El Hospital Valencia al Mar o también conocido como San Juan de Dios en la malvarrosa es un edificio espectacular que durante años albergó consultas externas y servicios hospitalarios privados, su último propietario fue el grupo privado Vithas que tras cerrarlo la Generalitat Valenciana decidió comprarlo por 9 millones de euros.
La compra se cerró tras una fuerte presión social al entonces gobierno autonómico de Chimo Puig y Mónica Oltra que no lo tenían entre sus planes. Los vecinos y muchos colectivos resaltaron que esta zona de Valencia densamente poblada necesitaba más servicios sanitarios y sociales y que sería una excelente oportunidad para ampliar servicios de la zona de salud del Hospital Clínic-Malvarrosa, ya que el Hospital de la Malvarrosa no se podía ampliar y estaba a escasa distancia.
Finalmente tras su compra a finales de 2021 por parte de la Generalitat Valenciana, la misma anunció que el centro se destinaría a ser centro para personas con daño cerebral, aunque este proyecto no se concretó en toda la legislatura que duró hasta mayo de 2023.
La guerra de Ucrania
Vino la Guerra de Ucrania y entonces se decidió por parte de la Generalitat Valenciana utilizar el edificio para ser centro de acogimiento de refugiados, de familias procedentes de la Guerra de Ucrania. Para ello se hizo una reforma exprés del edificio de lavado de cara interior y adecuación del edificio para ellos. Así, en marzo de 2022 cientos de personas fueron derivadas a este centro durante al menos 6 meses.
Tras comprobar que la invasión rusa y la guerra sería de larga duración, las familias ucranianas fueron derivándose a otros lugares más permanentes y abandonaron el edificio, con tan mala suerte que la Generalitat Valenciana olvidó poner seguridad en el edificio y parte del mismo fue desvalijado en varias ocasiones.
El centro estuvo más de un año cerrado ya bajo el auspicio del nuevo Gobierno de la Generalitat Valenciana, pero la crisis de migrantes y la saturación de otros centros obligó en verano de 2024 a la Generalitat a plantearse utilizarlo de nuevo, por lo que una nueva reforma mejoró y adaptó de nuevo las instalaciones y reparó los años por los robos cuando estuvo más de 6 meses sin ninguna vigilancia.
Los menores no acompañados
En verano de 2024 la Generalitat Valenciana abrió de nuevo el centro, pero no para lo que fue adquirido, sino nuevamente para un tema «excepcional». Así cerca de medio centenar de migrantes menores no acompañados fueron alojados en el mismo y el centro fue cedido en gestión a dedo a una ONG que trabaja con ellos.
Este 2025 ya eran más de un centenar los migrante alojados en el centro y los vecino recelan ya que consideran que el «estar todo el día bambando» por las calles de la zona ha traído numerosos problemas y conflictos.
De hecho, tras el desayuno, tienen algunos talleres optativos, pero es en época estival cuando no tienen nada que hacer y van en pandillas por el barrio y la playa, y no hace falta decir que menores en pandilla es una ecuación difícil a ciertas edades, porque lo que no piensa uno lo piensa otro y se suelen hacer el «gallito». Esto no va de nacionalidades, va de la «edad del pavo».
Los problemas han surgido de inmediato, ya que en su mayoría son de edad comprendida entre 15-18 años, -aunque los vecinos sugieren que muchos son mayores de edad-, y no tener otra ocupación durante el día es estar aburridos y al final son problemas…
Los vecinos de la Malvarrosa hartos
A estos nuevos problemas se une el mercado de la droga de las Casitas Rosas en el mismo barrio, de hecho poco más de un centenar de metros separa el Hospital de las Casitas Rosas, por lo que los vecinos sufren una doble problemática, porque sí, si nos quitamos las etiquetas y olvidamos la excusa del racismo, tener a personas (da igual su nacionalidad) de entre 14 y 20 años sin oficio ni beneficio todo el día en la calle causa inevitablemente problemas, esto unido al gran problema de las Casitas Rosas, (no resuelto) da un hartazgo vecinal.
Muchos vecinos en privado afirman estar hartos. «Cuando no te encuentras un yonqui pinchándose la dosis, te encuentras una pandilla de adolescentes problemáticos», «vivir aquí se ha convertido en una actividad de riesgo». Así, muchos afirman que el choque cultural es evidente y no es racismo ni xenofobia, pero hay que utilizar la vía de la enseñanza para enseñar nuestras costumbres.
«Que en Valencia te veas a una chica de 18 años con un pantalón corto tipo short es normal, como lo es ver a dos chicos besándose y de la mano».
En sus países de origen muchos creen por la rígida ley de la sharia musulmana que eso es pecado y que tanto las mujeres van pidiendo guerra cuando se perfuman como que dos hombres muestren cariño es pedir ser lapidados. Esto que se considera en España una barbarie para muchos de ellos se les ha educado así en sus países de origen, pero el problema es nuestro porque nadie les ha advertido que esas son las reglas de la convivencia en España, y que lo que les inculcaron a fuego arrastrados por una ley de moralidad extrema es eso, un extremismo que no tiene cabida en el mundo occidental en España.
Ahora los extremistas españoles de moralina curiosa ya pueden calificar este artículo como xenofobia o racismo pero va de mucho más que eso, va de convivencia, no queremos alimentar fantasmas como estos pero negar la realidad es generar un nuevo problema.
Circunstancias peculiares en las que se encuentra el centro
Según ha podido comprobar este diario, el centro no tendría licencia de actividad, así, se estaría utilizando in ésta como residencia temporal, y no habría pasado inspecciones a sus instalaciones como marca la ley.
Preguntada por esto la alcaldesa de Valencia directamente por Noticias Ciudadanas afirmó esta misma semana lo siguiente María José Catalá:
«Ya sé que no tiene licencia de actividad alguna, pero ningún Hospital en Valencia la tiene, así se hacían las cosas… qué te voy a contar»
También afirmó que no le consta licencia alguna de obras en el centro y lo considera como centro sanitario.
También reconoce que hay refugiados allí desde el año pasado y asegura que tal y como hablé yo con Susana Camarero en esta nueva crisis de menores no acompañados me aseguró que no acabarían allí»
Lo que encierran las palabras de Catalá
Las palabras de Catalá encierran que conoce de la situación del centro, que está funcionando sin licencia de actividad alguna, de manera completamente irregular y por otra parte, reconoce que ante la llegada de lo 500 menores no acompañados desde Canaria reconoce que ha hablado con la Vicepresidenta de la Generalitat Valenciana Camarero de este asunto.
El partido ce centro y valencianista Més Avant pide el cierre del centro
Desde el partido valencianista Més Avant/ Más Adelante se envió el pasado dia 3 de octubre, una notificación a la FISCALÍA GENERAL DE LA PROVINCIA DE VALENCIA para que actúe de oficio por el hospital San Juan de Dios de la Malvarrosa donde ya se encuentran gente de Canarias menores no tutelados y migrantes mayores de edad, solicitando el cierre por diversas causas.
En el hospital San Juan de Dios, solicitamos la licencia de actividad, licencia ambiental, pese a que el anexo de la Ley 6/2014 establece la obligatoriedad de su tenencia o posesión, necesaria para el alojamiento y atención de menores, según la normativa autonómica y local vigente.
MÉS AVANT MÁS ADELANTE tenemos las cosas muy claras, no podemos tener un hospital o en este caso un centro sin licencia, cuando cualquier edificio hospital u hotel se le requieren unos requisitos para poder funcionar.
Pedimos la clausura inmediata hasta que se investigue, las licencias, la seguridad del edificio y sobre todo si cumple los requisitos para que los migrantes puedan estar en condiciones tanto de seguridad e integración por parte de monitores, funcionarios y gente especializada.
Cualquier incidencia o accidente grave serán responsabilidad políticamente del ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana con todas sus consecuencias.
MÉS AVANT MÁS ADELANTE, es un partido de centro moderado Valenciano, de ámbito Comunidad Valenciana, estatal y europeo que estamos al servicio por y para los ciudadanos, porque políticamente la Comunidad Valenciana y el estado español necesita un cambio en las políticas de migración.
