Nos abre las puertas de su empresa, Ferran Folgado Romeu, hijo de la saga que su abuelo inició en este oficio tan tradicional como el arte de realizar abanicos.
Ferran Abanicos, es la marca bajo la que esta familia trabaja incansablemente desde 1942
Ferran es el nombre también del hijo, de donde proviene la marca que su padre ideó para este proyecto empresarial.
Hoy en día, en el negocio trabajan él junto a su hermana Lucía como Jefa de Taller, su sobrino Jaume y su mujer Cristina en la tienda. Además cuentan con Mari Carmen y Antonio como empleados.
La DANA destrozó maquinaria y material en la nave
La cantidad ingente de agua corrió por las calles de Aldaya llegando también a la fábrica, a la entrada, vehículos agolpados crearon una barrera propiciando acumulación de agua que entró directa a la nave, causando estragos visiblemente importantes.
El nivel del agua no fue muy alto, pero sí lo suficiente como para estropear maquinaria y maderas como principal afectación.
F. «Gracias a Dios las máquinas de tecnología más importante las tenemos en alto»
80 cm de agua fueron suficientes para inutilizarlo todo
Ferran nos cuenta que todo flotaba y que aunque ellos viven en Picaña, y en los primeros días no podían desplazarse, sus familiares desde Aldaya acudieron para ver la magnitud.
Restaban importancia a la gravedad de las pérdidas en la fábrica debido a las inundaciones para no preocuparles.
Algunas puertas fueron arrancadas por la fuerza del agua, de hecho no se encontraron nunca.
Cerca de 180.000€ en pérdidas les provocó la riada
Compresores como el de esta imagen se estropearon por completo:
Pedidos que tenían listos para salir, maderas ya secas para empezar a trabajar en encargos nuevos no pudieron ver la luz, todo se tuvo que tirar.
Tardaron cerca de dos meses en retomar cierta actividad
Trabajo familiar y artesano
Para la fabricación de un abanico se precisan diferentes procesos profesionales y delicados, como solo esta familia y sus empleados saben hacer.
F.«Buscamos las vetas más bonitas de la madera y realizamos el corte en el sentido adecuado para que los anillos del árbol estén unidos»
Poseen una máquina que data de 1928:
F.«esta máquina es preciosa, toda de hierro, con ella una vez vaporizado el taco de madera realizamos el laminado»
Mientras hablamos ,están trabajando en los diferentes procesos que nos explican y muestran con mimo.
Es un proceso absolutamente artesanal
Abajo, Antonio a la izquierda y el propio Ferran a la derecha, lijan cada tablilla para quitar todas las astillas:
En esta imagen Lucía y Jaume, hermana y sobrino de Ferran respectivamente, pulen cada una de las tablillas tras el lijado para darle un acabado más suave al tacto:
En esta imagen vemos el proceso de montaje en el que unen las tablillas con un clavo o pasador:
El resultado tras el lijado y pulido es este aunque aún le falta por terminar:
El último proceso sería la parte de las telas plisadas para colocar encolándolas, donde Mari Carmen trabaja habilidosa:
Diseñan palmitos con diferentes motivos: modernos, clásicos, a la moda, para eventos, por encargo
Ahora sí, el resultado final en el caso de hoy, es este abanico del que tanto se habla en homenaje a los voluntarios y voluntarias de la DANA venidos de todas partes para ayudar:
En este abanico en concreto se ha realizado un troquelado mediante láser.
¿Cómo nació la idea de hacer este abanico?
F. «Nace como señal de agradecimiento a todas esas personas que vinieron a ayudarnos escoba en mano, me pareció un bonito gesto»
Las primeras semanas yo personalmente desde mi casa realicé abanicos que iba regalando a voluntarios y voluntarias, se lo personalizaba además poniendo su nombre.
Alma de Mongoy
Según nos cuenta Ferran, el alma de sus palmitos es la madera de Mongoy.
Una madera apreciada por su dureza, durabilidad y hermoso veteado, su tonalidad cálida y textura fina la hacen ideal para abanicos artesanales, combinando estética y funcionalidad.
Resiste bien la humedad y el desgaste, lo que garantiza una larga vida útil.
Su trabajabilidad permite acabados detallados, ofreciendo piezas únicas y sofisticadas, perfectas para uso decorativo o práctico.
La empresa familiar tiene una tienda de abanicos instalada en el centro de Valéncia, la cual no pudo ser abierta al público durante varias semanas por la imposibilidad de desplazarse.
La tienda es el escaparate de la marca Ferran
Acudimos también a la tienda tras la entrevista en la fábrica con Ferran, dónde nos atiende Cristina Murciano su mujer.
Regenta este comercio en el puro centro de la ciudad ubicado en Carrer dels Flassaders, 5
Una coqueta tienda que no precisa de decoración, pues decenas de abanicos de todo tipo engalanan el ambiente sobradamente
Cristina nos comenta que el «Abanico de la DANA» está teniendo mucho éxito.
Para todo aquel que vaya a comprar un abanico tras leer esta noticia y llame o lo encargue vía online, indique por favor que lo ha leído en nuestro diario «Noticias Ciudadanas».
Además de la tienda física también venden online y realizan envíos a toda España y para enterarse de todas la novedades solo hay que seguirles en su web o RRSS:
Artesanía y tradición en Aldaia
La artesanía del abanico valenciano, tanto como complemento de vestir, herramienta para refrescarse o pieza artística, cuenta con una tradición que supera los cinco siglos.
Aunque Valéncia fue el principal centro productor en los siglos XVIII y XIX, con la creación del Gremio de Maestros Artesanos Abaniqueros y la Real Fábrica de Abanicos en 1802, con el tiempo, la producción se desplazó a localidades cercanas, siendo Aldaia la que consolidó su liderazgo.
Aldaya es considerada hoy la cuna valenciana del abanico actual llamado «palmito» en valenciano
Durante el siglo XIX, Aldaia ya contaba con 18 artesanos abaniqueros según los padrones de habitantes de 1857 y 1860.
Estos pioneros dieron inicio a sagas familiares que aún hoy perduran.
Aldaia vivió un crecimiento sostenido desde los años cincuenta hasta los setenta.
En 1957 se contaban 37 empresas con licencia industrial, cifra que aumentó a 40 en 1979.
El desarrollo del abanico impulsó también otras especialidades vinculadas, como varilladores, caladeros, teladores y pintores, haciendo de Aldaia el centro neurálgico del abanico español.
A partir de los años noventa, el sector sufrió una fuerte crisis debido a la competencia de abanicos asiáticos, lo que redujo el número de empresas activas.
Sin embargo, en respuesta:
el gremio impulsó la marca «Abanicos Artesanos Españoles» (AEA), distintivo de calidad que certifica la elaboración artesanal.
En paralelo, se han desarrollado iniciativas locales como el Museu del Palmito d’Aldaia (MUPA), inaugurado en 2010, que ha sido clave para promover la cultura del abanico mediante exposiciones, visitas guiadas y talleres.
Actualmente, Aldaia concentra el 70 % de la producción nacional de abanicos artesanales y sigue siendo única en Europa en técnicas como el trabajo en nácar.
Gracias al esfuerzo conjunto de artesanos, asociaciones e instituciones públicas, el abanico de Aldaia continúa siendo un símbolo de identidad cultural y artística de la Comunidad Valenciana.
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