El Banco Central Europeo (BCE) ha publicado un informe en el que aconseja a los ciudadanos mantener una pequeña reserva de dinero en metálico en casa, con el fin de poder afrontar situaciones de crisis en las que fallen los sistemas de pago digitales. El organismo recuerda episodios recientes como la gran caída tecnológica del pasado mes de abril, que paralizó durante horas las transacciones con tarjeta o móvil, y advierte de que disponer de efectivo puede resultar clave en emergencias.
Una cantidad orientativa: entre 70 y 200 euros por persona
El informe no establece una cifra exacta, pero expertos como Felipe Sánchez, profesor de Finanzas en EDEM, consideran razonable que las familias guarden entre 50 y 70 euros por persona, y hasta un máximo de 150 o 200 euros, para cubrir los gastos básicos de uno o dos días. “En momentos de incertidumbre —apagones, guerras o pandemias— las personas se sienten más seguras si tienen dinero en casa, porque les transmite la sensación de poder afrontar el día a día”, explica Sánchez.
Experiencias que avalan la recomendación
El BCE recuerda que en episodios como la pandemia, la crisis griega de 2015 o la invasión rusa de Ucrania, la demanda de billetes aumentó de forma notable. En todos estos contextos, el efectivo se convirtió en un respaldo inmediato cuando el sistema financiero o las redes tecnológicas se vieron comprometidas.
Solo 4 de cada 10 guardan efectivo en casa
Pese a estas advertencias, los datos muestran que menos de la mitad de los europeos dispone de una reserva de efectivo en casa. Las opiniones, sin embargo, son muy variadas: algunos aseguran que prefieren pagar siempre en metálico por seguridad, mientras otros reconocen que la tarjeta es su medio habitual de pago y que rara vez llevan dinero encima.
Obligación de los bancos
El BCE también ha recordado a las entidades financieras que están obligadas a garantizar el acceso al efectivo, incluso en un contexto de transición hacia medios de pago electrónicos. En palabras del organismo, “los ciudadanos deben tener siempre la posibilidad de utilizar dinero físico, porque sigue siendo la única forma de pago que no depende de la tecnología”.