En pleno resurgir del debate sobre el valenciano —su origen, su denominación y su estatus oficial—, el presidente de la Diputación de Valéncia, Vicent Mompó, ha abierto un nuevo frente que busca trasladar la identidad lingüística valenciana al espacio digital.
La corporación provincial solicitará ante la Internet Corporation for Assigned Names and Numbers (ICANN), la entidad estadounidense que regula los dominios en la red, la aprobación de la extensión .val, que identificaría las páginas y servicios web vinculados al valenciano y a la Comunitat Valenciana.
La iniciativa, según fuentes de la Diputación, se canalizará a través del área de Foment de l’ús del valencià, dependiente de la presidencia, y busca situar la lengua propia “en un espacio de modernidad, innovación y proyección global”.
Mompó considera que el valenciano debe tener una presencia visible también en la red:
“El valenciano ha de estar en la calle, en las escuelas, pero también en internet”
El proyecto supone retomar una vieja aspiración del valencianismo cultural y político, que ya hace dos décadas intentó impulsar una campaña similar sin éxito.
En aquel momento, ni la Generalitat ni el tejido social lograron coordinar una propuesta sólida ni reunir los fondos necesarios para presentarla ante la ICANN.
Un reto técnico, económico y político
Conseguir un dominio propio no es un simple trámite administrativo ni una cuestión simbólica.
La ICANN abre cada cierto tiempo convocatorias para la presentación de nuevas extensiones genéricas de alto nivel (gTLD), como las conocidas .com, .org o .net.
La última ronda de solicitudes tuvo lugar en 2012 y supuso la aprobación de más de un millar de nuevas terminaciones.
Entre ellas se encuentran las de otras comunidades lingüísticas del Estado español: .cat para el catalán, .gal para el gallego y .eus para el euskera.
En todos esos casos, el proceso fue largo y costoso.
La ICANN exige una tarifa inicial de 227.000 dólares (unos 210.000 euros) para evaluar la propuesta, además de un plan detallado sobre la gestión y mantenimiento del dominio.
Además, debe existir una entidad o fundación encargada de su administración y supervisión técnica.
- En el caso catalán, esa tarea recae en la Fundació puntCAT, creada expresamente para representar a la comunidad lingüística y garantizar el correcto uso del dominio.
La Diputación de Valéncia es consciente de estas exigencias y estudia la posibilidad de crear un ente o consorcio que actúe como responsable del futuro .val, ya sea en solitario o en colaboración con universidades, instituciones culturales y asociaciones lingüísticas.
“Queremos que sea un proyecto de todos los valencianos, no solo institucional”, afirman desde el área de Foment de l’ús del valencià.
Inspiración en los modelos catalán, gallego y vasco
La iniciativa valenciana se inspira claramente en los modelos que ya funcionan con éxito en otras comunidades.
- El .cat, aprobado en 2005 tras más de una década de trabajo, fue pionero al convertirse en el primer dominio del mundo asociado a una lengua y una cultura, más allá de criterios puramente territoriales.
Desde entonces, se ha consolidado como una marca digital de referencia para empresas, instituciones y particulares que operan en catalán.
- Más recientes son los casos del .gal y el .eus, aprobados en 2014.
En Galicia, el dominio fue promovido por la Asociación PuntoGal y cuenta con el respaldo de la Xunta.
En Euskadi, la fundación PuntuEus gestiona la terminación, que se ha integrado plenamente en la estrategia digital del Gobierno vasco. Ambos proyectos se presentan como ejemplos de éxito de cooperación entre sociedad civil e instituciones públicas.
- En el caso valenciano, el impulso ha surgido desde el ámbito institucional.
Vicent Mompó, presidente de la Diputación y figura ascendente dentro del PPCV, ha asumido esta propuesta con entusiasmo, incorporando una reivindicación que llevaba años circulando en los círculos culturales.
La idea fue planteada inicialmente por Óscar Rueda, vicepresidente de Lo Rat Penat, entidad centenaria que salvaguarda el valenciano como lengua antecesora al catalán a pesar de los continuos escollos de vulnerar, violar y tergiversar la história de la cultura valenciana por todos aquellos que la pretenden sin éxito, convertir en catalana.
Al amparo de los estatutos de la Comunidad Valenciana, se recoge y reconoce que es una lengua de derecho propio aunque desde el gobierno actual de Pedro Sánchez convenga políticamente menospreciarla porque sus socios de gobierno catalanes se le imponen
Cabe destacar el siglo de Oro de las letras valencianas en el que los primeros escritores fueron en lengua valenciana
Joanot Martorell y el Tirant lo Blanch son el estandarte de la literatura valenciana
Esta propuesta de .val, cuenta también con el respaldo del Cercle Isabel de Villena, un grupo de filólogos partidarios de la llamada “tercera vía” en el debate lingüístico.
Un símbolo para el valencianismo contemporáneo
La apuesta por el dominio .val tiene, además, un evidente valor simbólico.
Mompó ha conseguido posicionarse en estos dos años de legislatura como un referente del valencianismo moderado dentro del Partido Popular, en contraste con las etapas anteriores marcadas por el “campsismo” y la falta de un discurso claro sobre la identidad valenciana.
Con esta propuesta, busca conjugar la defensa de la lengua con una visión moderna y pragmática de su promoción.
El nuevo frente digital serviría, para “dignificar” el uso del valenciano en internet y facilitar la creación de contenidos en la lengua propia.
Páginas institucionales, proyectos culturales, medios de comunicación o asociaciones podrían adoptar la terminación .val como seña de identidad. “El valenciano tiene que estar presente donde se comunica el mundo: en la red”, señalan desde la Diputación.
Sin embargo, el camino no estará exento de obstáculos. Además de la importante inversión económica inicial, el proyecto requerirá un consenso político amplio y el apoyo de la Generalitat Valenciana, que no ha mostrado hasta el momento una posición clara.
También será necesario articular una estructura técnica y legal que garantice la gestión del dominio con criterios de transparencia y sostenibilidad.
Pese a ello, Mompó parece decidido a seguir adelante.
En los próximos meses, la Diputación iniciará los trámites preliminares ante la ICANN y elaborará el plan estratégico que acompañará la solicitud.
“Queremos que .val sea una ventana al mundo desde la que se vea la riqueza del valenciano”, ha declarado el propio Mompó en privado a su entorno más cercano.
Un proyecto de largo recorrido
Los expertos consultados coinciden en que la obtención de un dominio propio podría tardar varios años.
Tras la última ronda de 2012, la ICANN prevé abrir un nuevo periodo de solicitudes en los próximos años, posiblemente entre 2026 y 2027. Hasta entonces, las administraciones interesadas pueden ir preparando la documentación y recabando apoyos.
De lograrse, el .val supondría un reconocimiento internacional del valenciano como comunidad lingüística y cultural diferenciada.
Además, abriría oportunidades para la creación de contenidos digitales, aplicaciones educativas y proyectos tecnológicos en la lengua propia.
Como ya ocurrió con el .cat, el .gal o el .eus, el proceso puede convertirse en un catalizador del orgullo cultural y de la cohesión social en torno a la lengua.
En palabras de un miembro del Cercle Isabel de Villena, “no se trata solo de tres letras en internet, sino de afirmar que el valenciano existe, vive y tiene futuro también en el mundo digital”.