Patxi López saca la artillería de la autoestima socialista: asegura que las medidas anticorrupción de Sánchez dejarán contentos a los socios de Gobierno, porque llevan muchas de sus ideas. Mientras tanto, el BOE confirma el cese de Salazar y el partido insiste en que aquí se combate la corrupción, no como otros que la “pagaban en diferido”. ¡Pim, pam, zasca!
El PSOE se pone la medalla antes del partido
Desde Ferraz se han adelantado a los acontecimientos y ya celebran el resultado de las reformas anticorrupción como si hubieran ganado en Eurovisión. El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, ha salido con tono de profesor satisfecho a anunciar que el paquete de medidas de Pedro Sánchez es tan bueno, tan consensuado y tan progresista, que gustará a todos los socios de Gobierno.
¿Y cómo lo sabe? Porque, según él, el presidente se ha aplicado como estudiante en recuperación: ha copiado las propuestas de Sumar, ha reciclado ideas de otros grupos de izquierda y ha añadido un toque institucional marca PSOE. Resultado: una macedonia de iniciativas que, si no contenta a todos, al menos hará que nadie se levante enfadado del Consejo de Ministros.

Sumar, satisfecho… o al menos no rabioso
Aunque Yolanda Díaz venía reclamando un giro a la izquierda (con volantazo y todo), y exigiendo más garantías éticas tras los escándalos recientes, en Sumar parecen dispuestos a tragarse el paquete de medidas con una sonrisa de media comisura. Según fuentes del partido (traducción: alguien que se queja en voz baja pero no rompe la coalición), muchas de sus propuestas sociales y de transparencia se han “tenido en cuenta”.
Eso sí, contentos no significa confiados. Más bien están como quien recibe un regalo envuelto con mimo, pero lo agita antes de abrirlo por si dentro hay un pisapapeles de plástico. Aplaudirán las medidas, claro… mientras siguen vigilando que no sean puro cartón institucional.
Medidas, reformas y palmaditas: el PSOE en modo “somos los buenos”
Patxi López ha defendido con fervor el nuevo plan como la prueba de que el PSOE “combate la corrupción”, “la expulsa de sus filas” y la enfrenta con medidas reales. Y por si alguien se lo preguntaba, también ha aprovechado para lanzarle un zasca directo al PP, recordando aquellos gloriosos tiempos del “todo en diferido”.
“El PSOE combate, los otros amparan”, ha dicho López, usando ese lenguaje político binario que tanto gusta en los pasillos del Congreso: nosotros somos la luz, ellos las tinieblas; nosotros damos cuentas, ellos las ocultan en sobres marrones.
El BOE echa a Salazar: el escándalo sale por la puerta (¿y por la ventana?)
Mientras Patxi hablaba de transparencia y limpieza, el Boletín Oficial del Estado publicaba sin estridencias la salida de Francisco Salazar, estrecho colaborador de Sánchez, señalado por varios casos de presunto acoso sexual. El cese se produce tras una ola creciente de presión pública y política, y después de que el propio Feijóo lo mencionara en sede parlamentaria con la sutileza de un martillo neumático.
El Gobierno quiere cerrar rápido ese capítulo, como quien tira una bolsa al contenedor sin hacer preguntas. Pero la oposición no va a dejarlo pasar tan fácilmente. El escándalo, aunque enterrado administrativamente, seguirá flotando por los pasillos como una flatulencia ética difícil de ventilar.
¿Y los socios qué dicen de verdad?
Aunque el PSOE insista en que todos “acabarán satisfechos”, la realidad es que la relación con algunos socios está más tensa que un juicio de herencias. El PNV anda molesto por las indirectas de Feijóo y el ruido constante. Bildu guarda silencio, que en política ya es sospechoso. Y en Sumar, aunque se suman (perdón por el juego de palabras infame), no se fían del todo.
La pregunta que todos se hacen ahora es si este paquete anticorrupción es de verdad un punto de inflexión… o solo una maniobra de control de daños con fecha de caducidad en la próxima encuesta del CIS.
Conclusión: Patxi, el optimista oficial, y la España del “todo irá bien… más o menos”
El PSOE, en su papel de protagonista acosado pero moralmente superior, quiere dejar claro que está tomando medidas, que expulsa a los malos, que reforma, legisla, endurece y depura. Pero fuera de ese relato, la ciudadanía sigue esperando algo más: menos teatrillo y más eficacia.
El problema no es lo que se anuncia, sino lo que se hace. Y lo que se mantiene en el tiempo. Porque ya hemos visto otros planes anticorrupción que duraban menos que una promesa electoral en WhatsApp.
Y tú, lector desconfiado, ¿crees que estas medidas son el principio de la regeneración… o simplemente el final de una temporada con malos datos de audiencia?