La Lona, edificio Patrimonio de la Humanidad declarado así por la UNESCO, contando con el mayor grado de protección patrimonial que existe, pero los servicios municipales parecen que no lo ven así.
Siguen aparcando junto a sus muros en la calle trasera, furgonetas, coches y camiones que ya alguna vez han dañado al edificio y sus propios sillares de piedra.
No sólo se ha de luchar contra aquellos turistas o valencianos que entienden que en su acceso principal sus escalones son perfectos para sentarse y comer, sino que también con los repartos, que no entienden que pueden dañar fácilmente para siempre una obra de todos.
Lo que no se entiende es cuando es el propio Ayuntamiento, propietario del edificio el que no cumple la normativa y hace peligrar la integridad del edificio
La propia normativa indica que el área de carga y descarga se encuentra alejada al menos 8 metros del muro de la Lonja pare evitar daños, pero algo que empiezan a entender repartidores, el Ayuntamiento y sus servicios parece que como el edificio es suyo tienen la libertad quan sheriff para hacer lo que les venga en gana, «están por encima de la ley y no importa perjudicar al patrimonio».
La furgoneta está mal aparcada, encima de la acera y en un lugar prohibido, se ha informado al Ayuntamiento, y estamos esperando saber la multa impuesta, claro será imaginaria porque a pesar de la fotografía, -vale más una imagen que mil palabras-la impunidad será total…
Catalá y sus titubeos que perjudican al patrimonio de todos
Nos consta que el propio concejal de patrimonio histórico y cultura municipal, José Luis Moreno está intentando poner fin a estas prácticas pero al final, la responsable es la «jefa» la que ha de dictar la órden y advertir de sanciones a sus propios funcionarios y servicios, pero parece que María José Catalá no se cree el patrimonio valenciano, a pesar de que velar por él era una de sus funciones cuando fue Consellera de Educación y Cultura y con su amiga Marta Alonso en la Dirección General de Patrimonio no aprendió a valorar el mismo.
Hoy una furgoneta de reparto del Mercado Central, mercado municipal incumple la normativa. Fuentes municipales han indicado a este diario de Noticias Ciudadanas lo siguiente: «están realizando un reparto en la propia Lonja y será un momento», todo por no dejar en la zona de carga y descarga a 8 metros la furgoneta, incumpliendo la propia ordenanza municipal.
¿Qué ejemplo da una furgoneta de un mercado municipal incumpliendo la ordenanza de protección del patrimonio?
Es sintomático, porque este recinto es igualmente municipal, y caramba, está a tan sólo unos metros de distancia… luego hablaremos de productos de kilómetro 0 que para ser repartidos se gasta furgoneta y gasoil para llevarlos a menos de un centenar de metros, esa es la Valencia real, la de María José Catalá, porque si no pondría remedio, y no lo hace.
Aún seguimos esperando los agentes de policía que se prometieron que iban a estar desde le 1 de julio vigilando que esto no sucediera, iban a estar patrullando a pie en La Lonja, la Plaza y sus calles aledañas, pero entramos en noviembre y 4 meses después no los hemos visto, disculpen ustedes, igual es que tienen capa de invisibilidad a lo Harry Potter, o es que una vez más Catalá nos ha tomado el pelo…
Lo dicho, Catalá no se cree el patrimonio y de nuevo permite que las ordenanzas no se cumplan, pero claro, es que son sus amiguis del Mercado Central, los de esa asociación que lleva la gestión del recinto municipal, que acumulan irregularidades a decenas y están en precario desde el 1 de enero de 2018, y pronto se cumplirán 8 años en precario, desde luego la gestión del concejal Santiago Ballester, a las órdenes de Catalá es más bien escasa, igual será porque sus múltiples cargos le llevan a estar de sarao en sarao, y no tiene tiempo de trabajar…o igual no sabe lo que es eso todavía…
Juzguen ustedes, pero el patrimonio y La Lonja deberían ser sagrados hasta para Catalá…
















