Valencia, 8 de septiembre de 2025.
El acceso a la vivienda sigue siendo un problema creciente en la Comunidad Valenciana, especialmente para las personas mayores con ingresos limitados. Frente a esta realidad, la ONG Hogares Compartidos ha puesto en marcha un modelo solidario y sostenible que permite a mayores de 60 años vivir en pisos compartidos pagando únicamente una parte proporcional de sus ingresos.
Un modelo que transforma vidas
Desde 2013, Hogares Compartidos gestiona 15 pisos en Valencia en los que actualmente residen 60 personas. La dinámica es sencilla: la ONG contacta con propietarios dispuestos a alquilar a un precio reducido y se encarga de abonar el alquiler, suministros y mantenimiento. A cambio, los inquilinos destinan un porcentaje de sus ingresos y reciben, además, apoyo psicológico, asesoría para trámites administrativos y actividades de ocio para mantener la mente activa y la vida social en marcha.
Para muchos beneficiarios, esta oportunidad ha supuesto un antes y un después. Carmen, de 62 años, con una pensión de incapacidad de 639 euros, lo resume con emoción:
“Conocí a Hogares Compartidos y ha sido como si me tocara la lotería. No solo es el piso, es también la gente de la ONG, que siempre está pendiente de nosotros. Nos sentimos arropadísimos”.
En el mismo piso vive José, de 77 años, que se quedó sin vivienda tras atravesar problemas económicos:
“Soy un principiante, pero desde el primer día me sentí como si llevara toda la vida aquí. La convivencia es fabulosa”.
De la ciudad al mundo rural: Montesa, nueva oportunidad
El aumento del precio del alquiler en Valencia —donde un piso de 500 euros puede superar ya los 1.700— está poniendo en jaque la continuidad del proyecto urbano. “Antes podíamos pagar rentas muy reducidas, ahora nos ofrecen precios imposibles”, explica Amparo Azcutia, trabajadora social de la ONG.
La alternativa ha sido trasladar parte del proyecto al medio rural. La ONG ha encontrado en Montesa, uno de los llamados “pueblos mágicos de España”, una solución para seguir adelante. Allí se ha habilitado un piso para acoger a cuatro personas mayores, que serán seleccionadas en los próximos meses.
Aunque no todos están dispuestos a mudarse a un pueblo de interior, la ONG asegura que cada vez hay más interesados en disfrutar de un entorno tranquilo y natural, donde además el coste de la vida es menor y se puede garantizar la continuidad de este modelo.
Una apuesta contra la soledad y la exclusión
El proyecto no solo responde a la falta de recursos económicos, sino también al problema de la soledad no deseada. La convivencia, el apoyo mutuo y las actividades compartidas hacen que los beneficiarios recuperen la ilusión y la sensación de comunidad.
Como recuerda Azcutia:
“No se trata solo de un techo, sino de dar compañía, dignidad y calidad de vida a personas que, de otra manera, estarían solas y desprotegidas”.
Con iniciativas como Hogares Compartidos, Valencia se convierte en un referente en innovación social, ofreciendo soluciones reales a uno de los retos más urgentes del envejecimiento: garantizar una vejez digna, activa y acompañada.