En apenas tres años, se estima que 7,2 millones de españoles habrían caído en una estafa digital, el equivalente a toda la población de la Comunidad de Madrid. La factura: 2.100 millones de euros perdidos.
El cálculo procede de una encuesta nacional a 2.000 adultos, cuyos resultados, extrapolados al conjunto del país, permiten dibujar una radiografía del fraude digital en España. Detrás de las cifras, un mismo desenlace: ahorros que desaparecen con un clic.
El golpe en el bolsillo
Según la investigación, la mayoría de los fraudes digitales en España son microestafas:
- 3 de cada 5 víctimas pierden menos de 200 €, pequeñas cantidades, pero que, sumadas, generan un coste nacional millonario. Estas estafas normalizadas, por su aparente bajo impacto, terminan pasando desapercibidas en el día a día.
- 1 de cada 5 admite pérdidas entre 200 y 999 €, un golpe que puede vaciar los ahorros de un hogar.
- 1 de cada 10 supera los 1.000 €, una cantidad suficiente para desestabilizar cualquier economía familiar durante meses.
- Y un 5 % prefiere no decir cuánto perdió, reflejo de que el fraude no solo hiere al bolsillo, sino también a la intimidad de reconocerlo.
La pérdida media por víctima se calcula en 295 euros, lo que sitúa a las estafas digitales como un problema económico de primer orden.

“Cifras pequeñas o grandes, todas suman lo mismo: una factura que no deja de crecer”.
El mapa autonómico del fraude
Las estafas digitales no impactan igual en todas partes. El mapa autonómico muestra un país de contrastes: microfraudes en unas regiones, grandes pérdidas en otras.


Andalucía: el epicentro millonario
En Andalucía, el fraude digital alcanza dimensiones masivas. Más de 417 millones de euros perdidos en tres años y alrededor de 1,4 millones de víctimas, el equivalente a toda la población de la provincia de Cádiz. Casi uno de cada cuatro encuestados en la región admite pérdidas superiores a 1.000 euros, un dato que la sitúa como epicentro del problema.
Madrid y Cataluña: bolsillos vaciados en masa
En la Comunidad de Madrid, más de un millón de afectados habrían perdido en conjunto 306 millones de euros. Cataluña no se queda atrás: 1,2 millones de víctimas y casi 293 millones desaparecidos.
Además, en la Ciudad Condal uno de cada seis afectados reconoce pérdidas entre 200 y 999 euros, una franja que puede agotar los ahorros de un hogar sin llegar a percibirse como una “gran estafa”.
Aragón y Murcia: pequeñas en población, grandes en pérdidas
El estudio refleja que, en Aragón, con menos de un millón de adultos, 257.000 habrían sufrido un fraude digital. El ticket medio se dispara hasta 490 euros, el más elevado del país.
Murcia refleja un patrón similar: 300.000 afectados y una incidencia del 26,5 %, seis puntos por encima de la media nacional.
Comunidades con pérdidas menores
En el otro extremo, regiones como Navarra, Cantabria o La Rioja registran pérdidas totales más reducidas, entre 5 y 25 millones de euros. Sin embargo, cerca del 20 % de sus encuestados reconoce haber caído en una estafa digital. El fraude, grande o pequeño, no entiende de fronteras.


¿Y si lo perdido lo invirtiéramos en ocio y vida diaria?
Los 2.100 millones de euros que se habrían perdido en estafas digitales desde 2022 tendrían otra lectura si se tradujeran en consumo cotidiano.
Con esa cifra se podrían pagar 700 millones de cañas con tapa en Granada o a 350 millones de bocadillos de calamares en la Plaza Mayor de Madrid.
También daría para 525 millones de cafés con leche y tostada o 300 millones de meses de Netflix, el equivalente a más de 25 millones de años de maratones audiovisuales.
El dinero evaporado cubriría 233 millones de entradas de cine o 21 millones de cenas románticas para dos.
Y en el terreno deportivo y cultural, significaría 16,2 millones de camisetas oficiales del Barça o 476.000 abonos de temporada del Valencia CF.
Estas equivalencias son solo un espejo de lo perdido: lo que se esfuma con un clic no son solo euros, sino también oportunidades de ocio, cultura y vida cotidiana.
Equivalencias nacionales de los 2.100 millones de euros perdidos








La cuota invisible del fraude digital
En solo tres años, las estafas digitales han costado a España 2.100 millones de euros. Dicho de otro modo: 61 euros menos en el bolsillo de cada adulto.
Es una pérdida silenciosa, de la que casi nadie habla, pero que se cuela en miles de hogares. El verdadero reto no está en sumar las cifras, sino en aprender a cerrarle la puerta: educar, prevenir, desconfiar antes de que otro clic vuelva a abrir la rendija.
Porque, si no lo hacemos, el fraude terminará instalado en nuestra rutina como un recibo más, inevitable, que se cobra cada mes sin que nadie lo discuta. Y entonces la mayor estafa no será el dinero perdido, sino la costumbre de vivir con él.
Metodología
El estudio se basa en una encuesta nacional realizada a 2.000 adultos en España, con muestra representativa por edad, género y región, extrapolada al conjunto de la población. El objetivo fue conocer el alcance de las estafas digitales, las pérdidas económicas asociadas y las principales preocupaciones ciudadanas en el entorno online.

















