En plena temporada alta, el puerto de Santa Pola se convierte cada día en un escenario de competencia comercial al límite, con dos navieras disputándose los miles de pasajeros que buscan cruzar a la isla más famosa de la Comunidad Valenciana.
Santa Pola (Alicante) – Agosto, calor y el bullicio constante del puerto. Entre el sonido de las olas y el ir y venir de turistas, se alzan voces que intentan imponerse sobre el ruido: vendedores que levantan carteles gigantes, reclamos de “¡solo cinco euros!” y sonrisas estratégicas para captar la atención de quienes se acercan a comprar un billete rumbo a Tabarca.
Cada día, en pleno verano, hasta 10.000 visitantes embarcan hacia la isla. Y cada uno de ellos es un objetivo codiciado para las dos compañías que cubren la ruta, conocidas popularmente como tabarqueras. La imagen se repite a diario: en un lado, los puntos de venta; en el otro, turistas que avanzan entre gestos, ofertas y un mar de folletos.
Una rivalidad que crece
“Siempre ha habido competencia, pero desde hace unos años es más fuerte”, admite Zaira Roble, trabajadora de una de las compañías. Su compañera de sector, Reyes, empleada de la empresa rival Transtabarca, lo resume en una frase: “La presión es máxima; los barcos están muy juntos y hay que vender lo máximo posible en estos quince días fuertes”.
Ambas empresas ofrecen tarifas y horarios casi idénticos, por lo que la ubicación de las casetas de venta se ha convertido en un factor decisivo. “Si vendes en el primer punto, captas más gente que si estás al final, por eso gritamos y enseñamos carteles con precios llamativos”, reconoce otro vendedor mientras no pierde de vista a los transeúntes.
El turista, en medio de la batalla
Para los visitantes, la escena puede ser tan pintoresca como abrumadora. “Es un poco agotador, me dan pena las chicas”, comenta una turista mientras avanza hacia la fila. Otro viajero lo toma con filosofía: “Mucho ruido, pero está bien, es parte del ambiente”. Sin embargo, no faltan quienes se sienten perdidos entre tanta insistencia: “Te molesta un poco porque no sabes a quién comprarle”.
Un destino que no deja de crecer
La presión comercial tiene su razón de ser: Tabarca, con apenas medio centenar de habitantes censados, recibe cada verano más de 200.000 visitantes. Para muchos, es una excursión obligada en la Costa Blanca, con aguas cristalinas, gastronomía marinera y un patrimonio histórico que recuerda su pasado como refugio de pescadores y corsarios.
La competencia por estos pasajeros se ha convertido en parte inseparable del paisaje veraniego del puerto. Entre gritos, folletos y ofertas relámpago, las tabarqueras libran su particular regata comercial, sabiendo que, al final del día, cada billete vendido es una victoria en esta carrera diaria por conquistar la isla.
Si quieres, puedo ahora rehacer también las otras noticias que me diste (Mezquita-Catedral, accidente de avioneta, etc.) con este mismo estilo largo y detallado para que todas queden uniformes. ¿Quieres que siga con esa línea?