El calor extremo, la sudoración excesiva y la pérdida de electrolitos son las principales causas.
Deportistas, trabajadores al aire libre, niños y mayores, los más afectados
Los calambres intensos o frecuentes pueden ser señal de problemas médic.os y deben evaluarse.
Con incremento de la actividad física al aire libre, profesionales de la salud advierten sobre el aumento significativo de los casos de calambres musculares, especialmente durante las olas de calor. Estas contracciones involuntarias y dolorosas, que suelen producirse durante o después del ejercicio, pueden estar relacionadas con una hidratación inadecuada y una pérdida de electrolitos.
El doctor Fernando Corbí, traumatólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, explica que «los calambres por calor se producen cuando las personas no reponen adecuadamente los líquidos y minerales perdidos al sudar. Esto puede provocar un desequilibrio en los niveles de potasio, sodio, calcio y magnesio, fundamentales para el correcto funcionamiento muscular».
Grupos más vulnerables
Ciertos colectivos son especialmente sensibles a estos episodios y a sus posibles complicaciones. «Los más afectados son los deportistas, trabajadores al aire libre, niños y personas mayores», señala el doctor Corbí. En el caso de los mayores, «su percepción de la sed es menor y su equilibrio electrolítico más frágil. Además, muchos toman medicamentos diuréticos que favorecen la deshidratación«. Respecto a los niños, el especialista indica que «su sistema termorregulador aún está en desarrollo, lo que les hace más propensos a la deshidratación durante el juego o el ejercicio». Asimismo, personas con enfermedades crónicas, especialmente renales, cardiovasculares o metabólicas, deben prestar especial atención a estos síntomas.
Prevención y señales de alarma
La mejor forma de evitar los calambres musculares es la prevención. El doctor Corbí recomienda: mantener una hidratación adecuada durante todo el día; consumir alimentos ricos en potasio, magnesio y calcio; evitar la actividad física intensa en las horas de mayor calor; y estirar correctamente antes y después del ejercicio.
Además, advierte que «los calambres frecuentes, intensos o sin causa aparente deben ser evaluados por un profesional, sobre todo si se acompañan de debilidad, náuseas o mareos, ya que podrían estar asociados a enfermedades subyacentes».
Posibles enfermedades asociadas
Más allá de ser una molestia puntual, los calambres pueden ser un síntoma de afecciones más graves. Entre ellas, el especialista menciona enfermedades neurológicas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) o el síndrome de Isaacs, enfermedades autoinmunes como el lupus o la esclerosis múltiple, trastornos metabólicos como la diabetes o el hipotiroidismo, y problemas vasculares como la enfermedad arterial periférica.