Ada La madrugada de este miércoles, el Mediterráneo volvió a ser escenario de tensión. A unas 120 millas de la costa, patrulleras israelíes interceptaron la Flotilla Global Sumud, una misión humanitaria formada por más de 40 barcos y alrededor de 500 voluntarios internacionales que navegaban con rumbo a Gaza para exigir la apertura de un corredor humanitario.
La operación, según confirmaron fuentes militares israelíes, contó con más de veinte embarcaciones que rodearon a los barcos principales de la misión. Dos de ellos, el Alma y el Sirius, fueron abordados directamente. Los tripulantes recibieron órdenes de colocarse chalecos salvavidas y no resistirse. La flotilla denunció maniobras de riesgo, como una colisión casi provocada, y la desactivación remota de los sistemas de comunicación que dejó a las naves incomunicadas.
Ada Colau y Pilar Castillejo, entre las detenidas
Entre los tripulantes se encontraban figuras políticas españolas, como la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y la diputada de la CUP Pilar Castillejo. Ambas grabaron vídeos pregrabados que se difundieron tras la intervención militar.
“Si ves este vídeo es porque Israel nos ha detenido ilegalmente. No tenemos acceso a teléfono ni a internet. Estamos absolutamente incomunicados y no sabemos durante cuánto tiempo. Os pedimos que seáis nuestra voz y presionéis a los gobiernos para que nos liberen y se abra el corredor humanitario con Gaza”, decía Colau con gesto serio.
Los activistas serán trasladados al puerto de Ashdod (Israel), donde se les tramitará la expulsión. Cada país deberá hacerse cargo de sus ciudadanos, según adelantó el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto.
La flotilla más grande organizada hasta ahora
La Flotilla Global Sumud partió a principios de septiembre desde costas españolas, uniendo después embarcaciones de Túnez, Italia y Grecia. Con más de 40 barcos y 500 voluntarios, se ha convertido en la misión marítima humanitaria más grande organizada hasta la fecha en el Mediterráneo.
Entre sus objetivos estaba denunciar el bloqueo impuesto a Gaza y exigir la apertura de un corredor marítimo humanitario. Para los organizadores, se trataba de una acción pacífica y de resistencia civil frente al aislamiento que sufre la población gazatí.
Antecedentes: una historia marcada por la violencia
No es la primera vez que una flotilla internacional intenta llegar a Gaza. En 2010, la llamada Flotilla de la Libertad, con seis barcos a bordo, fue interceptada por comandos israelíes. La operación acabó en tragedia: diez activistas murieron en el asalto al buque Mavi Marmara, de bandera turca.
Aquel episodio provocó una crisis diplomática entre Israel y Turquía, así como una condena internacional que aún resuena en la memoria de estas misiones. Desde entonces, Israel ha mantenido una política de interceptación sistemática de cualquier intento de romper el bloqueo naval de Gaza.
Reacciones políticas y diplomáticas
La vicepresidenta segunda del Gobierno español, Yolanda Díaz, fue de las primeras en reaccionar. Desde su perfil en redes sociales pidió el “inmediato retorno de los activistas detenidos” y calificó la operación de “crimen contra el derecho internacional”.
También la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, denunció que “el Estado genocida de Israel vuelve a violar el derecho internacional con el ataque a la flotilla” y reclamó a España que lidere una posición “clara y firme” en el escenario internacional.
Mientras, el Ministerio de Exteriores español activó una unidad de seguimiento permanente y confirmó que la embajada en Tel Aviv ya ha establecido contacto con las autoridades israelíes y con la Unión Europea para garantizar protección diplomática a los ciudadanos españoles.
En Europa, la noticia ha provocado movilizaciones inmediatas. En ciudades como Roma, Milán y Nápoles se han registrado manifestaciones de apoyo a la flotilla. Gobiernos como el de Irlanda y Turquía también han mostrado su preocupación y han pedido explicaciones formales a Israel.
Israel justifica la operación
El gobierno de Benjamin Netanyahu había advertido previamente que la flotilla “no llegaría a Gaza bajo ninguna circunstancia”, al considerar que podría suponer un riesgo para la seguridad nacional. El ejército israelí ha defendido la legalidad de la operación, alegando que la flotilla violaba el perímetro marítimo de seguridad establecido en torno al enclave palestino.
Organizaciones de derechos humanos, en cambio, insisten en que estas interceptaciones violan el derecho internacional marítimo, dado que los barcos se encontraban en aguas internacionales cuando fueron detenidos.
Una operación con repercusiones internacionales
El caso vuelve a situar en el centro del debate el bloqueo sobre Gaza, vigente desde 2007, cuando Hamás tomó el control de la Franja. Naciones Unidas ha reiterado en múltiples ocasiones que este aislamiento constituye una medida de castigo colectivo contra la población civil.
La Flotilla Global Sumud quería ser, precisamente, un recordatorio de la crisis humanitaria que atraviesa Gaza. Aunque su objetivo ha sido frustrado, la resonancia mediática y política de la operación ya ha generado un nuevo foco de presión sobre Israel.
Conclusión
Lo ocurrido esta madrugada no es solo un episodio más en el largo conflicto de Oriente Medio. La interceptación de la flotilla pone de relieve la fragilidad del derecho internacional, el pulso entre la diplomacia y la fuerza militar, y la creciente movilización ciudadana que exige romper el bloqueo de Gaza.
La historia de estas embarcaciones recuerda que, aunque los barcos no logren llegar a puerto, sus mensajes sí lo hacen: denuncian, incomodan y mantienen viva la conversación internacional sobre un conflicto que lleva décadas sin solución.