La factoría de Ford en Almussafes (Valencia) volverá a detener su producción varias jornadas durante el próximo otoño. Según el calendario interno, la planta aplicará seis días de paro en la línea de vehículos y uno en motores a lo largo de septiembre. Además, en octubre habrá siete jornadas más de inactividad en la producción de coches, todas ellas bajo el paraguas del mecanismo RED, el sistema especial de regulación temporal que la empresa mantiene en vigor.
Un mecanismo para capear la incertidumbre
El mecanismo RED, aprobado por el Gobierno durante la pandemia, permite a las empresas suspender parte de la actividad para adaptarse a las oscilaciones del mercado y a las dificultades productivas, como la falta de suministros o la caída de la demanda. En Almussafes se ha convertido en una herramienta recurrente para ajustar ritmos en un contexto de transformación industrial hacia la electrificación.
Impacto en la plantilla
Cada parada supone un reto añadido para los más de 4.800 trabajadores que aún permanecen en la fábrica valenciana, quienes viven con inquietud la reducción progresiva de modelos fabricados en la planta. Aunque el mecanismo RED contempla compensaciones económicas, muchos empleados lo perciben como un recordatorio de la incertidumbre que atraviesa el sector del automóvil en España.
Un futuro condicionado por la electrificación
La factoría de Almussafes ha sido históricamente uno de los motores industriales de la Comunitat Valenciana. Sin embargo, la transición hacia el coche eléctrico ha puesto en cuestión su papel en la estrategia global de Ford en Europa. La compañía norteamericana anunció hace meses que concentrará buena parte de sus recursos en modelos eléctricos, pero el ritmo de implantación es más lento de lo previsto debido a la competencia asiática y a la demanda aún insuficiente en el continente.
Valencia pendiente del pulso de la factoría
Cada decisión de Ford en Almussafes tiene un fuerte impacto en el tejido económico valenciano. La industria auxiliar, compuesta por decenas de empresas proveedoras, depende en gran medida del volumen de producción de la planta. De ahí que las paradas programadas en septiembre y octubre hayan generado preocupación tanto en los sindicatos como en la Generalitat, que insiste en reclamar a la multinacional un plan de futuro claro para garantizar la continuidad de la factoría.