El jefe de Climatología alerta de un futuro con veranos enteros bajo ola de calor y lluvias cada vez más torrenciales
Valencia se enfrenta a un futuro climático cada vez más extremo. Así lo ha advertido José Ángel Núñez, jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunitat Valenciana, en una entrevista en la que ha puesto cifras y contexto a lo que ya muchos vecinos sienten en su piel: los veranos cada vez son más largos, más cálidos y con noches insoportables.
De tres días a un verano entero en ola de calor
Núñez recordó que en los años 70 y 80 las olas de calor duraban de media apenas tres o cuatro días. Hoy, medio siglo después, esa cifra se ha multiplicado por siete, alcanzando en la última década hasta 21 jornadas. La tendencia es clara y preocupante:
- En el escenario más optimista, a finales de siglo las olas de calor podrían durar 47 días.
- En el más pesimista, se alargarían hasta 77 días, lo que equivaldría a pasar todo el verano bajo ola de calor.
“El punto de inflexión fue el verano de 2022, y desde entonces hemos tenido cuatro seguidos que han sido sofocantes”, explicó.
El calor nocturno y la pérdida de confort
El meteorólogo subrayó otro aspecto que afecta directamente a la calidad de vida: el calor nocturno. Si antes la brisa refrescaba durante las madrugadas, ahora los termómetros no bajan de 20 o 25 grados ni en la playa. A la falta de brisa se suma una humedad elevada, lo que genera una pérdida de confort térmico que impide descansar y aumenta el riesgo para la salud.
El vínculo con los incendios
Núñez fue tajante al vincular estas olas de calor extremas con la proliferación de incendios forestales. “El calor extremo y persistente crea las condiciones idóneas. Solo falta la chispa”, advirtió. Recordó que este verano la Comunitat Valenciana se libró de grandes tragedias, salvo el incendio de Teresa de Cofrentes, gracias a tres temporales de julio que “refrescaron el terreno y la vegetación”.
Un cambio en los patrones de lluvia
Si en el calor la tendencia es clara, en las lluvias la situación no es menos preocupante. Aunque en la Comunitat Valenciana y Murcia se registra un ligero aumento de precipitaciones, Núñez lo considera una mala noticia: la lluvia se concentra en pocos episodios y con gran torrencialidad.
Esto provoca erosión, pérdida de suelo fértil y enormes dificultades para almacenar el agua en acuíferos. “No nos sirven las lluvias extremas. Las que recargan la tierra son las moderadas, y esas cada vez son menos frecuentes”, subrayó.
El balance hidrológico es un reflejo de esa irregularidad: el año 2023-2024 fue el más seco en 75 años, mientras que 2024-2025 ha sido uno de los más húmedos del siglo, pero con enormes contrastes entre Castellón, que ha tenido superávit, y Alicante, que sigue en déficit.
Cambio climático: “No es opinable”
El climatólogo no dejó lugar a dudas: “No es cuestión de creer o no creer. Es un hecho científicamente constatado. Hemos alterado la composición química de la atmósfera con un 50% más de gases de efecto invernadero, y eso provoca temperaturas más altas y olas de calor más largas y tempranas”.
El recuerdo de la DANA del 29-O
Núñez también revivió el trauma de la DANA del 29 de octubre de 2024, que dejó 228 víctimas mortales en Valencia y se convirtió en la mayor catástrofe natural reciente en España. Reconoció que aún arrastra el impacto emocional de aquella jornada y defendió la labor de Aemet frente a las críticas: “Desde primera hora activamos el aviso rojo. Nadie podía saber que en Torís iban a caer 770 litros”.
Recordó además que, en emergencias como aquella, las medidas preventivas deben tomarse de forma rápida y masiva aunque después el peor escenario no se confirme: “La ciencia nos decía que era un día de peligro extraordinario, y así fue”.
Un futuro que obliga a actuar
El mensaje de Núñez es claro: la transición ecológica marcará la diferencia entre un futuro con casi dos meses de ola de calor o con veranos enteros sofocantes. Mientras tanto, la Comunitat Valenciana deberá aprender a convivir con fenómenos extremos: calor más persistente, noches tropicales interminables y lluvias cada vez más torrenciales.