El fenómeno, ligado a los ciclos de reproducción, sorprende a vecinos y conductores tras varios días de tormentas históricas en la Comunitat
De la tormenta al enjambre
Las intensas lluvias que durante los últimos días han mantenido en vilo a la provincia de Valencia han dejado tras de sí no solo calles anegadas y taludes derrumbados, sino también una escena inesperada: cientos de miles de hormigas voladoras han inundado calles, aceras y coches en distintos barrios de la capital.
Muchos vecinos, al salir de sus casas o al recoger el coche, se encontraron con los vehículos literalmente cubiertos por estos insectos. “Era como si hubiera nevado hormigas. Abrí la puerta del coche y salieron volando decenas”, contaba sorprendida una conductora en el barrio de Russafa.

Un fenómeno natural
Aunque llamativo, los expertos recuerdan que se trata de un fenómeno natural y cíclico. Joaquín Baixeras, profesor de Entomología de la Universitat de València, explica que la lluvia es la señal que activa a las colonias:
“El suelo húmedo facilita la creación de nuevos nidos y ofrece más protección. Por eso, tras las tormentas, se producen explosiones de machos y hembras voladores. En la ciudad impresiona, pero en entornos rurales puede ser realmente espectacular”.
Estos ejemplares son los únicos capaces de reproducirse. Nacen en el interior de la colonia y, en un momento sincronizado, salen en masa al exterior, generando la sensación de enjambre.
El ciclo de las hormigas voladoras
Una vez en el aire, comienza el apareamiento. Tras la cópula, los machos mueren y las hembras fecundadas intentan fundar nuevas colonias para convertirse en reinas. “Lo consiguen muy pocas; la mayoría también acaba muriendo”, detalla Baixeras.
El proceso suele durar apenas unos días, a veces incluso solo unas horas, y forma parte del equilibrio natural de los ecosistemas.
Coincidiendo con las lluvias históricas
La aparición masiva de hormigas voladoras ha coincidido con el fin de las alertas meteorológicas que durante el lunes mantuvieron a Valencia y Castellón en nivel rojo por lluvias torrenciales.
Localidades como Cullera o Sueca registraron precipitaciones “históricas”, mientras que en Picanya se derrumbó parte de un talud del barranco del Poyo.
Con la normalización de la situación, el Ayuntamiento de València ha activado un dispositivo especial para revisar parques y zonas verdes, evaluar el estado del arbolado y garantizar su reapertura en condiciones de seguridad tras el temporal.
Conclusión
El enjambre de hormigas voladoras en Valencia se convierte así en el rostro más curioso y menos dañino de la tormenta. Un recordatorio de que la naturaleza responde a sus propios ciclos, incluso en medio de episodios climáticos extremos que ponen a prueba tanto a la ciudad como a sus habitantes.