El Gobierno israelí había reiterado que cualquier barco que intentara romper el bloqueo sería detenido. España y otros países europeos apoyaron la misión humanitaria pese a las amenazas
La interceptación de la Flotilla Global Sumud por parte de la armada israelí a 120 millas de la costa mediterránea no ha pillado por sorpresa a nadie. Israel llevaba semanas lanzando advertencias formales a los países implicados en la expedición, entre ellos España, para dejar claro que ningún barco con destino a Gaza tendría permitido entrar en sus aguas.
La operación militar de este miércoles, en la que participaron más de veinte embarcaciones israelíes para rodear a los barcos principales de la flotilla, es la confirmación de esas advertencias. Aun así, el Gobierno español, junto a organizaciones civiles y políticas, respaldó la misión humanitaria, lo que ha abierto un nuevo frente diplomático.
Las advertencias israelíes
Fuentes diplomáticas israelíes habían comunicado en varias ocasiones que la flotilla sería considerada “una provocación” y que no permitirían que alcanzara las costas de Gaza. El propio primer ministro Benjamin Netanyahu reiteró que el bloqueo naval se mantendrá “con firmeza” y que cualquier intento de romperlo sería neutralizado.
Además, Israel transmitió a las embajadas extranjeras en Tel Aviv que los gobiernos debían disuadir a sus ciudadanos de participar en la misión, advirtiendo de riesgos de seguridad y de posibles detenciones.
A pesar de ello, desde España se permitió la salida de barcos desde puertos mediterráneos y se dio cobertura política a la expedición, en la que viajaban activistas, cooperantes y figuras públicas como Ada Colau, exalcaldesa de Barcelona, y la diputada de la CUP Pilar Castillejo.
España, en el punto de mira
La presencia de representantes políticos españoles en la flotilla ha tensado aún más la relación con Tel Aviv. Israel interpreta que, al no impedir la participación, España ignoró las advertencias previas y “avaló” una acción que consideran contraria a su seguridad nacional.
Desde el Ministerio de Exteriores en Madrid se argumenta, en cambio, que se trata de una misión humanitaria legítima, que buscaba denunciar el bloqueo sobre Gaza y exigir la apertura de un corredor humanitario. “Nuestros ciudadanos tienen derecho a participar en acciones de solidaridad internacional”, señalaron fuentes diplomáticas.
El Gobierno español activó tras la interceptación una unidad de seguimiento permanente y mantiene contacto con la UE y con las autoridades israelíes para garantizar asistencia consular a los activistas detenidos.
El precedente de 2010 y la sombra del Mavi Marmara
Las advertencias de Israel no son nuevas. En 2010, la interceptación de la llamada Flotilla de la Libertad acabó en tragedia: diez activistas murieron tras el asalto israelí al buque turco Mavi Marmara. Desde entonces, Israel ha reiterado en cada ocasión que no permitirá la entrada de barcos extranjeros en Gaza.
Por eso, expertos en relaciones internacionales señalan que España sabía el desenlace probable pero decidió respaldar políticamente la misión, en un gesto que se interpreta como una muestra de apoyo a los activistas y de presión internacional contra el bloqueo.
La reacción internacional
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, calificó la operación de “crimen contra el derecho internacional” y exigió el retorno inmediato de los detenidos. También la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, denunció la “impunidad” de Israel y pidió a España que lidere una respuesta firme en el seno de la Unión Europea.
Mientras tanto, Israel insiste en que actuó dentro de su derecho a la autodefensa y que las advertencias eran claras. El Ministerio de Exteriores israelí señaló tras la operación que los países involucrados “sabían perfectamente que sus ciudadanos serían detenidos” y que la responsabilidad diplomática recae en ellos.
Una crisis que puede escalar
La interceptación de la Flotilla Global Sumud abre un nuevo frente diplomático entre Israel y varios países europeos, especialmente España. Por un lado, Tel Aviv considera que sus advertencias fueron deliberadamente ignoradas. Por otro, Madrid sostiene que Israel violó el derecho internacional al interceptar barcos en aguas internacionales y que la misión era puramente humanitaria.
El desenlace marcará el rumbo de las relaciones bilaterales. En un contexto ya convulso en Oriente Medio, el episodio demuestra que la solidaridad internacional con Gaza y las acciones humanitarias seguirán chocando con la política de seguridad israelí.