Catalá incapaz de vigilar el patrimonio en el Mercado Central
Las obras de los locales que se quedó hace algunos más de tres años y que desde entonces han permanecido cerrados para ampliar el Bar Central la sociedad en la que está Ricart Camarena avanzan imparables.
Un vallado de obra separa los puestos que han comenzado las obras en los pasillos y se atisba el pavimento Nolla original protegido por el Plan Especial de Ciutat Vella (PEP), bajo de escombros, y sin ninguna protección.
Unas obras que pretenden crear un comedor para los clientes del Bar Central, tras comprar una serie de paradas y obtener el permiso del Ayuntamiento para realizar este comedor, a pesar de que entra en conflicto con las propias ordenanzas municipales y con el propio reglamento del Mercado. Donde antes estaba una parada de venta de frutas ahora habrá sillas y mesas de un espacio privado para comer, lo que muchos creen será el principio del fin del Mercado Central como mercado de venta de productos, para empezara ser otra cosa.
Fuentes del propio Mercado Central aseguran que por las tardes, y durante tres días los operarios han acudido con martillos y otras herramientas de derribo a derribar los puestos, y que no ha existido supervisión técnica alguna de los obreros, con lo que se ve claramente no se ha protegido el pavimento Nolla, sobre el cual se ha lanzado restos de derribo, se han torcido y roto algunos de los elementos decorativos de herrajes históricos y se ha perjudicado el patrimonio histórico del Mercado.
«El otro día vino un camión de un chatarrero a llevarse todo lo que se sacaba, y se generó mucho polvo que perjudicó a los concesionarios más próximos».
Unos trabajos que se efectúan por las tardes cuando cierra el Mercado Central, y ningún responsable de la oficina técnica de Mercados parece haber supervisado los trabajos.
Ha aparecido el pavimento Nolla original y parte de la reja original, pero algunos vendedores recelan y aseguran que en las paradas intactas existen más elementos originales, como un mármol original que hacía las funciones de mostrador, y temen su desaparición para siempre por la fuerza bruta de los obreros.
Los vendedores denuncian un más que posible trato de favor y se sienten discriminados
Las paradas se han vendido y han permanecido cerradas años, sin que el Ayuntamiento de Ribó y Catalá tomara cartas y aplicara las ordenanzas municipales eliminando la concesión por cierre del comercio definitivo. Los que se quedaban veían como los pasillos se vaciaban…
«A mí no me dejan tener butacas en el pasillo y hoy los clientes ocupan medio pasillo, ellos pueden tener butacas, balizas de separación, incluso cerrar el pasillo, parece que tiene permitido todo, lo tenía con Ribó y lo tiene con Catalá.»
Los vendedores nos señalan el termo colocado junto a una de las vigas centrales de la estructura del Mercado y cogido a ésta con una cincha… luego vendrá la oficina y nos dirá que foco sobresale dos centímetros, pero eso no lo ve, y patrimonio tampoco…
«No sé qué tendrá este señor con los distintos Ayuntamientos pero se le permiten unas cosas que a los demás no, generando malestar y una discriminación comparativa evidente», asegura otro vendedor.
Una vendedora de la zona asegura que «nos estamos asando y el propio concejal Santiago Ballester asegura que es porque patrimonio no deja instalar unos aparatos decentes (Fake news del concejal y de la gerente del Mercado porque nadie ha entregado ningún proyecto a patrimonio), pero por contra este señor puede instalar una chimenea de salida de humos, cogiéndola a la estructura central y lanzando los humos a una cubierta auxiliar, puede instalar un termo y colocarlo y sujetarlo a la viga y puede cerrar parte de sus pasillos».
«¿Dónde está patrimonio?, -se pregunta otra vendedora-, ahí se están cargando lo poco que queda original del Mercado Central y la alcaldesa mira a otro lado, y el concejal de turno ni se acerca...»
Unas obras que han causado una nueva polémica y encender los ánimos de los vendedores y trabajadores que aseguran que el «trato de favor es constante».
«A veces están comiendo clientes hasta las 18 horas de la tarde, cuando el mercado cierra a las 15 horas», de hecho se mantiene muchas veces la puerta más cercana abierta para desalojar por allí a sus clientes y no son pocos los que quieren tener un horario así de laxo para sus clientes…
¿Y qué va a hacer en el espacio?
¿Y qué van a hacer un comedor privado? otro de los vendedores recuerda que no le dejan poner máquina de café en su parada y le ponen mil pegas «y este señor va a tener su espacio privado para hacer lo que le dé la gana y no le afectan las normas y reglamentos, eso es un más que claro trato de favor».
Por último en una pequeña reunión de vendedores de distintas paradas con este redactor uno lanza la última pregunta más peliaguda y que da qué pensar… «lo que os tenéis que preguntar es qué le daba a Ribó y ahora a Catalá para que tenga esta permisividad». Sabemos que Ribó era habitual del Restaurante que el imperio Camarena tiene en Bombas Gens, pero da que pensar…