nombre que suena más a ganador de bertsolaris que a promotor inmobiliario.
Los agentes de la UCO (Unidad Central Operativa) encontraron el contrato en el registro domiciliario del mencionado Alonso, junto a un par de carpetas y, posiblemente, una caja de polvorones con fecha de caducidad de 2018.
¿Quién es Santos Cerdán y cómo acabó en este berenjenal?
Santos Cerdán, por si alguien se lo pregunta entre tapa y tapa, fue uno de los pesos pesados del PSOE, llegando a ser secretario de Organización, lo que equivale a ser el que sabe dónde están las llaves del despacho, los contactos del partido y los secretos que no deben salir a la luz.
Con Pedro Sánchez siempre al fondo aplaudiendo (o no, dependiendo del día), Cerdán fue pieza clave en las intrigas internas del PSOE, esas que se cuecen más despacio que un cocido madrileño pero terminan igual de pesadas.
Y ahora, tras bajarse del tren institucional, ha solicitado una indemnización que muchos ciudadanos no ven ni en tres años de trabajo. La ley dice que le corresponde y, aunque el PP se opone, el Congreso se lava las manos como Poncio Pilato en viernes por la tarde: “Mientras no haya condena, a pagarle toca”.
¿El único pobre del Congreso?
Aquí viene la parte que más desconcierta al votante medio: ¿cómo puede alguien perder dinero siendo diputado en España? ¡Si el Congreso tiene sueldo, dietas, viajes gratis y café subvencionado!
Hay dos teorías:
- La versión oficial: Cerdán es un hombre austero que ha vivido con responsabilidad, pagado sus impuestos, y gastado lo justo en un Volvo porque le gustaba la seguridad sueca.
- La versión del cuñado: “A ese lo han pillao y ha escondido el dinero en Suiza, debajo del colchón o en criptomonedas, como hacen los listos”.
Ninguna está confirmada. Lo que sí es cierto es que hay algo poético en que el único diputado en números rojos sea justo el que está imputado por un caso de presunta corrupción. Vamos, que al menos si fue corrupto, fue con pérdidas. Algo es algo.
El coche, la hipoteca y el sueño español
Entre los datos más entrañables de la declaración está su coche nuevo: un Volvo XC60 T6, vehículo híbrido para esos que quieren parecer ecológicos pero sin renunciar a los caballos bajo el capó. El coche cuesta un riñón y medio, y por eso Cerdán pidió un préstamo del que aún debe 10.100 euros.
A esto se suma la hipoteca firmada el mismo año, que le deja otro hueco de 18.450 euros en la cuenta. Vamos, que como muchos españoles, Cerdán vive a crédito. Solo que él lo hace con 80.000 euros al año. Si eso no es vocación de riesgo financiero, que venga el Banco de España y lo vea.
¿Y ahora qué, Santos?
Cerdán está ahora en una especie de limbo político-judicial-financiero:
- Fuera del Congreso
- Imputado en el Supremo
- Más pobre que antes
- Con la UCO leyendo sus contratos de 2016
Todo esto mientras pide que le paguen casi 20.000 euros “por los servicios prestados”. ¿Qué servicios? No lo sabemos con certeza, pero imaginamos que mantener la estabilidad interna del PSOE y no incendiar el Congreso ya es bastante.
¿Puede el Congreso negarle el cobro?
La respuesta es no, a no ser que haya sentencia firme, embargo judicial o intervención de Hacienda. Hasta entonces, la ley protege a los diputados salientes como si fueran pandas en peligro de extinción.
Francina Armengol, presidenta del Congreso, ya ha dicho que no puede hacer nada, salvo encogerse de hombros y tramitar la indemnización como si aquí no pasara nada.
Y así estamos: un político imputado, con menos dinero, más deudas y un Volvo elegante cobrando una indemnización mientras media España no llega a fin de mes.
Conclusión: Ni Robin Hood ni Pablo Escobar
Lo de Santos Cerdán es digno de estudio. ¿Cómo salir de un cargo público con menos dinero que cuando entraste y aun así estar implicado en un escándalo de comisiones? Tiene mérito. Lo mires por donde lo mires, no cuadra. O es muy honesto… o muy torpe para esconder el botín.
El tiempo dirá si este sainete termina en archivo, en condena o en serie de Netflix. Pero de momento, ya tenemos otro capítulo más de la tragicomedia política española.
¿Tú qué opinas? ¿Es Santos Cerdán un mártir de la burocracia, un gestor torpe o un aspirante frustrado a villano de película que se quedó sin presupuesto?