El famoso Dragón Alado, una creación simbólica de Pedro IV el Ceremonioso, se ha convertido en un emblema histórico, aunque erróneamente se asocia con el Conquistador Jaume I.
Introducción: Una confusión histórica arraigada
A lo largo de los siglos, el yelmo coronado por un Dragón Alado, conocido como «drac pennat», ha sido símbolo de poder y realeza en la Corona de Aragón. Sin embargo, una confusión histórica ha llevado a atribuir esta cimera a Jaume I el Conquistador, a pesar de que este ornamento fue una creación de Pedro IV el Ceremonioso en el siglo XIV, mucho después de la época de Jaume I.
Actualmente, una de las cimeras más destacadas, perteneciente a Martín I el Humano, se encuentra en la Real Armería del Palacio Real de Madrid, y es objeto de reivindicación histórica por parte del Ayuntamiento de Palma.
El Dragón Alado: Una creación de Pedro IV el Ceremonioso
Según las fuentes documentales de la época, el Dragón Alado fue un «artificio o invención» ordenado por Pedro IV el Ceremonioso (1319-1387) para adornar su yelmo en actos ceremoniales. Este ornamento no tenía un propósito práctico en combate, sino que era un símbolo de autoridad y majestad.
La cimera consistía en una figura fantástica, generalmente de cartón o pergamino, que se fijaba sobre el casco y servía para distinguir al portador en ceremonias y torneos. El Dragón Alado se convirtió rápidamente en un emblema asociado con la dinastía aragonesa.
De Pedro IV a Martín I: La continuidad del emblema
Tras la muerte de Pedro IV, su hijo Martín I el Humano heredó el uso del Dragón Alado como parte de la simbología regia. En 1407, Martín I donó una cimera con el Dragón Alado a la ciudad de Palma para que fuera utilizada en actos oficiales y ceremonias, consolidando su vínculo con la historia y las tradiciones de la isla.
El Dragón Alado, además, sirvió para reforzar la idea de continuidad dinástica y el poder divino de los monarcas de la Corona de Aragón, representando no solo su linaje, sino también su derecho a gobernar.
La confusión con Jaume I: Un error perpetuado
La representación de Jaume I con el Dragón Alado es un anacronismo histórico. Jaume I, conocido por liderar la conquista de Valencia y Mallorca en el siglo XIII, vivió dos siglos antes de que Pedro IV creara la cimera.
A pesar de ello, no es raro ver al Conquistador representado con estos atavíos en esculturas, cuadros y actos conmemorativos, especialmente en Valencia y Baleares. Esta confusión refleja el deseo popular de vincular al rey con símbolos de poder que posteriormente adquirieron un significado cultural profundo.
La cimera de Martín I en la Real Armería de Madrid
Una de las cimeras mejor conservadas es la de Martín I el Humano, que actualmente forma parte de la colección de la Real Armería en el Palacio Real de Madrid. Este yelmo, junto con otros objetos como una espada, un pavés, un peto, una silla de montar y una culebrina de mano, fue trasladado desde Palma a Madrid en 1831 por orden del rey Fernando VII.
Aunque se perdió la cimera original de Pedro IV, la de Martín I sigue siendo una de las piezas más valiosas de la colección por su rareza y estado de conservación.
Reclamaciones desde Palma: ¿Regresarán los objetos en 2029?
El Ayuntamiento de Palma busca recuperar estos bienes históricos para integrarlos en las celebraciones de la Festa de l’Estendard y en el 800º aniversario de la conquista de Mallorca por Jaume I, en 2029. La solicitud incluye la cimera de Martín I, que ha sido un símbolo de identidad cultural para los mallorquines durante siglos.
El debate sobre la restitución patrimonial, sin embargo, plantea preguntas complejas sobre la conservación y el reparto del patrimonio histórico entre las regiones de España.
Reflexión final: Preservar y compartir la historia
La historia del Dragón Alado nos recuerda cómo los símbolos evolucionan y adquieren nuevos significados con el tiempo. Mientras Palma busca recuperar esta parte de su patrimonio, surgen interrogantes sobre cómo equilibrar la identidad local con el valor universal de estos bienes.
¿Debe el Dragón Alado regresar a Palma como símbolo de su legado histórico, o permanecer en Madrid como parte del patrimonio nacional? ¿Qué opinas sobre este dilema patrimonial?