El cambio climático agravó las lluvias de la DANA del 29 de octubre, según un estudio del CSIC
6 de noviembre de 2025 | Redacción Medio Ambiente
Un equipo del Instituto de Geociencias (IGEO), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha determinado que el cambio climático aumentó hasta un 20% la intensidad de las lluvias registradas durante la DANA de Valencia del 29 de octubre de 2024.
El estudio, publicado en la revista Bulletin of the American Meteorological Society, concluye que el evento habría ocurrido igualmente, pero con precipitaciones mucho menos intensas. “La atmósfera habría contenido menos humedad disponible para formar tormentas”, señalan los investigadores.
Un evento más lluvioso por efecto del calentamiento global
Según los autores, la DANA fue alimentada por una entrada de aire muy cálido y húmedo desde el Mediterráneo, lo que desencadenó lluvias torrenciales que dejaron 229 víctimas mortales solo en la provincia de Valencia y acumulaciones récord de 720 litros por metro cuadrado en 12 horas.
Los resultados confirman que el calentamiento global no provocó la DANA ni ha incrementado su frecuencia, pero sí ha hecho que estos fenómenos sean más lluviosos e intensos. “El cambio climático no causó la DANA, pero la hizo más extrema”, resumen los investigadores.
Tres métodos para atribuir la influencia climática
El trabajo combina tres enfoques complementarios:
- Probabilístico: analiza si lluvias tan extremas son hoy más frecuentes que en el pasado. No se observa una tendencia clara, debido a la gran variabilidad natural del clima mediterráneo.
- Método de análogos: compara danas similares y encuentra una señal humana evidente: de media, estos episodios actuales dejan más precipitación que hace unas décadas.
- Storyline o reconstrucción sin influencia humana: simula el evento con modelos de inteligencia artificial y muestra que, sin calentamiento global, las precipitaciones habrían sido hasta un 20% menores.
Los investigadores destacan que la circulación atmosférica (vientos y presiones) no muestra variaciones significativas, pero sí se ha detectado una mayor disponibilidad de humedad en la atmósfera como consecuencia directa del calentamiento global.
Una nueva realidad climática para el Mediterráneo
El estudio subraya la necesidad de mejorar la comunicación del riesgo y el diseño de infraestructuras resilientes ante un clima más inestable. “El valor está en sumar evidencias. Esta atribución confirma una nueva realidad climática y la necesidad de una acción conjunta entre ciencia, instituciones y ciudadanía”, ha destacado Ricardo García-Herrera, investigador del IGEO.
El equipo del CSIC propone un marco integrador que combine distintos métodos de atribución climática, con el objetivo de reducir mensajes contradictorios y facilitar políticas de adaptación ante fenómenos meteorológicos extremos como el de octubre de 2024.
















