El exceso de algas marinas acumuladas en playas urbanas genera incomodidad entre los turistas, aunque se trata de una planta protegida de alto valor ecológico
Redacción Comunidad Valenciana
Valencia, 1 AGO 2025 – 18:00h
El último temporal marítimo que ha azotado la costa de la Comunidad Valenciana ha dejado una imagen inusual y, para muchos visitantes, molesta: montañas de posidonia seca cubren extensas zonas de playa. Mientras algunos municipios como Dénia, en la Marina Alta, ya han comenzado las labores de limpieza retirando más de 300 toneladas de restos, otros como Santa Pola (Baix Vinalopó) permanecen a la espera del permiso autonómico necesario para iniciar las tareas.
Una planta marina esencial… pero incómoda en verano
La posidonia oceánica es una planta acuática endémica del Mediterráneo, considerada una verdadera “ingeniera del ecosistema”. Forma praderas submarinas que oxigenan el agua, ofrecen refugio a cientos de especies y ayudan a fijar los sedimentos marinos. Su papel es tan importante que desde 1992 cuenta con protección legal por parte de la Unión Europea.
Sin embargo, cuando los temporales marinos —especialmente en verano— arrancan sus hojas y las depositan en la orilla, estas se acumulan en la arena, donde se secan y desprenden un olor característico. Para muchos turistas, esto representa una molestia que se traduce en quejas y pérdida de atractivo turístico.
“Venimos a disfrutar del sol y la arena, no a caminar sobre esto”, comentaba una turista procedente de Toledo en la playa de Santa Pola. Otra visitante, visiblemente disgustada, exclamaba: “Esto no es ecológico, es basura que ha traído el mar”.
Estas declaraciones ponen de manifiesto un conflicto habitual entre la preservación del entorno natural y las exigencias del turismo de sol y playa, del que viven buena parte de los municipios costeros valencianos.
Dénia actúa con rapidez: 300 toneladas ya retiradas
El Ayuntamiento de Dénia ha sido uno de los primeros en reaccionar. El concejal de Playas, Pepe Doménech, ha explicado que las labores comenzaron en cuanto amainó el temporal del pasado jueves, y que en apenas 48 horas se han retirado más de 300 toneladas de posidonia seca de las zonas más frecuentadas por los bañistas.
“Estamos actuando según el manual de buenas prácticas para la gestión de playas urbanas. Retirar posidonia seca de las zonas turísticas no implica un problema legal, siempre que se respete la normativa”, ha indicado el edil.
El objetivo es claro: garantizar la calidad ambiental sin sacrificar el atractivo turístico. Para ello, se retiran únicamente los restos más visibles y molestos, sin alterar los procesos ecológicos.
Santa Pola necesita autorización de Conselleria
En contraste, el municipio de Santa Pola todavía no ha podido iniciar las tareas de limpieza debido a que buena parte de sus playas están catalogadas como espacios naturales. En estos casos, es imprescindible contar con el visto bueno de la Conselleria de Medio Ambiente, dado que cualquier alteración del entorno debe ser evaluada técnicamente.
El concejal Ángel Piedecausa ha confirmado que han solicitado el permiso correspondiente y que esperan poder iniciar los trabajos en los próximos días. Según sus cálculos, será necesario retirar más de 1.000 metros cúbicos de posidonia, lo que requerirá al menos 100 camiones de carga.
“En playas urbanas actuamos con rapidez, pero en zonas naturales debemos cumplir estrictamente la normativa. Esperamos poder intervenir en breve para evitar que el problema se agrave”, ha explicado Piedecausa.
Una mala fama que no se corresponde con su importancia
A pesar del rechazo que generan sus restos secos entre los bañistas, la posidonia es un indicador de buena salud marina. Su presencia es signo de aguas limpias y ecosistemas estables. Sin embargo, la falta de información entre los visitantes ha generado una percepción negativa, lo que con frecuencia desemboca en quejas, publicaciones en redes sociales e incluso pérdidas económicas para negocios locales.
Ecologistas y técnicos medioambientales insisten en que se deben hacer más campañas de divulgación y sensibilización para explicar el valor de esta planta. “No es basura: es naturaleza”, repiten desde asociaciones como Xaloc o el Instituto de Ecología Litoral.
Los temporales de verano agravan el problema
Las olas de calor y los cambios de presión que se dan en verano —especialmente tras episodios de gota fría o DANA— generan un aumento en la pérdida de hojas de las praderas submarinas de posidonia. Este fenómeno, unido a las corrientes costeras, hace que los restos se acumulen de forma masiva en cuestión de horas.
Por eso, los expertos recomiendan a los ayuntamientos tener planes de acción preparados y coordinarse con las autoridades ambientales para poder intervenir sin dilación. En muchos casos, las posidonias retiradas pueden ser reutilizadas como compost o aislante natural, lo que contribuye a su aprovechamiento circular.
Un reto cada vez más común
A medida que el cambio climático altera los ciclos naturales del mar, las acumulaciones de posidonia en las playas valencianas serán cada vez más frecuentes. El reto será encontrar el equilibrio entre la preservación de un ecosistema esencial y la convivencia con el modelo turístico de costa que caracteriza al litoral mediterráneo.
Las próximas semanas serán clave para comprobar cómo responden los distintos municipios a este reto estival que, lejos de ser un problema estético, es un síntoma de la salud del Mediterráneo.