El Ayuntamiento busca agilizar trámites, mejorar la seguridad jurídica y evitar las cicatrices que dejan las intervenciones en la vía pública.
Valencia, 2 de octubre de 2025 – El Pleno del Ayuntamiento de Valencia ha aprobado este jueves, de forma inicial, dos textos normativos clave para la gestión urbanística y económica de la ciudad: la Ordenanza reguladora de licencias urbanísticas y de actividades, y la nueva Ordenanza de obras en el dominio público municipal para la instalación de servicios públicos, conocida popularmente como “ordenanza de zanjas”.
Ambas propuestas han salido adelante con los votos favorables del equipo de gobierno (PP y Vox) y la abstención de la oposición (Compromís y PSOE). Los textos quedarán ahora en exposición pública antes de su aprobación definitiva.
Una promesa cumplida en licencias urbanísticas
El concejal de Urbanismo, Juan Giner, destacó que la nueva ordenanza de licencias era un “compromiso de la alcaldesa” dentro del plan de choque para desbloquear la concesión de permisos de edificación, actividad y comercios.
Según Giner, en los últimos dos años se ha logrado reducir en más de un 50% el tiempo medio de tramitación de licencias. “Con este nuevo marco normativo buscamos mejorar la relación con la ciudadanía, simplificar trámites, reforzar la seguridad jurídica y apostar por la gestión electrónica”, explicó.
El edil defendió que esta simplificación permitirá un mejor uso de los recursos municipales y un impulso a la actividad económica y el empleo.
No obstante, la oposición mostró sus reparos. Papi Robles, portavoz de Compromís, criticó “el descontrol en la ciudad” con respecto a los apartamentos turísticos. Giner respondió asegurando que el Ayuntamiento ya ha ordenado 700 cierres y que más de mil apartamentos han vuelto a ser viviendas residenciales.
Una nueva ordenanza de zanjas para evitar cicatrices en las calles
El segundo texto aprobado busca actualizar la normativa vigente desde 1997 en relación con las zanjas, calas y sondeos en la vía pública.
Según Giner, el objetivo es “cuidar lo pequeño en una ciudad que sigue creciendo, mejorar la calidad de las intervenciones y evitar hundimientos y cicatrices que durante años han marcado nuestras calles”.
Los datos reflejan la magnitud del reto: desde junio de 2023 se han autorizado 57.775 zanjas en toda la ciudad, de las cuales 15.043 fueron solicitadas por comunidades vecinales, lo que supone un incremento del 17,1% respecto al periodo anterior.
La nueva normativa exigirá mayor coordinación técnica y control en la reposición del firme para evitar que las calles recién asfaltadas sufran hundimientos o grietas al poco tiempo.