Ayer se celebró el Debate cara a cara entre el presidente Pedro Sánchez y el candidato a la presidencia Alberto Núñez Feijóo. En un formato diferente al habitual el debate comenzó tranquilo pero no tardó en convertirse en un ring de boxeo, un debate bronco y falto de propuestas.
Los candidatos
Por una Parte Pedro Sánchez, mostró arrogancia y prepotencia, pero los espectadores podían apreciar el nerviosismo del presidente del gobierno que vendió trabajo realizado pero donde las propuestas brillaron por su ausencia. Se vio al Sánchez más irónico a la par que solitario, donde niega toda evidencia y con un discurso aprendido pero incapaz de llegar a ningún acuerdo.
A pesar de ser más novato en estos menesteres, la experiencia de la Xunta de Galicia le ha servido a Alberto Núñez Feijóo para mostrar más tenacidad, con un debate reflejando números bien aprendidos y lanzando propuestas, excesivamente gallego quizás pero huyendo de los clichés y el encorsetamiento al que le quería llevar Sánchez.
El protagonista del debate Abascal
El líder de Vox, sin estarlo, fue el claro protagonista del debate, gracias a un Pedro Sánchez que hacía constantes referencias a él y su formación, asegurando Sánchez eso de «PP y Vox son lo mismo», a lo que Feijóo le respondió aquello de que «qué bien le viene a ustad Vox y Abascal y a Vox le viene genial usted, se necesitan mutuamente».
El presidente del gobierno trató de encasillar a Feijóo con Vox, y en este punto Feijóo lanzó la propuesta más interesante deld ebate.
«Me comprometo firmando este documento ante los españoles a que si yo gano las elecciones usted me deja gobernar absteniéndose en la investidura y si gana usted yo haré lo mismo».
Así buscaba tener que depender de Vox el PP en un futuro gobierno y si ganaba el PSOE no tener que depender de pactos con independentistas y con Bildu. Pero esta propuesta y documento firmado lanzado encima de la mesa hasta en cinco ocasiones fue rechazado por Pedro Sánchez que aseguraba «pregúnteselo a Fernadez Vara en Extremadura«, olvidando lo que su propio partido ha hecho tantas veces.
La Comunitat Valenciana protagonista en el debate
La Comunitat valenciana y el pacto entre Mazón y Vox estuvo presente en todo el debate, recriminando Sánchez este pacto, a lo que Feijóo aseguró que «no nos han dejado otra, o pactábamos con Vox o se repetían las elecciones». Sánchez sacó el caso de Náquera, incluso llamó ya sin serlo aún Vicepresident del Consell al ex-torero Vicente Barrera (vox) al que acusó de franquista.
Feijóo por su parte le recriminó sus pactos con los «herederos del brazo político de ETA y con los independentistas«, hecho que el presidente Sánchez negó en todo momento, como todas las afirmaciones de su adversario.
Los moderadores tuvieron que actuar en varias ocasiones, especialmente con Sánchez, llegando a asegurar a los candidatos eso de «sé que me oyen, pero no sé si me escuchan».
Los bloques propuestos y negociados por el aire
El debate estaba encorsetado en bloques temáticos y en temas concretos, pero pronto saltó la escaleta por el aire, ya que fuera el tema a debate que fuera para Pedro Sánchez el debate único era el posible pacto PP-Vox a lo que Feijóo le recriminaba sus pactos con Bildu y los independentistas.
Pocas propuestas se escucharon, y muchas recriminaciones. Si bien el presidente acusó de mentiroso a Feijóo y de «nada transparente con sus cuentas», Feijóo le recordó sus viajes en Falcon a actos privados o de partido, incluso le llegó a sacar el tema Pegasus con Marruecos, a lo que el presidente respondió siempre con evasivas.
Un debate bronco y donde se vio a un Sánchez a la defensiva y acorralado, y a un Feijóo que había preparado bien el debate con sus colaboradores y tiraba de números y cifran para argumentarlo. Una oportunidad perdida por Pedro Sánchez para presentar propuestas y una oportunidad perdida para los españoles que no pudimos saber de propuestas del PSOE, porque Sánchez se dedicó únicamente a atacar a su adversario, el «y tú más» que causa hartazgo en la ciudadanía.
Una campaña diferente
Esta campaña está siendo diferente más mediática, con más entrevistas televisivas intentando acercar el candidato a la ciudadanía, más circo y espectáculo y pocas medidas presentadas.
El marketing ha entrado de lleno en la campaña electoral y parece que el hartazgo de los españoles puede pasar factura, especialmente al presidente en colocar unas elecciones a finales de julio, porque si para los españoles algo es sagrado son las vacaciones…
