Subtítulo: El magistrado Leopoldo Puente cita a un exgerente y a una trabajadora del PSOE para esclarecer los pagos en metálico a José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García.
El reloj judicial empieza a contar para el PSOE
Ni era secreto ni era discreto. Lo que empezó como un goteo de escándalos en torno al llamado caso Koldo ha terminado convirtiéndose en un torrente legal que ya llega hasta la mismísima puerta del Tribunal Supremo. El juez Leopoldo Puente, responsable de la causa, ha citado como testigos al exgerente del PSOE Mariano Moreno y a Celia Rodríguez, trabajadora de la Secretaría de Organización del partido, para que aclaren los supuestos pagos en metálico que habrían recibido José Luis Ábalos, exministro y exdirigente socialista, y su exasesor, Koldo García.
Sí, has leído bien. Pagos. En metálico. A un ministro. En pleno siglo XXI. Con todos los focos encima y con un caso que ya tiene más capítulos que una serie de Netflix.
Pero, como todo lo bueno (o lo turbio), vayamos por partes.
¿Qué es exactamente el caso Koldo?
Por si alguien se ha despistado: el caso Koldo estalló hace ya tiempo, poniendo bajo sospecha a Koldo García, exasesor y persona de absoluta confianza de José Luis Ábalos, durante su etapa como ministro de Transportes. La investigación gira en torno a presuntas comisiones ilegales y contratos públicos inflados durante la pandemia, especialmente relacionados con material sanitario.
Hasta ahí, todo muy años 90. Pero la cosa se ha ido complicando. La Fiscalía Anticorrupción, la Audiencia Nacional y ahora el Supremo han ido acumulando indicios, y la investigación ha pasado de apuntar a las periferias a señalar directamente al corazón del partido socialista y a su maquinaria organizativa.
¿Por qué es clave esta nueva citación?
El juez Leopoldo Puente ha citado a dos personas con conocimiento directo de las finanzas internas del PSOE. Y no precisamente a cualquiera. Hablamos de:
- Mariano Moreno, exgerente del partido. Traducido: la persona que sabe a dónde va cada euro.
- Celia Rodríguez, trabajadora actual de la Secretaría de Organización, uno de los departamentos más sensibles de Ferraz.
Ambos deberán explicar si hubo pagos en efectivo realizados por el PSOE y, lo más importante, con qué concepto, destino y autorización.
Lo que se investiga no es un malentendido contable. Es si el partido pagó en B a un exministro y a su asesor, en un contexto donde ya pesan sobre ambos investigaciones por corrupción, tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.
¿En qué punto está la investigación?
A estas alturas, el caso Koldo ya no es un simple escándalo de asesor con demasiado poder. Es una causa judicial de alto voltaje político que ha provocado:
- La expulsión de Ábalos de la dirección del PSOE.
- La detención (y posterior libertad con cargos) de Koldo García.
- La incautación de documentación sobre contratos públicos adjudicados en plena emergencia sanitaria.
- La implicación de empresarios y empresas proveedoras que, supuestamente, inflaban precios a cambio de comisiones.
El foco, desde hace semanas, está en el circuito del dinero. ¿Quién pagó? ¿A quién? ¿Cuánto? ¿Por qué? ¿Y en qué forma?
Y ahí es donde los pagos en efectivo entran en escena con toda su carga simbólica, fiscal y judicial. Porque nada huele peor en política que los sobres.
¿Qué significa para el PSOE?
Pues, en términos técnicos: un marrón monumental.
Aunque el partido se ha apresurado en desmarcarse de Koldo —“no tenía cargo orgánico”, repiten como mantra desde Ferraz— lo cierto es que ahora el juez investiga si desde dentro del partido se entregó dinero directamente a figuras clave del caso.
Esto ya no es un tema de gestión ministerial. Es un asunto interno. De partido. Y de caja.
Las consecuencias pueden ser devastadoras:
- Penales, si se confirma que hubo pagos irregulares sin justificar.
- Políticas, si queda acreditado que se usó dinero del PSOE para financiar actividades personales o compensar favores.
- Electorales, porque a nadie le gusta ir a votar con el runrún de los sobres en la cabeza.
Y por si fuera poco, el momento no puede ser peor: elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, tensiones internas por la ley de amnistía, y el Gobierno colgando de mayorías frágiles en el Congreso.
¿Qué puede declarar un testigo en el Supremo?
Vale, no esperes una confesión estilo serie americana. Los testigos no están imputados (de momento), pero están obligados a decir la verdad. No pueden mentir, ni esconder información, y sus palabras pueden tener consecuencias legales si se detecta omisión o encubrimiento.
La declaración de Mariano Moreno, por su responsabilidad directa en las cuentas, es especialmente relevante. Si reconoce que hubo pagos, el siguiente paso será analizar su trazabilidad: ¿de qué partida salieron? ¿Con qué justificante? ¿A qué nombre? ¿Con qué firma?
Por su parte, Celia Rodríguez, como trabajadora en activo, puede aportar datos más actuales: ¿se repiten estas prácticas? ¿Hay constancia documental? ¿Es algo “habitual”?
En resumen: ambos testigos pueden ayudar a confirmar o desmontar el núcleo de la acusación.
El silencio de Ábalos y el efecto “yo no fui”
Mientras todo esto ocurre, José Luis Ábalos se mantiene en un perfil bajo. Desde que estalló el caso ha optado por el modo tortuga: salir lo mínimo, hablar aún menos y dejar que el tiempo —y el ruido político— haga su trabajo.
Pero eso no evita que su figura siga estando en el epicentro. Porque, aunque ya no tenga cargo, su pasado como ministro y hombre fuerte del partido (llegó a ser secretario de Organización del PSOE) lo mantiene en el radar judicial y mediático.
Y Koldo, su exmano derecha, tampoco ha soltado prenda. Por ahora.
¿Y ahora qué?
Lo siguiente es esperar las declaraciones, que marcarán un antes y un después en la instrucción. Dependiendo de lo que digan Moreno y Rodríguez, el juez podría:
- Llamar a declarar a nuevos testigos.
- Pedir información contable al PSOE.
- Citar a Ábalos como imputado (si los indicios se consolidan).
- Ampliar la causa a posibles delitos de financiación irregular o apropiación indebida.
Todo está en juego. Y lo que está en juego es mucho más que un caso personal.
Conclusión: cuando el efectivo quema en las manos equivocadas
El caso Koldo ha dejado de ser una historia de asesor con maletín para convertirse en una bomba política con mecha judicial. Y si las declaraciones de los testigos confirman que hubo pagos en metálico desde el PSOE a figuras clave del escándalo, la explosión será difícil de contener.
Porque en política puedes tener errores, puedes tener líos… pero cuando aparece el sobre con dinero y la falta de control interno, lo que pierdes no es solo el relato. Lo que pierdes es la credibilidad.
Y tú, ¿crees que la política española podrá recuperar la confianza mientras sigan apareciendo sobres donde deberían estar los principios?