Los vecinos de Sant Antoni de Zaidía advierten de los comportamientos de los turistas que ocupan los apartamentos turísticos de los bajos, utilizando la acera como su balcón improvisado. Desde dos amigos compartiendo cervezas, barrigones y en calzoncillos uno de ellos en plena calle, quizá hasta con eruptos incluidos hasta utilizar la acera para tender la colada, comportamientos que recuerdan a los poblados marítimos más cañís en la zona más complicada, unos comportamientos de otros tiempos, que vuelven…
«Una cosa es sacar tu sillita a la calle para conversar con vecinos y otra es utilizar la acera como extensión del apartamento con cervecita y calzoncillos…»
Los vecinos advierten que no sólo es problema de los turistas y sus comportamientos, ya que nadie de la empresa que les alquila se preocupa de su comportamiento y el daño que puede producir a los vecinos. También las empresa cuando realizan la limpieza utilizan la calle para dejar el carrito de limpieza.
Unos comportamientos incívicos que hay que atajar de alguna manera, y que por estas cosas los vecinos están en contra de este tipo de apartamentos, mientras en un hotel todos los servicios están en un mismo recinto y se preocupan de que los clientes no molesten, pero en cambio, las actitudes de algunos propietarios de apartamentos turísticos deja mucho que desear…
«Tengo bajo mi ventana el patio de luces donde el apartamento turístico ha instalado un jacuzzi hinchable que es usado por los clientes para hacer fiestas hasta las tantas»…
Imaginemos el calentón de algún turista pasado de alcohol que al final se puede convertir en una película pornográfica en vivo y en directo…»
Otra vecina advierte que algunos de estos establecimientos al carecer de aire acondicionado son auténticos hornos, y los clientes abren sus puertas para que entre el aire, incluso sacan mobiliario a la calle para mitigar el calor.
¿Cómo regular estas prácticas para que puedan convivir el descanso de vecinos y este nuevo tipo de negocios?
Las calles del Barrio de San Antonio han visto aparecer como setas en sus bajos este tipo de negocios, y pocos son los que están regulados y autorizados.
«Cabe decir que hay una dueña de algunos de estos apartamentos que mantiene con la asociación de vecinos una comunicación muy fluida y en cuanto hay algún problema, se planta en su negocio para atajar el problema». Pero por desgracia, es el único caso que conocen en San Antonio, la gran mayoría alquilan el apartamento y sólo se preocupan del cobro del alquiler.
Una solución que ha de poner el Ajuntament de Valencia, especialmente en barrios donde este tipo de apartamentos han florecido en los bajos y rara es la calle donde no hay este tipo de negocios, muchos de ellos al margen de las autorizaciones y demás regulaciones, como para pedir que encima sepan convivir…