En febrero de 2024, un grupo de ladrones irrumpió en la rotonda de entrada a Pinedo, una pedanía valenciana junto a la Albufera, y sustrajo ante las cámaras de tráfico la icónica estatua del Apolo de Pinedo. Esta réplica, obra maestra del escultor local Jaume Chornet, se basaba en la legendaria escultura romana original hallada en las aguas cercanas en 1963. El icono de la pedanía, que representaba el orgullo de sus habitantes desde su inauguración en 1996, desapareció como por arte de magia, dejando un vacío en el paisaje urbano y emocional de la zona. Pero la historia no terminó en el robo: la Guardia Civil intervino rápidamente, recuperando los restos destrozados y deteniendo al responsable, aunque la figura permanece irreparable. Mientras tanto, el Ayuntamiento de Valencia, propietario actual, ha tomado medidas judiciales, pero la ausencia de una nueva réplica genera indignación entre los vecinos, que claman por la restauración urgente de este emblema cultural en una ciudad que parece olvidar su herencia periférica.
El Robo: Un Acto Audaz Captado en Vídeo
El suceso ocurrió en la noche del 28 de febrero de 2024, alrededor de las 23:30 horas. Dos hombres se subieron a la base de piedra de la rotonda en la CV-500, a las afueras de Pinedo, y utilizaron una palanca para arrancar la estatua de sus anclajes metálicos. Un tercer cómplice esperaba en un vehículo para huir con la pieza, todo ello grabado por las cámaras de seguridad del tráfico. La Policía Local de Valencia detectó la desaparición al día siguiente, el 29 de febrero, y alertó inmediatamente a la Guardia Civil, que activó el Equipo de Reserva y Cobertura de Atribuciones (ROCA) para investigar.
La estatua robada no era una pieza antigua, sino una réplica en bronce elaborada por Jaume Chornet, un artista valenciano nacido en los Tres Caminos, docente en la Facultad de Bellas Artes de la Universitat Politècnica de Valéncia (UPV) y reconocido fallero. Chornet, también portavoz vecinal en Pinedo, diseñó la figura inspirándose en el original romano: un Apolo sedente, reclinado con indolencia, el brazo derecho elevado sobre la cabeza y el izquierdo apoyado en una lira o cítara perdida. La réplica, instalada en 1996 como símbolo de la pedanía, incorporaba un soporte rocoso natural, evocando el helenismo y el entorno marítimo de Pinedo. Su valor era principalmente simbólico y emocional, no económico —estimado en unos pocos miles de euros—, pero para los locales representaba la identidad de un pueblo ligado al mar y a su historia romana.
El Descubrimiento: El “Cadáver” del Apolo en un Desguace
Apenas tres semanas después, el 22 de marzo de 2024, la Guardia Civil localizó los restos de la estatua en una empresa de reciclaje de metales en Massanassa, a pocos kilómetros de Pinedo. Los fragmentos, troceados y aplastados de forma brutal —probablemente con maquinaria pesada para vender el bronce como chatarra—, estaban ocultos en un bidón. Jaume Chornet fue llamado para identificarlos y confirmó que se trataba de su creación, admirándose de la violencia con la que habían sido destrozados los trozos
La investigación identificó y detuvo a un hombre de 41 años de nacionalidad española como autor principal del hurto, y otro de la misma edad fue investigado como colaborador. Las diligencias se entregaron al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 9 de Valencia. El presunto móvil era el valor del metal: el bronce de la estatua, aunque no de gran cuantía, motivó el crimen en un contexto de robos similares de elementos urbanos en la región.
La Réplica Perdida y su Origen Legendario
Para entender el impacto, hay que remontarse al original: el verdadero Apolo de Pinedo, una estatua de bronce del siglo I-II d.C., fue hallada el 8 de diciembre de 1963 por cuatro submarinistas aficionados —entre ellos Ramón Chichell Trilles, del Club de Buceo Gised de Valencia— a 200 metros de la playa de Pinedo, a unos 6 metros de profundidad. Esta pieza, de 1,75 metros de altura y 150 kilos, es una copia romana del Apolo Delfinio, obra original de Demetrio de Mileto del siglo II a.C. Representa al dios de la música, la poesía y la profecía en una pose relajada y sensual, con bucles en el cabello y una actitud oracular. Probablemente formaba parte del cargamento de un barco naufragado, y tras su recuperación, se expone en el Museo de Prehistoria de Valencia, donde es una de las joyas romanas más importantes de España.
La réplica de Chornet, erigida en la rotonda, buscaba honrar este hallazgo y conectar a los pinederos con su herencia marítima. Chornet, con su experiencia en escultura y fallas, capturó la esencia helenística: un Apolo joven y desnudo, apoyado en una roca, simbolizando la indolencia divina en un entorno natural. La pérdida de esta figura ha dejado la pedanía “desnuda”, como lamentan los vecinos, exacerbando el sentimiento de despersonalización en las periferias valencianas.
La Respuesta del Ayuntamiento: Acciones Judiciales, pero Silencio en la Restauración
El Ayuntamiento de Valencia, responsable del patrimonio urbano y propietario de la estatua, no ha permanecido del todo en silencio, contrario a lo que se podría pensar inicialmente. Tras la detención, el Servicio de Patrimonio Histórico del consistorio anunció el 22 de marzo de 2024 que iniciaría trámites para personarse como acusación particular en el juicio, tal como hizo en el robo de otro busto en octubre de 2023 (el del poeta Francesc Badenes i Dalmau). Esto demuestra un compromiso legal para perseguir a los culpables y evitar impunidad en delitos contra el patrimonio.
Sin embargo, a fecha de septiembre de 2025 —más de un año y medio después—, no hay noticias públicas de una nueva réplica ni de un encargo a Chornet para refundir la figura. La alcaldesa, Joan Ribó (hasta 2023) y ahora la actual gestión bajo María José Catalá, no han anunciado medidas concretas para restaurar el sitio. Los restos troceados, irreparables, languidecen en custodia policial, y la rotonda permanece vacía. Críticos como los vecinos de Pinedo argumentan que esto refleja negligencia hacia el patrimonio periférico, en una Valencia que prioriza el centro sobre pedanías como esta. Organizaciones culturales locales han pedido una réplica idéntica, financiada públicamente, para “devolver el orgullo” a la zona, pero el silencio administrativo persiste.
Un Lamento por el Patrimonio Olvidado
Qué lástima que en esta Valencia despersonalizada, donde las joyas urbanas como el Apolo de Pinedo desaparecen sin un plan de recuperación urgente, se pierda parte de la identidad colectiva. El original en el museo recuerda un pasado glorioso, pero la réplica era el puente vivo con la comunidad. Mientras el juicio avanza —aún sin fecha pública—, los pinederos sueñan con ver de nuevo a su Apolo en la rotonda, fundido por las manos de Chornet. Es hora de que el Ayuntamiento actúe: una nueva estatua no solo repararía el daño material, sino que restauraría la fe en una gestión que cuide sus tesoros invisibles. Pinedo, y toda Valencia, lo merece.