Subtítulo: Nuevas revelaciones contradicen la versión oficial de Carlos Mazón sobre su paradero durante la catástrofe del 29 de octubre, mientras ‘El Intermedio’ ironiza sobre su sobremesa, sus zapatos cambiados y sus versiones “de vampiro político”.
Si alguien sabe cuándo comió Carlos Mazón, que lo diga ahora o calle para siempre
La tarde del 29 de octubre de 2024 se recordará durante años en la Comunitat Valenciana por una cifra desgarradora: 229 muertos como consecuencia de la DANA más letal en la historia reciente de la región.
También se recordará por una comida en El Ventorro, un restaurante donde se encontraba el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, justo cuando la tragedia golpeaba con más fuerza. ¿La polémica? No fue su presencia en la comida. Fue su ausencia en todo lo demás.
Y esta semana, gracias a una investigación publicada por eldiario.es y amplificada por ‘El Intermedio’ (laSexta), el relato oficial de Mazón se tambalea más que el wifi de la Generalitat.
Mazón y su GPS emocional: de El Ventorro al parking (pero no al Palau)
Vamos por partes. O mejor dicho, por versiones.
📍 Versión 1: Mazón va a comer y luego al Palau directamente.
Lo dijo él. Lo repitió. Se publicó. Se defendió.
🛑 Versión 2 (testigos mediante): Mazón acompañó a la periodista Maribel Vilaplana a su coche —ubicado en dirección contraria a la Generalitat— y luego desapareció durante unas horas.
👔 Versión 3: Cuando por fin llegó al Palau, llevaba otra ropa distinta a la de la comida.
Y como la hemeroteca no perdona, las contradicciones empiezan a pesar más que el protocolo de emergencias.
El programa satírico ‘El Intermedio’ no ha dejado pasar la oportunidad y ha diseccionado, con su habitual bisturí irónico, cada grieta del relato del president, rematando con una frase para el recuerdo:
“Tiene más versiones que Drácula”.
El Gran Wyoming se despacha a gusto: «Al menos se preocupó por una valenciana ese día»
Durante la emisión del lunes, el presentador Wyoming y su compañera Sandra Sabatés repasaron lo que ya parece una tragicomedia institucional:
- Mazón acompañó a Vilaplana al parking.
- El parking está en dirección opuesta al Palau de la Generalitat.
- Se cambió de ropa en algún momento entre ambas ubicaciones.
- Un testigo asegura que llegó al Palau a las 19:55 h, casi 7 horas después del estallido de la tragedia.
Wyoming, sarcástico, no se contuvo:
“Quería esperar a que anocheciera para que no le diera la luz del Sol. Es lo que los que salen del after llaman el draculazo.”
Y remató con otra joya:
“Porque al menos podemos decir que hubo una valenciana por la que sí se preocupó ese día.”
El misterio del cambio de ropa: ¿ducha exprés o reseteo político?
Lo más inquietante del relato es lo que no se dice, pero se sugiere:
🔸 ¿Por qué Mazón apareció con otra ropa por la tarde?
🔸 ¿Dónde estuvo durante ese vacío temporal en plena emergencia?
🔸 ¿Qué hizo entre las 15:00 y las 19:55, mientras la ciudadanía vivía una catástrofe sin precedentes?
Una fuente anónima citada por eldiario.es va más allá y asegura que Mazón “se fue rápidamente a casa a ducharse o a dormir la mona”. Wyoming, con su puntería habitual, ironizó:
“Eso no le pega. Él rápido no parece que vaya a ningún sitio.”
Un president bajo el microscopio (y sin margen de error)
La figura de Mazón no solo está desgastada. Está asediada.
- La ciudadanía protesta en la calle.
- Las víctimas no quieren que asista al funeral de Estado.
- Su partido lo da por amortizado.
- La oposición exige explicaciones.
- Y la prensa desmonta sus coartadas con precisión forense.
Todo mientras el president se refugia en declaraciones institucionales, en promesas de reconstrucción y en un discurso que cada vez conecta menos con la realidad que vive la gente.
Porque cuando la tragedia golpea, la ciudadanía no quiere saber si su president comió postre. Quiere saber si estaba allí. Y Mazón, por ahora, no consigue demostrar que lo estuvo.
¿Puede sobrevivir políticamente un presidente que no aparece en la peor catástrofe de su mandato?
Es la pregunta que flota en el ambiente. Mazón dice que su futuro político está ligado a la reconstrucción. Pero cada día surgen nuevas dudas sobre si podrá reconstruir siquiera su credibilidad.
Mientras tanto, programas como ‘El Intermedio’ hacen lo que la política institucional no se atreve: poner el foco donde escuece, aunque sea con sarcasmo.
Y en ese foco, Carlos Mazón aparece cada vez más solo, más enredado y más incómodo. Ni el mejor asesor de comunicación podría transformar esta situación en una victoria narrativa. A menos que se reinvente como influencer gastronómico.
¿Es Mazón víctima de un linchamiento mediático… o de su propia incapacidad para decir la verdad completa desde el primer día?
















