La alcaldesa de Valencia critica con dureza la posibilidad de que el Gobierno central congele la prolongación del túnel de la Serradora hasta que se finalice el túnel pasante, a pesar de que el estudio inicial fue impulsado por el propio Ministerio.
Nuevo desencuentro entre Valencia y el Gobierno central
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha alzado la voz de manera contundente tras conocer que el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible podría paralizar la prolongación del túnel de la Serradora hasta que se complete el polémico túnel pasante. La regidora ha tildado esta posibilidad como una “excusa cobarde” y ha exigido explicaciones al ministro Óscar Puente por lo que considera una nueva obstrucción a un proyecto vital para el desarrollo urbanístico de la ciudad.
«Es la primera vez que escuchamos esta excusa. Durante dos años jamás se nos planteó esto como un problema. Además, las obras del canal de acceso avanzan con normalidad, y el tráfico ferroviario sigue operando. No entendemos cómo esto podría afectar al tráfico ferroviario», señaló Catalá visiblemente molesta.
La Serradora y su importancia estratégica
La prolongación del túnel de la Serradora es una obra clave para el futuro de la fachada marítima de Valencia. Conectar esta infraestructura con el túnel pasante permitiría el soterramiento completo de las vías en la zona de Serrería, eliminando la actual barrera que divide el entorno marítimo del resto de la ciudad.
Esta actuación está directamente vinculada al desarrollo del PAI del Grau y a uno de los grandes anhelos urbanos de los valencianos: prolongar el cauce del río Túria hasta el mar. “Se trata de coser Valencia con su costa, de conectar el centro histórico con la Marina y los Poblados Marítimos”, argumentan desde el consistorio.
Un estudio informativo iniciado por el propio Ministerio
Catalá ha sido tajante al recordar que las alternativas técnicas para el soterramiento de Serrería no fueron ideadas por el Ayuntamiento, sino por el propio Ministerio. “El estudio informativo lo inició el Ministerio, y el túnel pasante ya estaba previsto cuando lo hicieron. Es incoherente que ahora lo usen como excusa para detener el proyecto”, afirmó.
Además, ha denunciado la falta de comunicación directa con el ministro Óscar Puente, a quien acusa de evitar reuniones clave: “En dos ocasiones me aseguró personalmente que seguiríamos adelante con esto. Sin embargo, a día de hoy no hemos tenido respuesta ni un encuentro para abordar la situación”.
El Ayuntamiento llevará el debate al pleno municipal
La alcaldesa ha confirmado que este asunto será llevado al próximo pleno del Ayuntamiento de Valencia para ser discutido por todos los grupos municipales. Catalá busca el respaldo institucional necesario para presionar al Ministerio y mantener vivo un proyecto que, a su juicio, “no puede quedar atrapado en decisiones políticas o técnicas sin sentido”.
“Es hora de dejar de jugar al gato y al ratón. Esta ciudad necesita certezas, no excusas. El soterramiento de Serrería no puede estar supeditado a decisiones que ni siquiera están en el calendario”, subrayó.
Reacciones desde el entorno político y técnico
Aunque aún no hay respuesta oficial del Ministerio a estas declaraciones, en círculos técnicos vinculados al urbanismo y la ingeniería ferroviaria existe cierta extrañeza ante el argumento del túnel pasante como impedimento. Varios profesionales consultados consideran que es técnicamente viable ejecutar la prolongación de la Serradora de forma compatible con el servicio ferroviario actual, del mismo modo que se está haciendo en el canal de acceso.
Desde la oposición municipal, algunos grupos también han comenzado a cuestionar el papel del Ministerio y han solicitado mayor transparencia en las decisiones que afectan a proyectos de alto impacto urbano.
Una infraestructura que mira al futuro
Más allá del debate técnico y político, lo cierto es que la prolongación del túnel de la Serradora representa un avance hacia un modelo de ciudad más sostenible, integrada y habitable. Eliminar las vías en superficie no solo tiene un valor estético y funcional, sino también ambiental, al reducir barreras físicas y promover nuevas zonas verdes, peatonales y de conexión urbana.
“Si queremos una Valencia abierta al mar, esta es una obra prioritaria. No podemos perder más tiempo con rodeos administrativos”, concluye Catalá.