La destrucción silenciosa de la cerámica Nolla en el Mercado Central de Valencia
El Mercado Central de Valencia, joya modernista inaugurada en 1928 y declarada Bien de Interés Cultural (BIC), es uno de los emblemas patrimoniales de la ciudad.
Sus suelos de cerámica Nolla, mosaicos de gres porcelánico producidos en Meliana desde 1860 por Miguel Nolla, representan no solo un hito industrial valenciano, sino un testimonio vivo de la burguesía decimonónica.
Estos pavimentos, con diseños caleidoscópicos de teselas coloreadas, resisten bajo las paradas del mercado, protegidos explícitamente por el Plan Especial de Protección (PEP) de Ciutat Vella, aprobado en febrero de 2020.
Un gobierno sin vigilancia e inspecciones patrimoniales
Sin embargo, en los últimos años, obras en paradas comerciales han derivado en su destrucción sistemática, revelando una alarmante falta de vigilancia e inspección por parte del Ayuntamiento de Valencia.
https://noticiasciudadanas.com/catala-incapaz-vigilar-patrimonio-mercado/
Esta dejación de funciones, por parte del gobierno de Catalá, no solo acelera la pérdida de patrimonio, sino que cuestiona la responsabilidad de las administraciones públicas en la salvaguarda de un legado histórico.
En el Mercado Central, estos mosaicos originales cubren gran parte del suelo bajo las paradas, integrándose en el paisaje urbano del centro histórico. El PEP de Ciutat Vella, que unifica 61 normativas previas para proteger el tejido residencial y el patrimonio cultural, cataloga explícitamente estos pavimentos como elementos de valor genérico.
El plan, impulsado por la vicealcaldesa Sandra Gómez en 2018 y aprobado definitivamente por la Comisión Territorial de Urbanismo en 2020, prohíbe intervenciones que afecten bienes catalogados sin autorización previa de la Conselleria de Cultura. Incluye un catálogo con 50 BIC, 69 Bienes de Relevancia Local y 2.095 inmuebles protegidos, extendiendo la salvaguarda a pavimentos históricos como los Nolla para evitar su expolio en reformas urbanas.
Obras que han destruido el pavimento Nolla desde 2020
A pesar de esta protección normativa, la realidad es desoladora. En verano de 2023, obras en paradas de la «zona de bajos» del Mercado Central destruyeron parte del pavimento Nolla original. La Asociación de Mercados Municipales de la Comunitat Valenciana denunció el expolio ante la Policía Nacional, entregando tres cajas con 405 piezas arrancadas ilegalmente.
Las reformas, aprobadas en la legislatura anterior, se ejecutaron sin permiso de Patrimonio, según los denunciantes. La Fiscalía de Valencia abrió diligencias por posible delito contra el patrimonio, pero la Concejalía de Mercados, bajo Santiago Ballester, culpó a un «olvido» administrativo: un funcionario no trascribió la protección del suelo. Ninguna sanción se impuso, lo que generó sospechas de negligencia intencional. Peor aún, en noviembre de 2024, se repitió el desastre.
Tras una denuncia del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, la Unidad de Patrimonio de la Policía Autonómica intervino en el mercado, paralizando obras en una parada donde se había destruido nuevamente el mosaico Nolla.
Es la segunda vez en dos años que ocurre lo mismo, pese a la protección del PEP. Periodistas recuperaron piezas a punto de ser desechadas, que serán devueltas al mercado, pero muchas se perdieron irremediablemente.
Vendedores denuncian que las obras se realizan por las tardes, sin supervisión técnica de la oficina de Mercados, generando polvo y escombros que dañan herrajes históricos y concesiones adyacentes. Esta falta de vigilancia durante las obras es flagrante. La Ley 4/1998 de Patrimonio Cultural Valenciano exige autorización de la Conselleria para intervenciones en BIC, y los ayuntamientos no pueden licenciar sin ella.
Sin embargo, el Ayuntamiento de Valencia ha permitido reformas sin inspecciones previas ni controles in situ, violando el artículo 35 de la ley, que obliga a restituir daños. En el caso del Bar Central, propiedad de Ricard Camarena, las obras para ampliar un comedor privado —iniciadas hace tres años— han derribado paradas, exponiendo el pavimento Nolla sin protección.
Vendedores acusan de «trato de favor»: mientras otros no pueden instalar aparatos menores por veto patrimonial, este establecimiento coloca chimeneas sujetas a la estructura central y cierra pasillos, sin supervisión.
La dejación de funciones del Ayuntamiento es evidente bajo gestiones tanto de Joan Ribó (2015-2023) como de la actual de María José Catalá. La Concejalía de Mercados, responsable del edificio municipal, no ha aplicado ordenanzas ni el PEP, permitiendo paradas cerradas durante años y obras sin impacto ambiental comunicado.
En abril de 2024, el Ayuntamiento recuperó la tramitación de obras menores en el mercado, eliminando el visto bueno de la Conselleria, pero esto ha facilitado irregularidades. La ausencia de sanciones y la permisividad con concesionarios privilegiados generan discriminación y malestar. Fuentes del mercado señalan que «la inoperancia del concejal Ballester es complicidad por omisión del deber de vigilar».
Las administraciones públicas, encabezadas por el Ayuntamiento y la Generalitat, tienen una responsabilidad ineludible en la protección de este patrimonio. El PEP de Ciutat Vella, con su catálogo exhaustivo, obliga a unificaciones de criterios para preservar la trama histórica y el paisaje urbano.
La Ley de Patrimonio impone restitución inmediata de daños y sanciones, pero la falta de ejecución convierte normativas en papel mojado. En 2023, el Ayuntamiento inició trámites para extender la protección Nolla a toda la ciudad, reconociendo su valor, pero en el Mercado Central persiste la inacción.
La desaparición de la cerámica Nolla no es solo una pérdida material: erosiona la identidad valenciana. Con más de 84 paradas vacías en el mercado —subastadas en 2024 para reactivar la zona—, urge una supervisión rigurosa.