El precio de la vivienda nueva en Valencia y su área metropolitana se ha disparado en los últimos seis años. Según el último informe de la Cátedra Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de Valéncia (UPV), el valor medio de venta se ha duplicado desde 2019, situándose en 3.700 euros/m² en la capital y más de 4.500 euros/m² en algunos municipios cercanos como Godella, Almàssera o El Puig.
El estudio, correspondiente al tercer trimestre de 2025, advierte que este crecimiento ha reducido la accesibilidad a niveles críticos. En apenas seis años, la oferta de obra nueva se ha desplomado más de un 80% y ocho distritos de la ciudad ya no cuentan con promociones activas. Las pocas que existen están dirigidas, en su mayoría, a compradores de alta renta o inversores extranjeros.
El esfuerzo para comprar una casa se dispara
Mientras los precios se han duplicado, los salarios solo han crecido un 10% desde 2019, lo que ha elevado el esfuerzo medio para comprar una vivienda hasta el 45% de los ingresos familiares. Esta cifra supera ampliamente el umbral del 30% recomendado por la Unión Europea, lo que coloca a muchas familias fuera del mercado.
El informe califica la situación como “una paradoja de visibilidad estadística e invisibilidad social”: el mercado inmobiliario crece, pero las familias trabajadoras desaparecen del nuevo ciclo urbano.
Valencia lidera también el encarecimiento del alquiler
El Observatorio señala que la tensión se traslada al mercado del alquiler, donde Valencia encabeza el aumento de precios en España con una subida interanual del 17,1%. El alquiler medio alcanza ya los 1.674 euros mensuales, una cifra que convierte esta opción en inviable para gran parte de la población joven y trabajadora.
Además, el 35% de los contratos son ya temporales o de corta estancia, mientras que los arrendamientos de larga duración caen por la inseguridad jurídica y la reducción de oferta tras la aplicación de la Ley de Vivienda 12/2023.
Según el estudio, esta situación agrava el desarraigo urbano: jóvenes que retrasan su emancipación, familias que se ven obligadas a mudarse a la periferia y trabajadores esenciales que ya no pueden vivir en la ciudad donde trabajan.
Falta de suelo y costes de construcción
La presión demográfica también contribuye al problema. La Comunitat Valenciana ha crecido un 5,5% desde 2022, impulsada por la llegada de población extranjera, pero sin una estrategia coordinada entre administraciones para aumentar el parque de vivienda.
A ello se suma el aumento del coste de los materiales, la energía y la mano de obra, que ha encarecido la construcción hasta hacerla “inviable” en muchos casos. Las vacantes en el sector se han multiplicado por cuatro en la última década y la fragmentación empresarial dificulta grandes promociones públicas o privadas.
Industrializar la construcción, una posible salida
El informe propone apostar por la construcción industrializada para recuperar ritmo y reducir costes. Este modelo, explican los técnicos de la UPV, acorta los plazos de obra, estabiliza precios y mejora la calidad.
El estudio cita como ejemplo el primer edificio de la Universitat Politècnica de Valéncia, construido entre 1969 y 1970 mediante un sistema prefabricado en solo doce meses y aún operativo más de medio siglo después.
Redefinir la vivienda asequible
El Observatorio concluye que España necesita redefinir su política de vivienda. La llamada “vivienda asequible viable”, señalan, debe ser digna, sostenible y económicamente posible, orientada a quienes hoy están excluidos del mercado.
El informe cierra con una reflexión: “Los datos no son destino, sino mapa, y el mapa de 2025 señala un rumbo claro: industrializar para construir más, redefinir la vivienda asequible y devolver a las ciudades su función esencial: ser lugares de acogida, no de expulsión