Alicante, 5 de julio de 2025
A punto de celebrar su 41º aniversario, la librería 80 Mundos, considerada la más antigua de Alicante y uno de los referentes culturales de la ciudad, se enfrenta a su posible cierre o traslado forzoso. Una empresa madrileña ha adquirido el edificio donde se encuentra y ha anunciado su intención de convertirlo en un bloque de apartamentos turísticos, lo que obligaría a los libreros a abandonar el local que han ocupado durante más de cuatro décadas.
La noticia ha generado una oleada de indignación entre lectores, vecinos y amantes de la cultura, que ven en este caso un nuevo episodio del conflicto entre la identidad local y la presión urbanística provocada por el turismo.
Un templo de libros en riesgo
Ubicada en la calle General Marvá, la librería 80 Mundos ha sido, desde su fundación en 1984, mucho más que un establecimiento comercial. Durante décadas, ha acogido presentaciones literarias, debates, clubes de lectura, firmas de autores y encuentros intergeneracionales en torno a la palabra escrita. En sus estanterías han crecido generaciones de lectores alicantinos, y sus actuales propietarios —cuatro socios que fueron primero clientes— asumieron hace años la responsabilidad de mantener vivo su espíritu fundacional.
“El anterior dueño, que la dirigió durante la Transición, buscó a alguien que la mantuviera con el mismo compromiso cultural”, recuerda Carmen Juan, una de las actuales responsables. “Nosotros no solo queríamos vender libros, queríamos seguir siendo un espacio de libertad y pensamiento crítico”.
Un modelo de ciudad en disputa
Pero en la Alicante de 2025, ese compromiso choca con otra realidad: el avance imparable de la turistificación. El edificio donde se encuentra la librería ha sido comprado por una sociedad con sede en Madrid, que ya ha comunicado su plan de transformar todos los pisos —incluido el bajo comercial donde se sitúa 80 Mundos— en apartamentos turísticos.
“Hablamos con ellos. Intentamos explicar lo que representa la librería para esta ciudad, pero no les interesa. Dicen que no somos rentables para su modelo”, lamenta Sara J. Trigueros, también copropietaria.
Aunque la empresa ha ofrecido cierta flexibilidad en los plazos, por ahora no hay garantía de continuidad. Los libreros pidieron al menos poder completar la campaña de libros de texto de septiembre, fundamental para su viabilidad financiera, pero no han recibido una respuesta clara. “No querían que nos fuéramos de malas maneras, pero cuanto antes mejor”, resume Trigueros.
Indignación ciudadana y apoyo masivo
Desde que se conoció la noticia, las redes sociales se han llenado de mensajes de apoyo. También han comenzado a llegar llamadas, correos y visitas de vecinos, antiguos clientes y autores que pasaron por la librería. “Es emocionante, pero también abrumador. La gente está intentando ayudarnos de todas las formas posibles”, dice Carmen.
Entre las muchas voces que se han alzado se encuentran escritores alicantinos, asociaciones culturales, docentes, libreros de otras ciudades y hasta turistas que descubrieron en 80 Mundos un rincón de calma y conocimiento en sus visitas a la ciudad.
Para muchos alicantinos, perder la librería es perder parte de su identidad. “Aquí compré mis primeros libros de texto, y ahora vengo con mis hijos. No puede desaparecer algo tan importante”, decía una madre en la puerta de la tienda, visiblemente emocionada.
Resistir, con los pies en la tierra
Los responsables de 80 Mundos aseguran que no se rendirán sin pelear. “La librería nació con la idea de resistir, y seguimos en esa línea. Lo estamos intentando todo”, afirman. Pero también reconocen que el apoyo emocional no es suficiente. “Es muy bonito todo lo que estamos viviendo, pero necesitamos una solución real: un local donde podamos continuar el proyecto, si es que finalmente tenemos que salir de aquí”.
Mientras exploran alternativas de financiación y colaboración institucional, el equipo de la librería ha iniciado contactos con asociaciones vecinales y colectivos culturales para organizar actos de visibilización. No descartan convocar concentraciones o impulsar una campaña pública para mantener su ubicación o conseguir un nuevo espacio digno.
Un símbolo amenazado por el turismo
Lo que ocurre con 80 Mundos no es un caso aislado. Muchas ciudades españolas, especialmente en la costa, están viendo cómo comercios tradicionales, espacios culturales y librerías independientes desaparecen ante el empuje del turismo masivo y la especulación inmobiliaria.
“Se habla mucho de modernizar las ciudades, pero una ciudad sin librerías, sin cines, sin identidad, ¿para quién es? ¿Para vivir o solo para alquilar?”, se pregunta Trigueros.
Conclusión:
El futuro de 80 Mundos está en el aire. Pero lo que es seguro es que Alicante no está dispuesta a perderla sin luchar. Porque a veces una librería no es solo un comercio. Es una casa, un refugio, una memoria colectiva. Y, como en los buenos libros, aún hay margen para un giro inesperado.