El auge de los pisos turísticos en plantas bajas, muchos de ellos reconvertidos a partir de antiguos locales, garajes o trasteros, está transformando el paisaje urbano de Valencia y su área metropolitana. Sin embargo, esta tendencia preocupa a arquitectos y autoridades, que advierten de que estas viviendas con escasas vías de evacuación pueden convertirse en trampas mortales en episodios de inundaciones como la dana del 29 de octubre, que sorprendió a vecinos y turistas en bajos sin salida segura.
Un riesgo evidente para la seguridad
El decano del Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana, Salvador Lara, ha señalado que gran parte de estas viviendas reconvertidas presentan condiciones de habitabilidad deficientes y carecen de salidas de emergencia. “Son ratoneras sin vías de evacuación”, resume, advirtiendo que un simple ventanuco enrejado no puede considerarse una alternativa segura.
Cinco municipios del área metropolitana –Aldaia, Massanassa, Albal, Sedaví y Picanya– ya han modificado sus normativas para prohibir la conversión de bajos en viviendas, salvo que estén conectados a una primera planta que pueda servir de refugio en caso de desastre.
Lecciones tras la dana
La devastadora dana de octubre dejó al descubierto la vulnerabilidad de estas plantas bajas. En la “zona cero” muchas de las víctimas fueron personas mayores o dependientes que no tenían posibilidad de subir a un nivel superior.
El decano insiste en que la reconstrucción no puede limitarse a reparar daños, sino que debe ir acompañada de cambios urbanísticos profundos. “No cambiar nada sería un suicidio. Si no modificamos los criterios, estaremos expuestos a lo mismo o peor”, advierte.
Habitabilidad bajo mínimos
Además del problema de evacuación, estas estancias no cumplen con los requisitos básicos de salubridad, higiene ni ventilación natural. Lara rechaza que se destinen al uso turístico, incluso de forma temporal, y alerta del peligro de que con el tiempo se conviertan en residencias permanentes pese a su precariedad.
El arquitecto recuerda que se debe diferenciar entre estos bajos reconvertidos y las casas tradicionales de planta baja, que sí cuentan con patios traseros, entradas de luz en ambos extremos y salidas alternativas que garantizan mayor seguridad.
Un cambio necesario
La pregunta sigue en el aire: ¿qué ocurre si un vecino quiere reconstruir su planta baja tal y como estaba antes de la dana, sin normativa previa que lo impida? Para Lara, la respuesta es clara: urge regular y garantizar accesos seguros a niveles superiores.
“No se trata de prohibir todas las plantas bajas”, concluye, “sino de asegurar que cuenten con medidas de evacuación. Es cuestión de seguridad ciudadana, y hay que cambiar las cosas antes de que volvamos a lamentar otra tragedia