Valencia, 5 de julio de 2025
Entre las ruinas aún visibles en Sedaví y Albal, en la huerta sur de Valencia, ha emergido una obra poderosa, desgarradora y profundamente humana: un mural monumental bautizado por su autor como El Guernica de la DANA. Concebido como un acto de resistencia artística, este mural no solo denuncia el sufrimiento vivido durante la catástrofe, sino que también actúa como vía de sanación para quien lo ha pintado: un joven artista urbano que vivió en primera persona la tragedia del 29 de octubre de 2024.
Un grito silencioso desde las paredes
El autor de esta obra prefiere mantenerse en el anonimato. Es un conocido grafitero de la zona que, como muchos de sus vecinos, lo perdió todo aquella madrugada en la que las lluvias torrenciales desbordaron barrancos, colapsaron infraestructuras y convirtieron las calles de Sedaví en cauces mortales. Aquella noche, según recuerda, se refugió en una gasolinera tras huir de su vivienda anegada. “Se escuchaban muchas alarmas, cláxones, gritos… pero sobre todo recuerdo el sonido de cosas chocando entre sí. El agua arrastraba todo”, relata.
Desde entonces, arrastra secuelas psicológicas profundas. Pintar este mural ha sido su forma de afrontar el trauma y canalizar un dolor que sigue muy presente: “Sigo soñando con el agua. A veces es como un tsunami. En otras ocasiones sueño que vuelvo a reformar la casa y que, de pronto, entran dos palmos de agua por la puerta”.
La tragedia hecha arte: un mural para la memoria colectiva
Inspirado en el Guernica de Picasso, esta obra no busca solo conmover: pretende interpelar directamente a la conciencia social y política. En el mural aparece representada la alerta “ES-Alert 20:11” —el mensaje de emergencia que muchos recibieron en sus móviles— como una luz cegadora que ilumina una escena de caos. Se ve también un niño ahogado, un móvil grabando en directo el desastre, y cadáveres desfigurados, tal como ocurriera en el bombardeo de Guernica reinterpretado por Picasso en 1937.
En palabras del propio artista, la pieza simboliza “el dolor colectivo, la falta de respuesta y la indiferencia que siguió a la catástrofe. Si nos hubieran avisado antes, si alguien hubiera reaccionado a tiempo, quizás no estaríamos hablando de muertos”.
Pintar entre escombros
El mural se encuentra en una de las paredes que resistieron parcialmente el colapso de un edificio afectado. Durante meses, el artista ha recorrido el trayecto entre Sedaví y Albal, donde reside temporalmente. En ese paseo diario, plagado de casas abandonadas, fachadas derruidas y restos del barro que lo cubrió todo, ha ido dejando otras piezas menores, murales que siguen teniendo al agua como protagonista, a veces como metáfora del dolor, otras como amenaza persistente.
“Cada día que paso por aquí, me enfrento a lo que perdí. A los vecinos que no volverán. A mi casa vacía. Pero también a la idea de que todo eso no puede olvidarse, no debe borrarse con pintura blanca ni con silencio institucional”, afirma.
Ocho meses después, heridas sin cerrar
Mientras el muralista intenta cerrar sus propias heridas a través del arte, miles de personas siguen viviendo el drama de la DANA en presente. Más de 1.000 edificios permanecen sin ascensor, cientos de familias no han podido regresar a sus casas, y muchos afectados han denunciado la lentitud de las ayudas, la falta de atención psicológica y el olvido institucional.
Algunos de estos testimonios ya han sido recogidos por asociaciones vecinales, plataformas ciudadanas y medios de comunicación. El mural Guernica de la DANA se suma ahora a esa memoria activa que exige respuestas, reconocimiento y justicia.
El arte como denuncia y como consuelo
No es la primera vez que el arte urbano sirve de canal para el duelo colectivo. Pero este mural, por su potencia visual y por su origen personal, representa algo más: una forma de terapia frente a la impotencia, una denuncia silente contra el olvido y un memorial pintado con rabia y dignidad.
“Nunca volveré a ser el mismo”, admite el artista. “Pero al menos sé que cada persona que pase por aquí, que vea esta pintura, se acordará de lo que pasó. Y de lo que aún está por arreglar”.