En pleno 2025, Vox convierte el Congreso en un plató de parodia con toga incluida. Un exmagistrado del Tribunal Supremo, Francisco Javier Borrego, se autodeclara “Francisco Javiera” para mofarse del colectivo trans y minimizar la violencia de género. Mientras tanto, la ministra de Igualdad le recuerda que las denuncias falsas representan un 0,0084% y que, si de algo sufre España, es de infradenuncia. Esto no es un pleno parlamentario: es un episodio de «El club de la comedia… con querella».
A veces la política roza la comedia. Pero otras veces la atraviesa como un cuchillo a una croqueta congelada. Eso ocurrió este jueves en el Congreso de los Diputados, donde Vox organizó una jornada que parecía inspirada en un hilo de Twitter de los años 2010: negacionismo machista, burlas al colectivo trans y discursos que harían sonrojar a Bertín Osborne en su etapa más “vintage”.
Y como estrella del show, el exmagistrado del Tribunal Supremo, Francisco Javier Borrego, que tras años de carrera judicial, decidió que lo suyo ya no era la jurisprudencia, sino el stand-up comedy. Así, ni corto ni togado, soltó en el Congreso:
«Me siento mujer, me llamo Francisco Javiera. Soy mujer, no me lo discutan porque les llevo por delito de odio a un tribunal».
¿El contexto? Una intervención supuestamente “seria” sobre la violencia de género y las leyes trans. ¿El resultado? Un número que parece escrito por un guionista sin sueldo ni dignidad.
Borrego, Javiera y la falta de decoro parlamentario
Francisco Javier Borrego, ex del Supremo, se presentó a las jornadas de Vox con la elocuencia de quien se cree que va a abrir los ojos de España… pero termina pareciendo un cuñado en una cena de Nochebuena, después del tercer pacharán.
Lo de “Francisco Javiera” no fue solo una broma de mal gusto. Fue una parodia de identidad de género, aplaudida por simpatizantes de Vox y agrupaciones afines a Javier Milei. Y, para que no faltara nada, se lanzó la idea de que la violencia de género afecta también a los hombres… sin aportar ni una mísera estadística.
Porque claro, los datos arruinan el chiste.
Vox, la ironía y el dolor ajeno
Que Vox tenga una relación tensa con el feminismo no es noticia. Pero hacer humor (del malo) sobre identidades trans y violencia machista en el Parlamento es como contar chistes de suegras en un funeral. Mal momento, mal sitio, peor intención.
Mientras Borrego ejercía de bufón togado, desde Vox se insistía en el viejo mantra: “la violencia no tiene género”, “los hombres también sufren”, “las mujeres denuncian en falso”… Todo sin un solo dato oficial, como si esto fuera una tertulia en el bar Manolo, no el hemiciclo de una democracia consolidada.
Ana Redondo responde: «Ese relato es falso y lo saben»
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, salió al paso con datos, que a estas alturas parecen armas de destrucción masiva para los discursos de Vox.
“La denuncia falsa representa solo el 0,0084%, según datos de la Fiscalía.”
Sí, has leído bien. Menos de una de cada diez mil denuncias. Pero claro, para Vox, esos números son pura ficción… como su idea de igualdad.
Redondo también advirtió que el verdadero problema no es el exceso de denuncias, sino la infradenuncia, es decir, las miles de mujeres que no denuncian por miedo, presión o falta de confianza en el sistema.
Y añadió un zasca que debería estar impreso en todas las cafeterías del Congreso:
“Decir lo contrario es negar la realidad, deshacer el camino andado y dañar a miles de víctimas.”
El Congreso como plató de sketch político
El problema de fondo no es solo el discurso ofensivo. Es que la extrema derecha ha convertido el Congreso en un escenario para provocar, confundir y victimizarse cuando les responden.
Ya no es una cámara legislativa, es una mezcla entre El Club de la Comedia, El Hormiguero y El Chiringuito de Jugones. Solo que aquí, en lugar de hablar de Mbappé, se mofan de las identidades y la violencia de género.
La matemática no engaña, pero el ruido sí
En 2025, aún hay que repetir que:
- El 0,0084% de las denuncias por violencia machista son falsas.
- Más de 30 mujeres mueren cada año asesinadas por sus parejas o exparejas.
- La mayoría de agresores sexuales en España son nacionales (68,8%), no inmigrantes.
- Las leyes de igualdad no quitan derechos a nadie, solo protegen a quienes más sufren.
Pero claro, eso no cabe en un titular de Twitter. Ni en un chascarrillo judicial.
¿Y si probamos a legislar con datos, no con memes?
La sensación que queda tras ver este espectáculo es de bochorno democrático. Que un exmagistrado use el sarcasmo y la mofa para desprestigiar a colectivos vulnerables es alarmante. Que lo haga en sede parlamentaria, con el aplauso de una parte de la bancada, es una señal de que algo muy serio se está erosionando.
Porque una cosa es el debate ideológico, y otra muy distinta es usar el hemiciclo como escenario de bullying institucional.