La localidad rememora la tragedia de la DANA de 2024, en la que murieron seis personas, mientras afronta nuevas alertas por lluvias torrenciales
El miedo que no se borra
La Comunitat Valenciana vive su segundo día de alerta por lluvias extremas. En municipios como Aldaya, marcado por la tragedia de la DANA de octubre de 2024, cada gota intensa despierta recuerdos dolorosos. Allí fallecieron seis personas en apenas unas horas, atrapadas por las inundaciones.
El alcalde, Guillermo Luján, explica en una entrevista cómo la población está viviendo esta nueva situación:
«Tenemos tensa calma. El domingo por la noche fue muy complicado porque desbordó el dique de contención en la rotonda de Bonaire y cayó muchísima agua, de forma estruendosa. El miedo y el pánico se apoderó de la ciudadanía», relata.
La importancia de las alertas a tiempo
Uno de los puntos clave en la conversación con el alcalde es la mejora en la gestión de avisos. Si en 2024 los mensajes del sistema ES-Alert llegaron tarde —cuando la tragedia ya se había desatado—, en esta ocasión se activaron con antelación.
«La clave en una situación como esta es avisar a la ciudadanía de que se suba a pisos en alto. Eso no ocurrió el 29 de octubre. Esta vez el ES-Alert llegó a toda la población y nos ha permitido reforzar la protección, sobre todo para las personas mayores o con movilidad reducida».
La diferencia, asegura, ha sido fundamental para dar tranquilidad y una sensación de mayor seguridad entre los vecinos.
40 años de reivindicaciones
El alcalde reconoce que el problema de fondo sigue sin resolverse: la falta de infraestructuras hidráulicas que eviten que el barranco de las Saleta desemboque en la conocida “zona cero” de la estación del tren.
«Llevamos 40 años reivindicando obras estructurales. Mientras no estén en marcha, la preocupación existe. Solo podemos aplicar medidas preventivas: compuertas, planes de actuación, sistemas de información… pero no es suficiente».
Una herida que sigue abierta
La memoria de las seis víctimas de la DANA de 2024 pesa sobre Aldaya cada vez que se activan las alertas meteorológicas. La población, afirma Luján, vive con miedo:
«Aquí, cuando llueve, la gente se juega la vida. Y eso es muy duro de entender».
Preparados, pero vulnerables
El Ayuntamiento activa cada año sus Planes de Actuación Municipal frente a Inundaciones (PAM), pero la vulnerabilidad del terreno y la falta de obras de gran envergadura hacen que la sensación de inseguridad permanezca.
En palabras del alcalde, “la preocupación es máxima”, y la única esperanza es que las lecciones aprendidas de la tragedia pasada, unidas a la anticipación de las alertas, eviten que Aldaya vuelva a sufrir el mismo dolor.