Se deben realizar revisiones médicas, especialmente cuando hay antecedentes familiares, en casos de miopía alta, y anualmente a partir de los 40 años.
Reducir la presión del ojo en las primeras etapas del glaucoma permite detener el progreso de la enfermedad y ayuda a proteger la visión, disminuyendo la pérdida de visión.
El glaucoma es una enfermedad ocular que se caracteriza por la pérdida de visión como consecuencia de un daño en el nervio óptico y que se puede desarrollar en un ojo o en ambos. En España afecta aproximadamente a un millón de personas, de los cuales, un 2% es a los mayores de 45 años, un 3% a partir de los 65 años y un 10% si se tienen antecedentes familiares, según datos de la Guía Práctica del ministerio de Sanidad del Glaucoma de Ángulo Abierto.
El glaucoma está íntimamente relacionado con el aumento de la presión intraocular, aunque se consideran también causas de origen vascular y genético. Si el glaucoma no es atendido a tiempo, se pierde lentamente la visión lateral (periférica), como si estuvieran viendo a través de un túnel. Con el tiempo, la visión central también puede disminuir hasta que se pierde por completo.
La doctora Sonia Andreu, oftalmóloga y especialista en glaucoma, del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre y Vithas Valencia Consuelo, hace especial hincapié en la importancia del diagnóstico precoz con revisiones oftalmológicas para diagnosticarlo, detectarlo y tratarlo a tiempo, y subraya que «el verdadero problema reside en aquellas personas que aún están por diagnosticar, ya que, al ser una enfermedad asintomática, es muy difícil de detectar en los estados iniciales, hasta que se encuentra en una fase avanzada. Se calcula que el 50% de los enfermos que lo padecen lo desconoce, por lo que no han recibido ningún diagnóstico concreto».
La atrofia del nervio óptico es irreversible y, si no se trata, llevará a la ceguera. Para evitarlo se recomienda:
- Realizar revisiones médicas, especialmente cuando hay antecedentes familiares, en casos de miopía alta, y anualmente a partir de los 40 años.
- Obtener el diagnóstico inicial de forma prematura para frenar su progresión en los estadios iniciales y ralentizar el deterioro del nervio óptico.
- Reducir la presión del ojo en las primeras etapas del glaucoma, lo que permite detener el progreso de la enfermedad y ayuda a proteger la visión, disminuyendo la pérdida de visión.
Cirugía del Glaucoma
La cirugía para el glaucoma ha avanzado considerablemente en los últimos años, y las técnicas más modernas se centran en mejorar la eficacia y reducir los efectos secundarios. Según el tipo de glaucoma, y las características del paciente, se le recomendará la cirugía más adecuada.
Gracias al desarrollo tecnológico en el campo del glaucoma, en los últimos años han aparecido nuevas técnicas quirúrgicas que usan implantes, y que se presentan como alternativa a la cirugía convencional. Estas técnicas pueden realizarse de manera aislada o en combinación con la cirugía de catarata. Presentan la ventaja de ser mínimamente invasivas, lo cual permite al paciente beneficiarse de un postoperatorio más corto y seguro.
Según afirma la doctora Andreu, «hace unos años, la cirugía clásica del glaucoma se reservaba para estados avanzados del glaucoma, mientras que las técnicas mínimamente invasivas más modernas permiten operar de manera más temprana, debido a su mayor seguridad. En algunos casos, incluso pueden ser una alternativa al tratamiento médico crónico. Los implantes utilizados en estas técnicas ayudan a facilitar la salida del humor acuoso del interior del globo ocular, redirigiendo dicho líquido hacia diferentes vías de drenaje, con el fin de mantener la presión ocular controlada el mayor tiempo posible».
«En nuestra unidad, aplicamos la técnica Xen 45 o Xen 63, según las tensiones de las que partamos, y en algunas ocasiones iStent. Se trata de técnicas para reducir la presión ocular con menos riesgo, y tiempos de recuperación más rápidos que las cirugías tradicionales«, comenta la doctora.
Existen además varias técnicas para realizar la cirugía del glaucoma. «Cada uno de los diferentes tratamientos tiene indicaciones específicas, y la elección depende del tipo de glaucoma, la severidad de la enfermedad, las características del paciente y otros factores. Es fundamental que los pacientes consulten con un oftalmólogo especializado en glaucoma para determinar la mejor opción», concluye la profesional.
