📍 Buñol (Valencia), 18 de abril de 2025
El Ayuntamiento de Buñol ha propuesto nombrar Hijo Adoptivo, a título póstumo, al artista Miguel de Molina, uno de los grandes iconos de la copla y la cultura española del siglo XX. La propuesta, impulsada por el equipo de gobierno formado por PP y XBuñol, pretende ser un gesto de reparación histórica hacia una figura que, pese a haber sido perseguida por el régimen franquista, encontró en Buñol un refugio de paz durante uno de los momentos más oscuros de su vida.
Buñol, un refugio en tiempos de represión
Nacido en Málaga en 1908 y exiliado en Argentina, Miguel de Molina vivió en Buñol entre abril de 1940 y enero de 1941, tras finalizar la Guerra Civil. Durante ese periodo, marcado por la persecución política y personal que sufrió por su condición artística, ideológica y sexual, el artista fue confinado en la localidad valenciana. Sin embargo, lejos de ser un lugar de castigo, Buñol fue para él un espacio de serenidad, afecto y dignidad humana.
Así lo recoge el comunicado del consistorio, que basa su propuesta en una investigación coordinada por el historiador local Pepe Abargues y en los numerosos testimonios y documentos personales que Miguel de Molina dejó por escrito.
“Un rincón de humanidad en medio de la barbarie”
La alcaldesa de Buñol, Virgínia Sanz, ha calificado la propuesta como “un acto necesario para saldar una deuda moral” con un artista que sufrió la represión franquista por ser libre, por ser diferente y por representar una cultura que entonces fue silenciada.
“Miguel de Molina nunca olvidó a Buñol, y Buñol debe hoy demostrar que tampoco lo ha olvidado a él”, ha afirmado la edil.
En sus memorias, tituladas Botín de guerra, el propio Miguel de Molina escribió sobre su estancia en la localidad:
“Buñol fue un lugar que quedó fijado en mí. Una existencia afable y serena, rodeado de gente noble”.
A lo largo de las décadas, el artista mantuvo correspondencia con amigos buñolenses y evocó con cariño el paisaje y las calles que lo acogieron cuando más lo necesitaba.
Una despedida que selló su vínculo con Buñol
En 1958, ya consagrado como artista en Argentina, Miguel de Molina volvió a Buñol para ofrecer una emotiva actuación de despedida en el Teatro Montecarlo, justo antes de cumplir los cincuenta años. Aquella visita fue la última, pero no rompió el vínculo emocional que mantenía con la localidad.
Desde el Ayuntamiento recuerdan que en diciembre de 2024, el Gobierno de España homenajeó a Miguel de Molina en el acto institucional Memoria es Democracia, donde fue reconocido como una de las grandes figuras culturales perseguidas durante el franquismo.
Una vida marcada por la belleza y la censura
Miguel de Molina fue mucho más que un cantante de copla. Fue un símbolo de libertad, de arte sin fronteras y de resistencia cultural. Su estética rompedora, su voz única y su valentía personal lo convirtieron en un icono para generaciones posteriores. Pero también fue víctima de un sistema que lo censuró, lo golpeó y lo obligó al exilio.
Reconocerlo como Hijo Adoptivo de Buñol es también reconocer el sufrimiento de tantos otros artistas e intelectuales que fueron apartados por motivos ideológicos, sexuales o estéticos durante el franquismo.
El pleno decidirá el nombramiento oficial
La propuesta será llevada a pleno en los próximos días, y el equipo de gobierno confía en que cuente con el apoyo de todas las fuerzas políticas. Si se aprueba, el acto oficial de nombramiento incluirá una ceremonia pública, una placa conmemorativa y un homenaje artístico, en el que se interpretarán algunas de sus canciones más emblemáticas.
Conclusión: un reconocimiento necesario, una memoria viva
Buñol quiere saldar una deuda con la historia. Al nombrar a Miguel de Molina Hijo Adoptivo, no solo reconoce el valor de un artista universal, sino también la dignidad de un pueblo que supo acoger, en tiempos difíciles, a quien el poder quiso borrar.
Miguel de Molina encontró en Buñol un hogar. Hoy, Buñol quiere decirle —aunque sea tarde— que también es uno de los suyos.