Valencia, 24 de julio de 2025.
El plan de emergencias de la presa de Buseo, en Chera (Valencia), no se activó durante la DANA del 29 de octubre de 2024 porque aún no estaba implantado ni operativo. Así lo ha confirmado la Conselleria de Agricultura, en una respuesta remitida al juzgado de Catarroja, que investiga la gestión del episodio de lluvias torrenciales que afectó a decenas de municipios valencianos.
Según la administración, aunque el plan fue aprobado en julio de 2023, aún se encontraba en fase de implantación, dentro del plazo legal de cuatro años que establece la normativa estatal de seguridad. “Por eso no fue posible activar los avisos recogidos en el plan, ya que no estaban aún operativos”, indica el documento remitido al juzgado.

La presa desbordó un 120% de su capacidad
La presa de Buseo, construida en 1915 en la cuenca del río Turia, tiene una capacidad total de 7,5 hectómetros cúbicos. Sin embargo, según los datos aportados al juzgado, entre las 21:00 y las 22:00 horas del 29 de octubre, el embalse alcanzó los 8,86 hectómetros cúbicos, lo que supone un desbordamiento del 120%. El agua superó en más de dos metros el límite del aliviadero.
Además, la Conselleria informó de que uno de los sistemas de medición fue arrastrado por la riada y el otro no era accesible debido a las condiciones meteorológicas. Como resultado, se perdió la capacidad de monitorizar el nivel de agua en tiempo real, y los datos disponibles solo pudieron ser reconstruidos a posteriori a través de indicios y el relato del encargado de la presa.
Sin compuertas ni control sobre el caudal
En su respuesta al juzgado, la administración aclara que la presa no dispone de compuertas, sino de un sobreelevador de labio fijo de 75 metros de longitud, que permite el desagüe únicamente cuando se alcanza su nivel máximo (458,7 metros sobre el nivel del mar). Por tanto, el vertido de agua se produce de forma natural, sin posibilidad de regulación activa por parte de los operarios.
También se señala que la presa cuenta con dos desagües de fondo, pero están completamente inoperativos al encontrarse sepultados bajo 20 metros de lodo, acumulados durante sus más de 100 años de historia. Restaurar estos sistemas sería, según el informe, “una operación técnicamente compleja y económicamente desproporcionada”, además de tener un impacto ambiental significativo. Su capacidad de evacuación se estima en solo 60 o 70 m³/s, frente a los más de 1.400 m³/s registrados durante el episodio de lluvias.
La jueza pide más explicaciones
La jueza instructora ha solicitado a la Dirección General del Agua y Desarrollo Rural detalles sobre la gestión del embalse entre las 8:00 y las 22:00 horas del 29 de octubre, así como si se valoró laminar la avenida de agua. Por ahora, la documentación remitida confirma que el sistema se encuentra limitado por su diseño histórico y por la ausencia de mecanismos de control activos, lo que impidió actuar con mayor eficacia en un episodio extremo como el vivido en octubre.